—¡Ahh! salto sobre él y gime adolorido la emoción me envuelve en locura y olvido su estado

—lo siento, lo siento, me emocioné mucho, esto es increíble sabes— empiezo a llorar de alegría.

—no llores más, por favor— niego secando mis lágrimas y le hablo con el corazón en mis manos.

—no me pidas eso, no tienes idea de lo duro que fue verte después de dos meses en un hospital a punto de morir por diez balas de las cuales aún están dentro de ti y presenciar cómo te dio un infarto el mismo día que te vi después de tanto tiempo, no tienes idea de lo duro que han sido estos días sin ti, todas estas cargas que he soportado cargando a nuestra bebé, he sido fuerte por ella y he tratado de mantenerme de pie por ella, por mi hija—

—por ustedes es que estoy aquí, necesito abrazarte, pero siento que sólo uno de mis brazos se puede mover un poco, abrázame tú, necesito tu calor— su voz es pastosa aún y lo abrazo como puedo y lo miro a los ojos, mientras mis lágrimas caen en su cara sin evitar reclama