Aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer, corría por los inmensos jardines de una casa grande, me seguía un cachorro de cerca, su nombre era Cometa, recuerdo haberle dado ese nombre por qué me gustaba mucho el espacio cuando era pequeño.

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Cometa fue un regalo de mamá y papá para cuando cumplí años, desde entonces era mí único amigo y nos volvimos inseparables, el jardín de mí casa tenía un gran salón de juegos para mí que papá construyó junto a mí en vacaciones, le encantan hacer estar cosas el mismo, para así pasar tiempo juntos, jamás me dejaban jugar solo.

Corrí por todo el lugar, ese día disfrute como nunca, hasta que llegó la noche, mí nana siempre me llevaba al cuarto para esperar a que papá y mamá me dieran las buenas noches.

Esa fue mí vida durante muchos días, jamás me faltó nada, un día unos amigos de papá y mamá empezaron a venir muy seguido a las tardes de juego, aveces los atendía papá y otras veces