—no me molesta en lo absoluto, solo no quiero malos entendidos— recalca ella

—se que en tu corazón solo está él, sin embargo, de mi parte no tendrás ningún problema, puedes estar tranquila.

Aurora hace silencio, no puede evitarlo, recuerda a Tobías, lo hecha de menos por más que lo quiere olvidar.

—que te parece si vamos a mi casa y allí te muestro mis diseños, esa casa la compré hace poco y tengo a mis empleados trabajando en ese lugar para probar suerte

—esta bien, pero pasamos por un postre, siento la necesidad de comerlo

—lo que tú digas.— Leonardo se puso de pie con una gran sonrisa.

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—¿Maria es que te llamas no?— pregunta Tobías, acercándose a la chica

—si señor— responde ella algo nerviosa

Tobías queda bien cerca de ella, María está cosiendo, por lo que Tobías se inclinó a ella y la agarro de las manos

—no jales la tela cuando vas a coser, todo debe ser delicada y con paciencia— él la guía y está pasa saliva

—usted tiene razón señor, tendré más cuidado

—descuida, si al