Hace dos días que conversamos con el agente Sanders y nos confirmó que ingresarán a Scott a una clínica psiquiátrica. Debido a su "condición", no es posible dejarle preso, pero que aun así estará bajo vigilancia permanente, por si desea intentar alguna forma de escape.
Como ya no necesitan otro testimonio de Ashlee, regresamos a casa con la tranquilidad de que Scott no volverá a molestarla, para que podamos concretar, finalmente, nuestros planes de matrimonio, como tanto deseamos hacerlo.
Hoy volvemos al trabajo. Estamos listos y en camino a la oficina.
—Por fin todo terminó —comenta Ashlee—, todavía no puedo creer que haya terminado en una clínica.
—La verdad, es que yo sí. Tenía varios motivos para estar en una. Lo mejor de todo, es que ya no volverá a molestarnos.
—Bueno, será mejor enfocarnos en lo pendie
AshleeHoy tenemos cita con la mejor organizadora de bodas de la ciudad, su nombre es Tiffany Jones. Revisé su página web y tiene las mejores recomendaciones, así que estoy tranquila de que estoy dejando mi anhelada boda con Chris en las mejores manos.Estoy nerviosa y no puedo evitarlo. Chris lo nota y me reconforta como solo él sabe hacerlo. Su abrazo es, como siempre, mi lugar favorito. Estaba tan ansiosa, que le insistí a mi prometido que llegáramos unos quince minutos antes de la hora pactada. Él aceptó sin ningún problema; se nota que también está algo inquieto.Chris suelta el abrazo y, por mi parte, miro la hora en el reloj de mi celular y solo faltan cinco minutos para la hora acordada. Miro la puerta del restaurante y veo que se abre, entra una mujer de unos treinta años, a quien reconozco fácilmente por las fotografías que a
Estoy junto a Christopher en la sala donde se está realizando el casting. Por lo general, cuando se van a hacer nuevas campañas publicitarias, los encargados del casting siempre piden la opinión del jefe, ya que desean que quienes sean los elegidos, sean del gusto del dueño. Esta campaña es la primera que se realiza, desde que estoy de novia con Christopher, así que no me quiso dejar a un lado de esto. De seguro es porque desea mi opinión.Entre tanta gente, sobre todo mellizos y gemelos, que ya no sabes por dónde mirar sin ver a un par, realizan las pruebas las gemelas Hills, las primas de Sarah. Debo reconocer que, aunque no soy experta en modelaje, lo hacen bastante bien. Miro de reojo a Chris, que también ha estado observando el casting muy atento. Noto que, al igual que yo, está impresionado con las gemelas.—¿Qué piensas, cariño? —le pregunto.—Son
AshleeMe encuentro en mi departamento junto a Tiffany, la organizadora de bodas. Chris quería estar presente, pero tenía una reunión importante en la oficina.Llevamos unos treinta minutos de reunión y debo decir que se nota que Tiffany es toda una profesional, va dejando registro de todo lo conversado y también tiene anotado en listas los gustos de Christopher, como los míos. Asimismo, vamos buscando ideas nuevas para incluir en la celebración, a través de pequeños detalles.Estoy muy contenta por haberla elegido para organizar nuestro matrimonio.—¿Deseas que les traiga algo, Ashlee? —me consulta Helga, mientras pasa por nuestro lado en la sala.—Sí, Helga, por favor, quiero un café. ¿Deseas algo de tomar, Tiffany?—Sí, gracias. Un café con leche para mí está bien.
AshleeCada día estoy más contenta por elegir a Tiffany para que lleve a cabo todo lo referente a nuestra boda. Trabajar con ella se hace muy fácil y Christopher piensa igual que yo, y lo mejor, es que congeniamos en todo. Apenas tenemos diferencias de opinión sobre un determinado tema, Tiffany pone paños fríos dando una tercera opción, dejándonos absolutamente conformes.Recién nos despedimos de ella y programamos una próxima cita, esta vez es el turno de ella, para la promoción de su negocio.Todo el día ha sido full movimiento en la empresa. Hace un par de días se lanzó la campaña donde las gemelas Hills son las protagonistas. Tan solo al par de horas de mostrarla por televisión e internet, comenzaron a llamar solicitando entrevistas con nosotros. Lo que, por supuesto, nos tiene a todos muy contentos.Ahora esto
Menos mal que mi malestar se fue. Al llegar a casa, Helga me dio un remedio casero, que según me dijo, era totalmente efectivo. Y tenía razón, al cabo de un rato, ya no tuve ninguna molestia.Estoy tan cansada por el trabajo, que solo quiero relajarme durante horas, mirando películas.Dejamos a Nana en la cocina y nos vamos a nuestra habitación.—Te ves pensativa. ¿Sucede algo?—No mucho. Por un lado, me quedé preocupada por Sophie. Se veía muy afectada.—No es para menos, Ash. Después de que me explicaste qué pasó, logro entenderla.Cuando veníamos en el auto, le comenté lo que sucedió con Sophie. Finalmente comprendió porqué estaba tan afectada. Prometió disculparse con ella.—No conozco a Zack, más allá de la fiesta donde reapareció Scott, pero no hay que ser muy sabio p
No sé qué hora es, aunque tampoco me interesa saber, lo único que me gustaría ahora, es seguir durmiendo por, al menos, un par de horas más. Pero unos labios que me acarician me lo impiden, unas manos que podría reconocer en cualquier parte se posan en mi rostro y sin dejar de tocarme, esta vez me besan la frente.Poco a poco, voy acomodándome sobre la cama, a la vez, que abro los ojos, porque mis deseos de quedarme en esta se han esfumado por completo.—Buenos días, mi princesa —me saluda mi novio, colocando un mechón de pelo por detrás de mi oreja. Me encanta cuando hace eso.—Buenos días, mi amor.—¿Cómo dormiste?—Muy bien, pero me hizo falta más noche.—A mí también.—¿Qué hora es, cariño?—Cerca de las once de la mañana —contesta,
Después de un gran fin de semana, hemos vuelto a la rutina, tal y como han sido los últimos días, desde el lanzamiento de la nueva campaña. Todo el día hemos estado a full, pero por suerte, ya llegó el horario de almuerzo, así que voy a buscar a Chris a su oficina.Toco la puerta para entrar.—Permiso, cariño. ¿Cómo va todo?—Todo bien, mi amor, a excepción de una cosa.—¿Sucede algo malo?—Sí. Jacobson volvió a contactarse conmigo.—Pensé que había desistido de la idea del matrimonio.—Yo también, pero parece que no. Quiere volver a reunirse conmigo.—¿Crees que tenga planeado algo en contra tuya?—No lo sé, pero lo mejor será estar preparado para lo que sea.—Será lo mejor. Vamos a olvidarnos de él por un ra
—Eric, no esperaba verte tan pronto.Mi novio trata de disimular su molestia por la inusitada presencia de Jacobson, pero aunque este no se da cuenta, yo lo doy por hecho.—Pues ya ves, aquí estoy para conversar contigo —añade con mucha alegría.—Entonces, pasemos a mi oficina, por favor.Saludo al señor Jacobson y en un silencio algo incómodo nos dirigimos a nuestro piso. Al salir del elevador, mi novio me pide que les lleve unos cafés, por lo que voy directamente a la sala de descanso mientras los demás van a la oficina.Termino de servir los cafés y pongo en un plato galletas para acompañar. Luego de tener todo listo, me encamino a la oficina. Al entrar, ambos me miran, pero la mirada que noto en el señor Jacobson me deja algo inquieta. Le sirvo a cada uno, y cuando estoy por retirarme a mi escritorio, Jacobson es quién me detiene.—