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Esposa sustituta

Esposa sustituta

— Bueno, supera el asombro y vamos. Necesito que te vistas rápido, tú y tu hermana tienen la misma contextura. — dice mi madre midiendo por encima de la ropa el vestido de novia. — No, ella es más delgada. — Bueno, no respires para que te entre el vestido. Un golpe se escucha y mis padres ahogan un gemido cuando en medio de gruñidos, alguien grita: ¡¿Dónde está Marisa?! Entonces era por eso. Se ha ido. — digo mentalmente. Mis padres retroceden y la puerta de la habitación, se abre de un golpe con una patada que rompe la puerta, mostrando al hombre que hiperventila del enojo. — ¡¿Dónde está?! — pregunta molesto. — Ella… — No necesitas preocuparte, señor Lennox, aquí esta mi hija mayor. Ella es tan buena como Marisa. — ¿Tan poca cosa soy que me entregas a esta mujer que tanto desprecian? — pregunta Harding molesto y yo bajo mi mirada, con dolor. — Señor… solo será por ahora. Se casará con el velo cubriendo su rostro. Ya cuando ella vuelva, podremos hacer la boda como lo desee. — Entonces, ¿ella es la sustituta de Marisa? — Exactamente. Ella solo será una esposa sustituta que tendrá que darle el lugar a mi hija cuando vuelva. Porque le aseguro que ella va a volver. — dice mi padre empujándolo hacia él y Harding, me toma de la barbilla con fuerza, haciendo que me queje. — ¿Ella vale la pena? Aunque sea sustituta, ¿esta a mi altura? ¿A la altura de la señora Lennox aunque sea por un día? — Es virgen, señor. Puede tomarla como compensación — dice mi madre desesperada y algo en mi interior, duele.
Romance
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Ya No Seré Tu Herramienta Perfecta

Ya No Seré Tu Herramienta Perfecta

La noche que nombraron a Lorenzo jefe de la familia Martín, le entregué mi virginidad. Él era el heredero al que me habían prometido desde antes de saber hablar. Nos besamos contra las ventanas panorámicas, enredados en el calor húmedo del crepúsculo... Sus manos ásperas y urgentes me lastimaron, pero no me aparté. Hasta el dolor se sintió sagrado; ese era un sacrificio que estaba dispuesta a hacer por amor. Perdido en el calor del momento, me prometió unos hermosos zapatos de cristal, para que, al día siguiente, bailara con él el vals inicial en su ceremonia de coronación. El primer baile siempre estaba reservado para el nuevo jefe y su futura esposa. Lloré de alegría, creyendo que mis años de anhelo secreto y espera paciente finalmente culminarían en un final de cuento de hadas. Pero estaba equivocada. ¡Terriblemente equivocada! A la mañana siguiente, arrastré mi cuerpo adolorido para comprar su espresso favorito, solo para escuchar a escondidas cómo los muchachos bromeaban al regresar: —Así que al fin te comiste la cereza de la familia, ¿eh? ¿Cómo estuvo Viviana en tu primera noche como jefe? La voz de Lorenzo al responder era perezosa y a la vez burlona: —Ella tiene cara de ángel y cuerpo de diabla. Es una zorra ardiente en la cama. La habitación estalló en silbidos obscenos. —Jefe, entonces, ¿de verdad te vas a casar con ella? —¿Estás hablando en serio? —resopló Lorenzo con desdén—.Viviana para mí solo fue una práctica en la intimidad. Una vez que practique lo suficiente, iré a domar a la princesa de hielo de los Falcón. Cuando me aburra, siempre puedo volver y casarme con ella. Me quedé petrificada en el umbral, la visión se me nublaba y la taza de café temblaba en mis manos. Antes de que el mundo se oscureciera por completo, le envié un mensaje cifrado al Don: —Señor Román, consígame un traslado para el ascenso en tres días. Qué esté lo más lejos posible de Lorenzo.
Cuento corto · Mafia
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El Día de Nuestra Boda, Dejé Ir a Mi Alfa

El Día de Nuestra Boda, Dejé Ir a Mi Alfa

En el quinto año de mi vínculo con el Alfa Tomás, su amor de infancia, Beatriz Beltrán, apareció en todos los tabloides del territorio. Embarazada. Sin pareja. Y acusada de haber destrozado el lazo de otra unión. Los rumores llegaron como una emboscada de un lobo renegado. Pero fue su reacción lo que verdaderamente me destrozó. —El padre de Beatriz me salvó una vez. —Dijo. —Ella no tiene manada, ni familia. Todo lo que ha conseguido… lo logró con sus propias garras. Sola. Mis dedos se aferraron con más fuerza a la prueba de embarazo escondida en mi bolso. —Y la única manera de protegerla ahora, —continuó sin siquiera mirarme a los ojos, —es casándome con ella. Debo reclamar al cachorro como mío. —¿Y qué hay de mí? —Pregunté, apenas un susurro. La voz se me quebró. La Manada Fuego Solar y la Manada Colmillo Dorado —mi manada— habían sido aliadas por más de un siglo. —¿Cómo voy a explicar este rechazo repentino a mis padres? ¿A mi manada? ¿A los ancianos? Todos saben que tenemos un vínculo de pareja. Tomás inhaló con fuerza. —Diles que siempre fue un arreglo por conveniencia. Que nunca hubo amor verdadero entre nosotros. Mi loba mostró los dientes al escuchar eso. Él tuvo el descaro de apartar la mirada. —Cuando pase la tormenta mediática, iré por ti. Te traeré de vuelta a la Manada Fuego Solar y te daré la boda grandiosa que mereces. Lo miré fijamente. Este Alfa… ¿en serio me estaba diciendo que se casaría con otra loba, reclamaría a su cachorro, me dejaría destrozada por el chisme y la especulación de las manadas, y luego qué? ¿Me ofrecería su matrimonio como si fuera un acto de caridad? Mis dedos temblaron, deseando lanzarle la prueba de embarazo. Pero no lo hice. Me reí. Durante tres años, había sido la mujer a la que él descartaba—una y otra vez. Y ahora, hasta mi matrimonio sería sacrificado por ella. Entonces lo sentí, como una daga helada clavándose en mi pecho: era hora de dejarlo.
Cuento corto · Hombres Lobo
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El bebé de mi cuñado

El bebé de mi cuñado

¿Por qué nos aferramos a lo que nos hace mal? Helena está desesperada, necesita dinero para pagar sus deudas que crecen y crecen ya que se ha quedado huérfana y debe hacerse cargo de su hermano menor que se enferma con frecuencia. Un puesto de secretaria presidencial de las INDUSTRIAS ALLER S.A. podría cambiar su vida, pero Helena jamás pensó que un requisito indispensable sería tener que soportar diariamente al CEO de la empresa, Sebastián Aller, hijo mayor y heredero de casi la totalidad de las riquezas, además de ser un ogro arrogante y narcisista . El deseo de Helena de una vida mejor se cruzará con los deseos de Sebastián, quien se regocija de que su riqueza va a aumentar al unirse en un matrimonio acordado con su nueva esposa Europea, hasta que una nueva cláusula del contrato que su abogado olvidó aparece como una piedra en su camino, Sebastián teme no poder cumplir con este nuevo requisito, perdiendo todo y dejando como nuevo CEO a su envidioso y resentido hermano menor Alan, quien hará lo imposible por destruir su vida. ¿Será Helena quien ayude a Sebastián a cumplir con esta cláusula? Helena no sabe hasta donde llegará con tal de que su hermano tenga una vida mejor.
Romance
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Deseo Tentador

Deseo Tentador

—No deberíamos estar haciendo esto —dije sin aliento, agarrando su camisa. —¿Qué no deberíamos estar haciendo? —preguntó, dejando un rastro de besos húmedos en mi yugular mientras me mordía los labios para no gemir. —Tú y yo, besándonos —respondí, pero inclinando la cabeza para darle más acceso a mi cuello—. Soy la prometida de tu sobrino. —¿Lo soy o lo era? —Me mordió el cuello y me temblaron las manos. —Eras su prometida —dijo, su voz profunda y ronca enviando una ola de placer a mi agujero abierto—, pero te perdiste debido a su descuido. Gemí, sintiendo su mano acercándose a mi coño expectante. —No hablemos de otro hombre ahora —su dedo rozó mi clítoris—. ¡Ahora eres mía! —gruñó y metió un dedo en el interior. *** Después de encontrar a su prometido en la cama con otra mujer unos días antes de su boda, Emily Waston quedó devastada y enojada. Desesperada, entró en un bar donde tuvo una inolvidable aventura de una noche con un extraño. Para su mayor sorpresa, descubrió que el extraño era el tío de su prometido. Y para empeorar las cosas, se metió en una situación de mal gusto en la que no podía dejar la vida de su prometido por completo. Al trabajar como secretaria interna de John, comenzó a enamorarse de su tío. Y John, en particular, notó la cercanía entre ellos y comenzó a ponerse celoso y la quería de vuelta. ¿Cómo manejaría Emily el deseo que los dos pari
Hombre lobo
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Abandonada Por Mi Alfa Y Nuestros Gemelos

Abandonada Por Mi Alfa Y Nuestros Gemelos

Cuando me vi rodeada por la manada de forasteros lejos de nuestro territorio, intenté contactar a mi pareja, Ricardo, mediante el enlace mental, suplicando ayuda. Sin embargo, él me rechazó quince veces, hasta que finalmente bloqueó el enlace por completo. Al final, me desplomé agotada y perdí el conocimiento, mientras mi loba aullaba desesperada. Cuando desperté en la enfermería, Santiago, el Comandante de la Manada de Hombres Lobo, estaba sentado en silencio a mi lado. Él fue quien recibió mi desesperada llamada mental. Dirigió a sus guerreros, aplastó a los forasteros y me salvó de las garras de la muerte. Al mirar sus ojos preocupados, ya no dudé más, respiré hondo y, con una determinación inquebrantable, dije: —Santiago, he tomado mi decisión. Me iré al Territorio del Norte para entrenar, partiré en dos días. Diez minutos después, Ricardo irrumpió en la habitación con Esperanza, su supuesta hermana adoptiva, y nuestros gemelos detrás. Pateó la puerta y me señaló, gritando con furia helada. —¿Montaste todo este espectáculo solo para opacar a Esperanza? ¿Te das cuenta de cuánta fuerza de los guerreros desperdiciaste, solo para alimentar tu vanidad? ¡No mereces ser una Luna! Mi hijo mayor, Cristóbal, me lanzó una mirada penetrante y se burló. —¿Dónde está la herida, mamá? Te ves perfectamente bien. ¿Fingiste todo esto solo para llamar la atención? Mi hijo menor, Diego, me miró con ojos llenos de decepción. Negó lentamente con la cabeza y susurró. —Mamá, ¿nos mentiste otra vez... solo porque queremos más a Esperanza? Esperanza se aferró a la mano de Ricardo. —Lo siento, Carmen... no volveré a celebrar mi cumpleaños. Por favor... deja de causarle problemas a Ricardo y a los gemelos. Apreté los puños e impedí que Santiago se levantara para defenderme. Los vi marcharse a a los cuatro, sin mirar atrás. Entonces, me volví hacia Santiago y, con gélida claridad, dije: —Esta vez, no tengo dudas ni arrepentimientos. Me iré contigo al Territo.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Tu Amor Me Quebró Las Piernas

Tu Amor Me Quebró Las Piernas

Me llamo Isabella Wright. Cuando cumplí cinco años de casada con el Don de una poderosa familia mafiosa, descubrí que el amuleto de protección que me regaló me provocaba jaquecas cada vez que lo llevaba conmigo. Saqué el saquito de tela que encontré dentro y lo llevé al Hospital Cursley. El doctor analizó el contenido y me dijo que se trataba de un veneno de acción lenta que no solo dañaba el cuerpo, sino que, con el tiempo, provocaba infertilidad. No pude evitar que se me llenaran los ojos de lágrimas. —¡No, no puede ser! ¡Me lo regaló mi esposo! Es Vincenzo Cursley. ¡Él es el dueño de este hospital! El doctor me miró, extrañado. —Señorita, creo que debería ver a un psiquiatra. Yo conozco al señor Cursley y a su esposa. Son una pareja muy unida. Además, la señora Cursley acaba de dar a luz a un niño. Están en el área VIP, con su bebé. Entonces, el doctor me enseñó una foto en su celular. Vincenzo llevaba su típico traje negro, con el emblema de la familia Cursley bordado. Sostenía a un bebé en brazos, y la mujer que estaba a su lado… La conozco. Se llama Claudia Henderson. Y Vincenzo siempre había dicho que solo era su hermana adoptiva.
Cuento corto · Mafia
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Dejé a mi compañero infiel por mi hijo

Dejé a mi compañero infiel por mi hijo

Llevo cinco años enamorada del Alfa Javier. Habíamos acordado celebrar la ceremonia de Marcado ese día, pero él me lo ocultó... y marcó a otra loba. —María está embarazada de mi hijo. ¡Ese niño será mi heredero! Javier lo anunció con orgullo, compartiendo la “buena noticia”. Todos a su alrededor aplaudían y celebraban. Yo, de pie en medio de la manada, ignoré la mirada desafiante que María me lanzó desde sus brazos. Cuando la ceremonia estaba a punto de terminar, me di la vuelta sin decir palabra. Sabía que ya no tenía lugar allí, así que regresé a la casa que compartía con Javier, recogí mis cosas y me marché. Lo seguí hasta su manada por amor, pero ahora que ese amor ya no existe, también es hora de irme.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Alfa Engaña Sobre el Vínculo de Pareja

Alfa Engaña Sobre el Vínculo de Pareja

Mi compañero destinado y alfa, quería cumplir el capricho de Vivian, su amante, prometiéndole ser Luna por un tiempo. Así que fingió haber perdido nuestro vínculo y ni siquiera admitía que yo era su Luna. Al pasar frente a su despacho, escuché la voz empalagosa de Vivian. —Cariño, si ya estoy actuando como Luna, ¿puedes marcarme cada noche también? Pero... ¿Sofía no sospechará? Después de todo, ustedes llevan cinco años como pareja. —¿Y qué va a hacer? No puede dejar la manada, y mucho menos puede dejarme a mí —se burló Elías—. ¿Sofía? Es una idiota; le dije que perdí el vínculo y realmente cree que ya no lo tenemos. Aun si descubre la verdad, simplemente entregaría el título de Luna en silencio y volvería a ser una sanadora. La única Luna en mi corazón eres tú, amor. Me detuve en seco, pero no lo enfrenté. Un dolor punzante cruzó mi pecho mientras nuestro lazo de pareja se debilitaba. Me di la vuelta y me marché. Que creyeran que su pequeño plan era perfecto. Muy pronto descubrirían la gran sorpresa que esta «idiota» les había preparado.
Cuento corto · Hombres Lobo
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El Frágil Hilo del Amor

El Frágil Hilo del Amor

La exnovia de mi ahora novio, Santiago, Isabella publicó un video en sus redes sociales. En el video, se les veía como mi novio y ella estaban jugando a pasarse una carta de poker con los labios. La carta cayó, y sus labios se rosaron, comenzando un beso apasionado a lo que se apartó la grabación de la escena. El pie de foto decía: —¡Sigues igual de torpe! Yo estaba mirando semejante canallada desde el hospital, estaba pasando mucho dolor por que al parecer había tenido un aborto espontaneo. Sin decir nada, le di me gusta y comenté: —Felicidades a ambos. Al instante, Santiago me llamó y empezó a gritarme por celular. — ¿No me digas que vas a comenzar con tus escándalos de mierda? ¡Solo nos estábamos distrayendo un poco con Isabela! ¿Ya que video te vas a poner a inventar? Sabía que, después de doce años de relación, todo lo que había compartido con él era solo una ilusión. Yo no iba a soportar que alguien me engañara, no más. Era pues entonces hora de agarrar mis chiros y marcharme.
Cuento corto · Romance
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