Tras mi renuncia, el CEO luchó por mi amor
Ximena, la mujer que compartió incontables momentos junto a Alejandro, su eterna confidente, y la dueña de su corazón. Mas solo Ximena conocía la triste verdad: no era más que una sombra reemplazable en los anhelos de este hombre. Esperando la musa que los dioses habían destinado para el en sus sueños, el día en que esto sucedió la descartó tal zapato viejo y usado. Ximena evidentemente sintiendo su mundo derrumbar, y más aun llevando hijo en sus entrañas, concebido producto de ese amor elige alejarse y perseguir su propia estrella. Mas lo que el desagradecido nunca se imaginó, fue que el tesoro que tanto busco, su amor ideal y musa dorada, era precisamente esa personita al que él mismo desecho y humillo por ir en busca de quien no era...
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