Empezar de nuevoDanteHabían pasado cuatro días desde la última vez que vi a Antonella en la sala del hospital, debía reconocer que fue un acto impulsivo de mi parte. Solamente lo supe mientras me dirigía a la Bahía de Ieranto.Fue en ese momento que pensé que jamás volvería a verla, sin embargo, logré regresar con vida del lugar.Antonella jamás debía saber lo que ahí pasó, mucho menos debía saber que conseguir aquellas perlas casi me cuestan la vida, la vida que les había costado a muchos marineros que intentaron hacerse con ellas.Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante el recuerdo de muchos huesos humanos en la cueva, otros cuerpos que parecían ser mucho más recientes en el sitio. Pues, aún podía verse algunas prendas.No sé cómo sobreviví en esa cueva, no sé si las dos perlas en mis manos sean las lágrimas de Hércules, las perlas de la leyenda.No tengo idea de si valen lo que dicen que valen, pero es la oportunidad que necesitamos para empezar de nuevo luego de tantas tragedias.
Siempre serás túAntonella No era capaz de describir todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Dante me sostenía en sus brazos como si fuese lo más preciado de su vida, como si fuese algo que en cualquier momento iba a romper.La sensación de nuestros cuerpos desnudos era abrumadora, lo que habíamos hecho recientemente había sido una experiencia explosiva. Capaz de borrar la angustia y el miedo que había sentido por su ausencia…—Te amo —susurró.Mis ojos estaban cerrándose, no había dormido casi nada durante esos cuatro días, hoy que me sentía en sus brazos y lo sabía a salvo, me dejé arrastrar hasta caer profundamente dormida, no sin antes responderle:—Te amo…A la mañana siguiente lo primero que vi fue su rostro sobre el mío, sus labios estaban alejándose de mi frente.—Buenos días, princesa.Mi corazón saltó desbocado dentro de mi pecho al verlo y escucharlo, saber que no era un sueño lo que había sucedido entre nosotros la noche anterior.Abrí los ojos al darme cuenta de que
Mi mujerDante.Debía reconocer que perdí el norte por unos escasos minutos con Antonella, pero ella era una mujer en quien podía confiar plenamente. Era una mujer transparente, sus ojos no podían mentir y sería un completo canalla si pensara de ella lo contrario.Luego de nuestra pequeña discusión que provoqué y la llegada al hospital, Carlo fue dado de alta, y tal como Antonella había mencionado. La cuenta del hospital estaba saldada, el amargo sabor de boca bajó por mi garganta.No conocía quien era el hombre quien se había ofrecido a ayudarle, pero sin duda estaría muy pendiente de que no tuviese ninguna mala intención con Antonella Moretti, ella era mía, era mi mujer y no pensaba renunciar a ella.Por lo que a partir de ese momento me dediqué a tratar de buscar la manera de vender las lágrimas de Hércules, rogaba en mi interior, porque esas perlas de verdad valieran tanto dinero. Pagaría la deuda con el extraño, pondríamos una nueva floristería y tendríamos lo suficiente para rem
ComplotAntonella.Los siguientes días todo fue un complot en mi contra. Dante eligió el trabajo de jardinería, sin embargo, no quiso que lo acompañara a ningún sitio. Me preocupaba que fuera a equivocarse, pero Carina daba la cara por él, algo que no me sorprendió. Ellos se habían hecho buenos amigos y eso era genial, lo malo era que confabularan en mi contra.No tenía pruebas, pero tampoco tenía dudas. Carina había estado actuando muy sospechosa últimamente como hoy…—¿Me dirás lo que está sucediendo? —pregunté luego de un largo paseo a las orillas de la playa.Había pasado mucho tiempo desde que tomamos un descanso, nos habíamos concentrado en buscar trabajo, tratar de vender las Lágrimas de Hércules y en levantar el negocio que nos olvidamos de darnos estos pequeños descansos muy necesarios, no todo podía ser trabajo…—Sucediendo, ¿con respecto a qué?Carina salió con otra pregunta, era la muestra clara de que algo estaba cocinándose y yo no estaba siendo parte de ella.—Tú y Dant
Sorpresa perfectaDante.Las últimas semanas había trabajado de manera incansable. Luego de hablar con Carlo sobre Antonella, algo que ella hasta ahora desconocía, me propuse darle la sorpresa perfecta y no lo habría conseguido sin la ayuda de Carina.Ella se había encargado de buscar trabajos de jardinería en distintos sitios, incluso había estado fuera de Amalfi en múltiples ocasiones. Estuvimos viajando a Sorrento y también a Salerno, eran los dos pueblos más cercanos a la Costa Amalfitana, lo más lejos que nos permitimos llegar fue a Torre del Greco, fue allí donde mejor nos fue y conseguimos una magnífica gratificación por nuestro trabajo.Carina me salvó de cometer varios errores, cosa que me hizo un poco más experto en el campo de la jardinería.—¿Estás seguro de mantener en secreto lo nuestro?Giré el rostro para ver a Carina con el ceño fruncido al escuchar sus palabras.—No me mires así, ya tengo suficiente con Antonella, estoy guardando tu secreto y me siento mala amiga con
La noche perfectaAntonella.Había pensado e imaginado ciento de posibilidades, incluso había creído que mi novio y mejor amiga estaban en confabulación y tenían un complot en mi contra. Un sentimiento que me había perseguido durante los últimos días. Sin embargo, aquella angustia resultó no tener fundamentos, no tenía ninguna razón de ser, pero siendo sincera, jamás me habría imaginado una sorpresa como está.Ver a Dante parado frente al altar a la orilla del mar llenó mi corazón de un sentimiento profundo, ya sabía que estaba enamorada de él, pero en ese momento sentí que no podía amarlo más.Escuchar las palabras del abuelo hizo mi corazón hincharse de completa dicha y felicidad. Dante era mío y lo sería para siempre…—Felicidades, Antonella.Los brazos de Carina se cerraron sobre mis hombros, sonreí y le devolví aquel abrazo. No podía tener mejor hermana de vida que ella.—Gracias, aunque me has hecho sufrir —dije con susurro.—Has sufrido porque has querido —se burló ella.Sonreí
Recuerdos del pasadoDante.Miré con dolor como aquella mujer se alejaba de mi lado, mientras otro niño lloraba sin consuelo a mi lado.—¡No te vayas, no me dejes solo! —sollozó el pequeño, giré la mirada para ver a la mujer que, pese a las súplicas del niño, no se molestó en verlo siquiera.Su mirada se fijó sobre mí.—Cuídalo, a partir de ahora será tu responsabilidad, no quiero tener nada que ver con él.Esa mujer era fría como un témpano de hielo, no podía creer que no fuera capaz de tenerle cariño a un niño, que lo dejara a su suerte con un completo desconocido. Porque es lo que era, yo no sabía quién era el niño, no sabía quién era la mujer que se marchaba sin mirar atrás.El sentimiento de impotencia cruzó mi corazón, caminé hasta donde el niño sollozaba, rogando, pidiendo a la mujer que volviera, aun cuando sabía que no iba a hacerlo…—¡No te vayas! ¡No me dejes! —suplicó a la nada.Me arrodillé frente al niño y lo abracé para tratar de reconfortarlo, sin embargo, el vacío cre
¿Dante Ferrara?Antonella.Esperar, ser paciente, mantener la calma.Esperar, ser paciente, mantener la calma.Aquellas palabras se repitieron como un mantra en mi cabeza, sin embargo, yo no podía esperar, ni ser paciente y mucho menos mantener la calma, cuando no sabía nada de Dante.Esperar en una dura silla de la sala del hospital parecía ser mi hobby favorito en los últimos meses.Cuando Carina me avisó de lo ocurrido con Dante, sentí que el mundo se abrió bajo mis pies, no podíamos tener tan mala suerte y seguir de aquella manera.Había evitado quejarme por los malestares que me estaban molestando constantemente desde hacía un par de semanas, había mitigado las náuseas comiendo pequeños trozos de galleta salada, pero la palidez de mi rostro preocupó a Carina, tanto que se vio obligada a contárselo a Dante y las cosas fueron a peor.Las pesadillas que había empezado a sufrir le hacían trasnochar, el trabajo bajo el sol de Amalfi tampoco ayudaba y la angustia crecía y crecía en mi