Mi mujerDante.Debía reconocer que perdí el norte por unos escasos minutos con Antonella, pero ella era una mujer en quien podía confiar plenamente. Era una mujer transparente, sus ojos no podían mentir y sería un completo canalla si pensara de ella lo contrario.Luego de nuestra pequeña discusión que provoqué y la llegada al hospital, Carlo fue dado de alta, y tal como Antonella había mencionado. La cuenta del hospital estaba saldada, el amargo sabor de boca bajó por mi garganta.No conocía quien era el hombre quien se había ofrecido a ayudarle, pero sin duda estaría muy pendiente de que no tuviese ninguna mala intención con Antonella Moretti, ella era mía, era mi mujer y no pensaba renunciar a ella.Por lo que a partir de ese momento me dediqué a tratar de buscar la manera de vender las lágrimas de Hércules, rogaba en mi interior, porque esas perlas de verdad valieran tanto dinero. Pagaría la deuda con el extraño, pondríamos una nueva floristería y tendríamos lo suficiente para rem
ComplotAntonella.Los siguientes días todo fue un complot en mi contra. Dante eligió el trabajo de jardinería, sin embargo, no quiso que lo acompañara a ningún sitio. Me preocupaba que fuera a equivocarse, pero Carina daba la cara por él, algo que no me sorprendió. Ellos se habían hecho buenos amigos y eso era genial, lo malo era que confabularan en mi contra.No tenía pruebas, pero tampoco tenía dudas. Carina había estado actuando muy sospechosa últimamente como hoy…—¿Me dirás lo que está sucediendo? —pregunté luego de un largo paseo a las orillas de la playa.Había pasado mucho tiempo desde que tomamos un descanso, nos habíamos concentrado en buscar trabajo, tratar de vender las Lágrimas de Hércules y en levantar el negocio que nos olvidamos de darnos estos pequeños descansos muy necesarios, no todo podía ser trabajo…—Sucediendo, ¿con respecto a qué?Carina salió con otra pregunta, era la muestra clara de que algo estaba cocinándose y yo no estaba siendo parte de ella.—Tú y Dant
Sorpresa perfectaDante.Las últimas semanas había trabajado de manera incansable. Luego de hablar con Carlo sobre Antonella, algo que ella hasta ahora desconocía, me propuse darle la sorpresa perfecta y no lo habría conseguido sin la ayuda de Carina.Ella se había encargado de buscar trabajos de jardinería en distintos sitios, incluso había estado fuera de Amalfi en múltiples ocasiones. Estuvimos viajando a Sorrento y también a Salerno, eran los dos pueblos más cercanos a la Costa Amalfitana, lo más lejos que nos permitimos llegar fue a Torre del Greco, fue allí donde mejor nos fue y conseguimos una magnífica gratificación por nuestro trabajo.Carina me salvó de cometer varios errores, cosa que me hizo un poco más experto en el campo de la jardinería.—¿Estás seguro de mantener en secreto lo nuestro?Giré el rostro para ver a Carina con el ceño fruncido al escuchar sus palabras.—No me mires así, ya tengo suficiente con Antonella, estoy guardando tu secreto y me siento mala amiga con
La noche perfectaAntonella.Había pensado e imaginado ciento de posibilidades, incluso había creído que mi novio y mejor amiga estaban en confabulación y tenían un complot en mi contra. Un sentimiento que me había perseguido durante los últimos días. Sin embargo, aquella angustia resultó no tener fundamentos, no tenía ninguna razón de ser, pero siendo sincera, jamás me habría imaginado una sorpresa como está.Ver a Dante parado frente al altar a la orilla del mar llenó mi corazón de un sentimiento profundo, ya sabía que estaba enamorada de él, pero en ese momento sentí que no podía amarlo más.Escuchar las palabras del abuelo hizo mi corazón hincharse de completa dicha y felicidad. Dante era mío y lo sería para siempre…—Felicidades, Antonella.Los brazos de Carina se cerraron sobre mis hombros, sonreí y le devolví aquel abrazo. No podía tener mejor hermana de vida que ella.—Gracias, aunque me has hecho sufrir —dije con susurro.—Has sufrido porque has querido —se burló ella.Sonreí
Recuerdos del pasadoDante.Miré con dolor como aquella mujer se alejaba de mi lado, mientras otro niño lloraba sin consuelo a mi lado.—¡No te vayas, no me dejes solo! —sollozó el pequeño, giré la mirada para ver a la mujer que, pese a las súplicas del niño, no se molestó en verlo siquiera.Su mirada se fijó sobre mí.—Cuídalo, a partir de ahora será tu responsabilidad, no quiero tener nada que ver con él.Esa mujer era fría como un témpano de hielo, no podía creer que no fuera capaz de tenerle cariño a un niño, que lo dejara a su suerte con un completo desconocido. Porque es lo que era, yo no sabía quién era el niño, no sabía quién era la mujer que se marchaba sin mirar atrás.El sentimiento de impotencia cruzó mi corazón, caminé hasta donde el niño sollozaba, rogando, pidiendo a la mujer que volviera, aun cuando sabía que no iba a hacerlo…—¡No te vayas! ¡No me dejes! —suplicó a la nada.Me arrodillé frente al niño y lo abracé para tratar de reconfortarlo, sin embargo, el vacío cre
¿Dante Ferrara?Antonella.Esperar, ser paciente, mantener la calma.Esperar, ser paciente, mantener la calma.Aquellas palabras se repitieron como un mantra en mi cabeza, sin embargo, yo no podía esperar, ni ser paciente y mucho menos mantener la calma, cuando no sabía nada de Dante.Esperar en una dura silla de la sala del hospital parecía ser mi hobby favorito en los últimos meses.Cuando Carina me avisó de lo ocurrido con Dante, sentí que el mundo se abrió bajo mis pies, no podíamos tener tan mala suerte y seguir de aquella manera.Había evitado quejarme por los malestares que me estaban molestando constantemente desde hacía un par de semanas, había mitigado las náuseas comiendo pequeños trozos de galleta salada, pero la palidez de mi rostro preocupó a Carina, tanto que se vio obligada a contárselo a Dante y las cosas fueron a peor.Las pesadillas que había empezado a sufrir le hacían trasnochar, el trabajo bajo el sol de Amalfi tampoco ayudaba y la angustia crecía y crecía en mi
Por tiAntonella.Espere unos segundos que fueron eternos, ¿Qué podía decirle? No podía asegurarle que era un Ferrara y mucho menos podía negarlo. Porque no lo sabía, pero algo en mi interior me gritaba desesperadamente que le mintiera. Quería alejarlo de Dante…—Dante Moretti —respondí.El doctor me miró, revisó la tabla de información, algo me decía que esto no iba a convencerlo fácilmente.—¿Tiene la identificación de su esposo?—Trabajamos en el hotel Ferrara, su identificación se ha quedado en el locker, él se ha desmayado en el jardín.La mitad de mis palabras eran verdaderas y las otras la mentira que me obligué a decir, Dante no había tenido ninguna identificación con él, el día del accidente.—Comprendo —respondió.Sin embargo, algo en mi corazón me gritaba que debía marcharme y llevarme a Dante lo más pronto posible.El doctor inspeccionó el rostro de Dante muy detalladamente, hizo un par de anotaciones en la tabla y sin decir ni media palabra salió de la habitación, solamen
¡Dante está vivo!Lorenzo Habían pasado ya muchas semanas, quizá había perdido la cuenta porque lo único que deseaba era olvidar, sin embargo, no podía hacerlo. Dante descansaba en el panteón familiar y no había día que no caminara hasta aquí para dejarle flores y charlar con él.Era loco, quizá enfermo, pero sin Dante mi vida no tenía sentido. Era él todo mi mundo y aunque Federico insistía en llevarme a Amalfi para desarrollar el proyecto, odié la idea, Amalfi fue la causa por la que mi nieto murió.De hecho, le entregué toda autoridad a Federico, no quería saber nada de Amalfi, absolutamente nada.—Llorarle todos los días, no hará que regrese a ti.Giré al escuchar la voz de Carlota, no había sabido nada de ella desde el funeral.—¿Qué haces en mi casa? —pregunté.No podía creer el cinismo de la mujer para atreverse a tanto, tenía valor para desafiarme, sin Dante podía finalmente llevar a cabo mi venganza.—Es la casa de mi hijo, tengo el mismo derecho que tú a estar aquí, de hech