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No suelo separar personas

Alaia

  Dos años después.

  Días antes de la reunión (Primer capítulo)

  Veo la hora en mi reloj de mano y me preparo para ir a casa

 En estos dos años logré terminar mi carrera, con algo de dificultades y contratiempos, tuve a mis preciosos hijos, una niña y un niño; mis padres, Ash y Aidan me acompañaron durante todo el embarazo y fueron todo lo que necesite, la etapa del embarazo estuvo llena de aprendizajes, de amor y muchas emociones, los primeros meses resultaron difíciles gracias a los síntomas que llegaron con fuerza; sin embargo, todo volvió a estar bajo control después del cuarto mes, viví mi embarazo plenamente con todo lo que conllevó, guardo y atesoro cada recuerdo de esos meses hasta el día en que nacieron, día que será el más inolvidable de mi vida; después de horas de trabajo de parto los vi por primera vez, la enfermera dejo en mis brazos esos pedacitos de mí envueltos en delicadas mantas y vi sus caritas, pude sentir su aroma, detallé cada pequeña y adorable parte de ellos, lo hermosos que eran, supe que esas dos personitas lo valían todo, me enamore de ellos perdidamente y son lo más bonito que me ha pasado, mis padres y todos los miembros de mi familia están locos por ellos, los adoran, bueno excepto Darius y no les hace falta, con el amor que los demás les brindan es más que suficiente, ahora tienen poco más de un año y debo aceptar que no tienen mucho de mí, se parecen mucho a su padre, el padre que quiso deshacerse de ellos.

  Suspiro y tomo mis cosas para salir de la oficina, en este tiempo también aprendí de la compañía, me encargo de los proyectos y el funcionamiento técnico de la compañía, soy miembro de la junta directiva, han sido un par de años muy ocupados, pero me han llevado a crecer como madre, como profesional y me estoy preparando para dirigir esta compañía.

  El padre de mi padre nunca se acercó a mí en este tiempo y mucho menos yo a él, solo tratamos temas de negocios, algo que se negó a aceptar en un comienzo, pero se fue ablandando cuando pudo ver mis capacidades.

  —Gracias, Ignacio —digo dejando una carpeta sobre su escritorio —está firmada y autorizada la compra, encárgate por favor —pido y él asiente, observo la cantidad de carpetas sobre su escritorio.

  —¿Qué ha sucedido con tu asistente? —cuestiono, mi asistente necesita un asistente, tengo un equipo de trabajo el cual me permite tener tiempo para mis hijos.

  —El departamento de recursos humanos continúa haciendo entrevistas, les ha tomado demasiado tiempo —afirma sacando aire de su pecho, no sé qué sucedió con su anterior asistente, pero renunció al mes de haber entrado, lo que encuentro extraño; antes de que Ignacio Ascendiera, teníamos a Inés quien era mi asistente directa e Ignacio era su asistente, es una mujer linda y agradable que cumplió su tiempo de trabajo y se pensionó, ahora Ignacio ocupa su lugar y necesita el remplazo para su puesto.

  —Bien, hablaré con ellos, no podemos retrasar nuestro trabajo —digo y él asiente despeinando su cabello —, te veo mañana —digo.

  —Salúdame a los pequeños terremotos —dice, sonrió para él y camino hacia el ascensor.

  Conduzco por las bellas calles de Madrid, he logrado enamorarme de esta ciudad, de este país y no fue difícil acostumbrarme a vivir aquí.

  Entro a la casa de mi padre, de la que decidimos no mudarnos, pensaba hacerlo cuando nacieron mis hijos, pero después lo consideré, en ese tiempo logramos ser una familia; mi madre, mi padre, mi hermano y yo, incluso Ashley, somos una familia un poco disfuncional, debido a que mi madre y padre discuten cada dos por tres, pero son unos maravillosos padres y abuelos, y sé que a mis hijos les encanta ver la casa llena de personas, así que este se convirtió en nuestro hogar.

  Los tacones de mis zapatos resuenan en el brillante piso, escucho un pequeño grito en el patio trasero y sonrió, Alana mi pequeña es muy expresiva y suelta pequeños gritos cada vez que se emociona, saludo a Sondra y a Loli, la nana de mis hijos, quien es una chica preparada para cuidar y enseñarles todo lo que deben aprender a medida que van creciendo, lo hace en el tiempo en el que estoy en la oficina.

  —¿Quién está por aquí? —digo, apenas llego al patio.

  —¡Mami! —sonríen mis niños y corren a abrazarme.

  Los lleno de besos mientras sonríen y sus bracitos envuelven mi cuello.

  —¿Se han portado bien? —cuestiono sin soltarlos.

  —Ti —asienten con ganas.

  —No es verdad —Aidan llega detrás de ellos—, han escondido todos mis videojuegos—dice mi hermano y yo miro a mis hijos.

  —No, no, no, no —dice Alana con sus labios y su dedito mientras Noah ríe travieso.

  —Amores míos, les he dicho que no escondan los juegos de su tío —hablo comprensiva y los miro a los ojos.

  —Cariño, no dejes tus videojuegos a su alcance, sabes que son muy curiosos —miro a mi hermano quien tiene su frente arrugada.

  —Y ustedes dos pequeñines, me llevarán donde están los videojuegos de su tío, ¿está bien? —ambos se miran y asienten —, Vamos —los tomo de las manitos y subimos a donde ellos me indican, su habitación, me llevan al lugar en el cual están los videojuegos en una de las cajas donde guardan sus juguetes, se los entrego a Loli, después de explicarle a los niños que no deben tomar las cosas de su tío.

  —Llévalos con Aidan, por favor —pido y voy con mis hijos a mi habitación, lavo sus manos y Loli los lleva abajo nuevamente mientras me pongo ropa cómoda.

  Bajo nuevamente y mi niña está en la sala, la tomo en brazos y busco a su hermanito para llevarlos a comer.

  —¿Dónde está Noah? —le pregunto al no verlo por ningún lado.

  —Ahí —mi hija señala el despacho y me extraña, el despacho siempre permanece cerrado.

  Doy un paso para buscar a Noah y…

  —Cariñitooooooossss —canta mi prima Ashley llegando a la sala, lo que hace que Alana suelte un pequeño grito y diga:

  —¡Tía ñitos! —la pongo en el piso y ella corre hacia su tía ñitos quien la recibe gustosa y besa sus mejillas gorditas mientras mi niña sonríe.

  —Te veo en un segundo, Noah ha entrado al despacho —digo a Ashley después de darle dos besos en la mejilla, ella asiente y lleva a Alana con ella.

  La puerta del despacho está entre abierta y escucho hablar a mi pequeño, en un instante me asusto, ya que si no soy yo es mi padre quien entra a esta habitación y mi padre está en Los ángeles por estos días, pienso en aquello que dicen que los niños tienen amigos imaginarios los cuales no resultan ser muy imaginarios que digamos.

  —Mama, tita, tito, tío ayan —dice y entro un poco más para verlo sentado en una pierna de Darius el padre de mi padre, parpadeo sin entender qué hace él con mi hijo.

  Darius ríe de algo que dice Noah mientras se miran, esto es algo que jamás imagine ver, él siempre parecía poner una distancia entre nosotros y con todo lo que tiene que ver conmigo.

  —Lo siento, no sabía que usted estaba aquí —digo y mi hijo me mira—me aseguraré de que esto no suceda otra vez, me acerco para ir por Noah.

  —Noah en mi bisnieto al igual que Alana— habla y hace que me detenga, su gesto osco se ha suavizado, me mantengo en silencio —ellos vinieron al despacho un día justo después de que dieron sus primeros pasos —explica y no puedo creer que lo hayan hecho, solo ellos en su inocencia se acercarían a alguien como él.

  —Vengo a verlos desde entonces —confiesa y me quedo de piedra ante sus palabras—, tu padre lo sabe, le pedí que no dijera nada, no quería crear un conflicto.

  Mi hijo dibuja algo en una hoja mientras mantenemos esta conversación.

  —Veo que se siente cómodo con usted —respondo y puedo ver la comodidad de mi hijo con Darius— no me interpondré en su relación con mis hijos, veo que se ha ganado su afecto —hablo manteniendo mis distancias —No suelo separar personas, no es algo que se me da bien —afirmo.

  —Lo llevaré a comer —Digo al ver que no responde nada a mi última afirmación, solo mantiene su gesto serio y me observa en silencio.

  —Es hora de comer, te veo luego —Darius le habla a mi hijo y él responde asintiendo, Noah llega a donde estoy, toma mi mano y lo llevo conmigo mientras se despide con la manito.

  —Gracias —dice el hombre antes de que cierre la puerta y me contengo de demostrar mi sorpresa por escuchar un gracias de sus labios.

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