El detective Castillo sudaba de manera exagerada mientras le hacía el amor a la agente Fabiola. Ella expresaba con emoción todo lo que el cuerpo de su jefe la estaba haciendo sentir. Todo iba muy bien, hasta que el detective Castillo se detuvo repentinamente, para luego sentarse a un lado de la cama. Su respiración seguía sumamente agitada, pero él se veía muy pensativo. —¿Por qué te detienes? —preguntó Fabiola—. Lo estabas haciendo excelentemente bien. —Lo siento, Fabiola, pero no me siento bien en estos momentos. —¿Es por el caso de Serena? La agente Fabiola besaba tiernamente la espalda del detective Castillo. A ella le encantaba el cuerpo musculoso, y bien definido de su jefe. —Es que todo ésto es tan misterioso. Esa mujer no puede haberse simplemente esfumado así porque sí. —Castillo, ¿Sabes porqué hago el amor contigo, y le soy infiel a mi marido? —¿Porqué es pésimo en la cama? La agente Fabiola sonrió, y volvió a decir. —Si, por eso, y porque me pareces una persona esp
El teléfono celular de Serena Blas sonaba repentinamente, mientras que en la pantalla se podía ver un número telefónico, que a pesar de no tener nombre, ella podía reconocerlo rápidamente. —¿Si? —Supongo que sabes quién habla —dijo Nathalie Oferman. —Por supuesto. He visto a Jack marcar ese número miles de veces, cuando te llamaba para inventarte historias absurdas, como excusas para poder quedarse a dormir conmigo. —¿Excusas? —Excusas que tú creías, obviamente. —La confianza es la clave para la traición, lamentablemente. —¿Para eso llamaste? ¿Para darme clases de filosofía? —preguntó Serena. —No, no. Es que acabo de enterarme de su divorcio, y quería saber, ¿Para que robarme a mi marido, si luego lo ibas a dejar meses después? —¿Qué no es obvio? —Me temo que no. —Yo jamás he amado a Jack. Todo fue una estrategia para quedarme con esos cincuenta millones de dólares. Así qué, si lo quieres recuperar, puedes hacerlo, es el momento perfecto para ello. Yo ya tengo a un hombre d
—El señor Patterson fue el único que se acercó a mí cuando Jack se fue. Él ha sido tan lindo conmigo en todo este tiempo. El señor Patterson se notaba claramente incómodo. Era obvio que no deseaba que su secreto fuera revelado. —Lo sé, sé que pensará que es el padre de mi ex esposo, pero le puedo asegurar que Brad es el hombre que Jack jamás llegará a ser. —No se preocupe... —Mi única intención con esta revelación, es que finalmente me saque de sus sospechosos, y sé que usted es un profesional, nuestro secreto estará a salvo con usted. —Por supuesto. El detective Castillo miraba al señor Patterson de manera incómoda. Era claro que Nathalie Oferman no sabía que él también había tenido una aventura con Serena Blas. —Pueden confiar que la información que acaba de darme, se mantendrá en forma confidencial. —Espero verlo mañana en la fiesta de caridad, detective Castillo. El señor Patterson hablaba, pero no podía levantar la mirada, siempre tuvo su rostro mirando hacia el piso. —
Al día siguiente. —¡Todo debe quedar perfecto! Jack Patterson gritaba para darle órdenes a los empleados de la mansión. —Hoy será la mejor fiesta de caridad de todos los tiempos, y necesitamos que todo esté reluciente —dijo—. ¿Qué pasa con esa mesa? ¿Porqué no está repleta de comida? —¡De inmediato, señor Jack! —dijo un empleado. —Me encanta el ánimo con el que te despertaste hoy, hijo —dijo Brad Patterson. —Es que ésta noche debe ser espectacular. Es mi regreso a la mansión, a la familia Patterson, y quiero que todo salga perfecto. —No te preocupes, ellos son profesionales, y saben lo que hacen, llevan décadas haciéndolo. —Si, claro. Papá... ¿En dónde estabas anoche?—¿Porqué la pregunta, hijo? —respondió algo nervioso. —Es que llamé a la mansión, y me dijeron que no estabas. —Ahh... Si, si. Es que salí a dar un paseo nocturno para librarme un poco de la presión de hoy. —¿Tan tarde en la noche? —Es que era mucha presión, y no podía dormir, ya sabes cómo son estas cosas —r
La fiesta comenzó entre lujos y excentricidades. Incluso las charolas que llevaban los meseros, estaban hechas en su totalidad de oro. Muchos tenían claro, que esa celebración era mucho más una cuestión de exhibición, que una obra benéfica. Los Patterson adoraban presumir su infinita riqueza cada vez que podían, y esa noche de cada año era la oportunidad perfecta. —Su atención, por favor. Su atención, damas y caballeros —decía el señor Patterson. Parado justo al pie de las elegante escaleras, con un micrófono en la mano, y la intención de llamar la atención de todos los presentes. —Quería hacerles un importante anuncio. Quiero decirles que estoy sumamente feliz de que todos ustedes nos acompañen en esta importante reunión, pero les confieso que estoy aún más feliz de que mi hijo pueda estar acompañándonos hoy. Todos aplaudían modestamente, con sonrisas en los rostros. Jack solamente subía su copa en dirección de su padre, como señal de agradecimiento por el buen gesto. Entre la mu
—Muy bien, señora Blas. Le doy la bienvenida a mi oficina. Es un placer para mí, recibirla y escuchar todo lo que tenga que decir acerca del caso de su hija. —¿Qué espera que le diga, detective? —Cualquier cosa que pueda ayudarme a encontrar el culpable, estaría bien. —Aquí no hay nada que encontrar, detective. Todos saben quién fue el culpable, fue Jack Patterson. Él fue quién raptó a mi hija, y quién sabe en dónde estará ella ahora. —Con todo respeto, señora Blas, pero yo mismo hice toda la investigación a Jack Patterson, fue el primer sospechoso cuándo hubo la desaparición —indicó el detective— lo inrerrogamos con mucha presión, revisamos toda su casa, y también lo sometimos a la máquina detectora de mentiras. Jack Patterson siempre salió bien librado, así que no tenemos pruebas para señalarlo como el posible responsable por la desaparición de Serena. —¿Y si yo misma lo hubiera escuchado amenazar a mi hija de manera pública? —¿A qué se refiere? —Me refiero a que yo misma est
—Detective Castillo, tiene que venir a ver esto. —Agente Fabiola, ¿Que no ve que estoy con una testigo ahora mismo? —Le aseguro que es algo muy importante, señor. —¿Puede decírmelo ahora mismo? —Me temo es sumamente confidencial. —Entiendo.... Bueno señora Blas, le prometo que haré una investigación acerca de lo que acaba de contarme, e iré a hablar con el señor Jack Patterson personalmente. Pase por la otra oficina para que alguien tome su declaración por escrito, y luego la firme. —Muchas gracias, detective Castillo. La señora Blas salió de la oficina del detective Castillo, y de inmediato el infierno de desató. —Ahora sí, Fabiola, ¿Qué diablos pasa? —Apareció otra. —¿Otra qué? —Otra chica muerta. También tiene exactamente los mismos rasgos que Serena Blas, pero no es ella. —Demonios, vamos de inmediato. El detective Castillo y la agente Fabiola se movilizaron rápidamente hasta la escena del crimen, la orilla de un oscuro lago, en dónde ya se encontraba el agente Ramíre
—Entonces eso es lo que cree, cree que yo lo hice. A ver, respóndame algo, detective Castillo, Si eso es lo que cree, ¿Porqué no me arresta y me saca de la mansión esposado frente a todas esas personas? —preguntó Jack—. Yo le diré porqué, porqué no está seguro. Solamente está lanzando flechas al azar, quiere ver si por casualidad da en el blanco, pero la verdad es que solamente se encuentra caminando en la oscuridad, no sabe quién lo hizo, y mucho menos tiene un sospechoso claro. Jack Patterson se levantó para acercarse al detective Castillo. —Yo no he matado a Serena, jamás le haría daño, yo la amo demasiado para hacerle algo así, y si no puede confiar en mi palabra, entonces vamos a su oficina y me coloca frente a su estúpida máquina detectora de mentiras, o haga las pruebas que tenga que hacer, pero siempre va a tener el mismo resultado, ¿sabe porqué?, porque yo no lo hice. Jack estaba realmente exaltado. —Así que si no va a arrestarme ahora mismo, me temo que tendré que ped