Entre el Fuego y la Traición
La noche que me dijeron que estaba embarazada, la mansión se incendió de manera repentina.
Contuve la respiración mientras el humo denso me envolvía. Sin pensarlo dos veces, me lancé hacia las llamas, arriesgándome a quemarme y desfigurarme. Corrí directo a la habitación de mi hijo… solo para encontrarla vacía.
Fue entonces cuando escuché su voz desde el otro lado de la ventana.
—¡Gali, Dios mío! ¡Aguantas muy bien el fuego, eres increíble! ¡Seguro que para el próximo simulacro de bomberos quedas en primer lugar!
Sin embargo, en el momento en el que me disponía a bajar las escaleras para regañar a mi hijo, una pared colapsó y cayó sobre mí.
Mientras mi conciencia se desvanecía, escuché a mi esposo —ese hombre que siempre había sido tan serio—, alabando a una jovencita.
Y, si no me equivoco, ese incendio fue planeado por él y mi hijo… solo para hacer feliz a esa muchacha.
Desesperada, miré hacia esa puerta, que estaba tan cerca…
Y, después de enviar mi último mensaje de texto, morí.