Capítulo289
—No te fuerces a ti misma.

Dicho esto, la atrajo hacia su pecho. Ella no se resistió ni luchó, recostándose en su abrazo como un gatito dócil, todo parecía haber vuelto a la normalidad.

De repente, se oyeron gritos afuera.

—¿Qué estás diciendo? ¿Selene perdió la memoria? ¡Debes estar bromeando! ¡Déjenme entrar!

—Señorita Soto, su tía, ¡no puede entrar!

—¡Es mi sobrina! ¿Por qué no puedo entrar a verla? Estoy muy preocupada por ella. ¡Hazte a un lado, no me detengas!

Un segundo después, la puerta de la habitación se abrió de golpe.

Azul, al ver esta escena, se quedó atónita, incapaz de articular palabra.

La persona que estaba en la puerta se cubrió el rostro, avergonzada al máximo por haber presenciado accidentalmente ese abrazo íntimo.

—Tía. Selene vio a Azul y la llamó. Al ver que también vestía una bata de hospital, preguntó desconcertada: —Tía, ¿tú también estás hospitalizada?

Azul se quedó aún más perpleja al oír esas palabras. —Tú... ¿qué estás diciendo? Selene, ¿realmente no lo r
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