El Archiduque Imperial Eric Remington y su hijo Adler, se embarcaron en el carruaje que los llevaría al Palacio Real, para tener la audiencia con el Rey Richard, a la cual asistiría también el Duque de Windsor. Sin embargo, en el trayecto el Archiduque notó que su hijo estaba excesivamente pensativo, mirando por la ventanilla, por lo que no pudo evitar preguntar:Adler, ¿Qué es lo que te tiene tan pensativo? ¿Te preocupa lo que suceda en la audiencia con su Majestad? Porque si es eso, todo saldrá bien, no te preocupes por nada.Lo sé. Estoy seguro de que tanto el Rey como tú, pondrán en su lugar a tío Scott, aunque eso lo enfurezca mucho. Lo que realmente me tiene tan pensativo, es algo más complicado. –le respondió su hijo.Y, ¿Quieres hablar de eso mientras llegamos al Palacio? Sabes que siempre estoy dispuesto a escucharte, ¿Quieres sacar eso que te está ahogando? –dijo Eric comprensivamente.La verdad sí, porque siento que si no hablo con alguien, estoy seguro que explotaré. –se s
Alteza Imperial, Excelencia, es un honor tenerlos aquí, el Rey los espera. Acompáñenme, por favor, su Majestad se encuentra en el despacho Real. –les dio la bienvenida Sir Frederick Garwin, miembro del consejo privado del Rey, a Eric y a Adler, dirigiéndolos al despacho real.Hermano, sobrino, ¡Que gusto tan grande me da tenerlos aquí, por favor siéntense! Gracias Garwin por escoltarlos hasta aquí. Cuando llegue el Duque de Windsor, escóltalo de la misma forma, por favor. –dijo el Rey amablemente. Por supuesto Majestad. Si me necesitan estaré afuera. –dijo Garwin y con una reverencia, salió del despacho.Muchas gracias por recibirnos, Majestad. –se dirigió Eric al Rey una vez solos, haciendo padre e hijo una reverencia. ¡Por Dios, Eric! Sólo estamos los tres aquí, así que por lo que más quieras, deja las formalidades a un lado. –le dijo el Rey. De acuerdo hermano, como quieras. Ahora dime, ¿Cómo has estado? Discúlpame por no haber venido al Palacio en estos tres últimos días, pero
Palacio de los Archiduques Imperiales, Inglaterra.Desde su cama, Gigi se encontraba sumida en sus más profundos pensamientos sobre lo que Adler le dijo antes de irse con su padre: ¿De verdad estoy dispuesta a darle una nueva oportunidad, al hombre que tanto daño me hizo?Y Gigi tenía motivos de sobra para hacerse esa pregunta, porque, si bien es cierto que él fue engañado, Adler le había dicho algo que era muy cierto: ella aún no confiaba en él por completo; su corazón aún no estaba preparado para entregarse totalmente a él, ya que Gigi no dejaba de preguntarse a sí misma: “Y, ¿Si vuelve a ocurrir? Y, ¿Si vuelven a lanzar mentiras en su contra? ¿Cómo reaccionaría él? ¿La lastimaría de nuevo?”.Por otra parte, hacía un año que había sido agredida de la forma más ruin y despreciable que existe, marcándole no sólo el cuerpo, sino también el alma entera, llenándola del más puro terror ante la cercanía de cualquier hombre, incluso la del mismo Adler. Recordar el íntimo momento que
Cómo dice? El Rey actuó de esa manera por mi causa, ¿Cierto? –y cubriéndose el rostro, Giorgiana empezó a llorar sintiéndose culpable. No, mi niña. Las decisiones del Rey nada tienen que ver contigo, No llores más por favor, esto no es tu culpa. –le dijo Adler y la abrazó con ternura, mientras miraba a su padre pidiendo silenciosamente su ayuda.Mi hijo tiene razón, Giorgiana. No es tu culpa lo que les pasó a Scott y a Giselle. De hecho, fueron ellos mismos los que se buscaron su propia perdición. –le dijo el Archiduque a Gigi. Dime amor, ¿Qué fue lo que sucedió? Debió haber sido algo muy grave, ¿No? -le dijo la Archiduquesa a su esposo. Ciertamente lo fue querida. Lo que pasó fue lo siguiente… –dijo el Archiduque y tomando aire, procedió a contarles a las mujeres y a la familia Cavendish que se había unido a ellos, lo acontecido.Unas horas antes.Palacio Real, despacho del Rey. No voy andar contigo con rodeos, ¿Me puedes explicar los motivos del comportamiento tan reprochable qu
Horas antes. Anastasia, ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Por qué estás gritando? ¿Qué pasa? –le preguntó el Rey a su hija. Eso te lo respondo yo, tío. Gracias a Anastasia, Giselle no pudo llevar a cabo sus malévolos planes. Anda, dile al Rey lo que pensabas hacer Giselle. –dijo Adler enfurecido. Adler tiene razón, papá. Giselle, dile ahora mismo a padre y a todos, lo enferma y loca que estás. Papá, esta demente se le abalanzó al Duque de Wellington para besarlo en mi presencia. Y, no sólo eso, luego de besarlo a la fuerza, le tomó una de sus manos e hizo que él le tocara sus senos. No le interesó que yo estuviera presente para hacer esa aberración. –le dijo Anastasia a su padre. ¡Eso es mentira! Majestad, Adler me tocó y me besó por voluntad propia. Y, si yo se lo permití, es porque él me ama y quiere casarse conmigo, él quiere convertirme en su Duquesa. –gritó Giselle con rabia. ¿Te volviste loca? Yo a ti no te amo. Y, escúchame bien, jamás me casaré contigo, porque antes que es
¿Seré expulsada de la Corte? ¿Me nombrarán ofensora de la Corona? No pueden hacerme eso Majestad, ya que si lo hace, mi vida se arruinará para siempre. Seré rechazada y repudiada por toda la Nobleza. –dijo Giselle llorando. Eso debiste pensarlo antes de agredir a mi hija. ¿Qué creías? ¿Que tu comportamiento tan irrespetuoso no tendría consecuencias? ¿Creíste que tu falta de educación, de modales y de cordura la pasaríamos por alto? Pues, si así lo pensaste, te equivocaste. –le dijo la Reina a Giselle, muy enojada. “Si tuviste el valor suficiente de atacar a una Princesa Real como lo hiciste, ahora ten el mismo valor para asumir tus errores y el resultado de los mismos.” Pero, si Anastasia hubiera aceptado hacer lo que le dije, nada de esto hubiese pasado. –dijo Giselle llorando. La Princesa Anastasia no tiene que obedecer ninguna de tus órdenes, así que será mejor que te vayas ubicando en el lugar que te corresponde. Anastasia es la hija del Rey de Inglaterra, una gran Duquesa Impe
¿El Duque de Windsor tuvo que ver con mi abuso? ¿Por qué tuvo que arruinarme así la vida? No creí que me odiara tanto. –dijo Gigi y empezó a llorar, siendo inmediatamente abrazada por Adler.¡No puedo creer lo que tu hermano ha hecho, Eric! ¡Esto no se puede quedar así! –le dijo Leslie a su esposo, muy molesta.Y no quedará sin castigo. Sin embargo, según Scott, él no ordenó que a Giorgiana la… la violaran, sólo ordenó que le dieran un susto, siguiendo la ley de protección a la Dinastía. Esta ley dicta que cuando una persona mancha el honor de una familia aristócrata y respetada, cualquier miembro de dicha familia puede ajustar cuentas con el ofensor. El Duque alega que él solo ordenó que la asustaran, nada más. Dijo que la violación nunca fue ordenada por él, que eso fue iniciativa de los malhechores que contrató. De hecho, el Duque dijo que tuvo que despedir a esos hombres, por la crueldad de sus ajustes de cuentas. Pero, yo ya no le creo nada. –dijo el Archiduque con tristeza y dol
¿Cómo pudo Scott decir esas cosas sobre mí? Yo no sabía que todo su odio se debía a mi causa. Perdóname mi amor, por favor. –dijo Leslie, mientras escondía su rostro en el pecho de su esposo entre sollozos.Mi amor, no llores. Yo no tengo nada que perdonarte, porque tú no me has fallado en ningún momento. No es tu culpa que Scott esté obsesionado contigo. –le respondió el Archiduque y besó, de forma muy tierna la frente de su esposa. De verdad, lo lamento mucho. No era mi intención que todo esto ocurriera. Por favor, perdónenme. –dijo Gigi abrazada a su madre. Cariño, tú no eres culpable de lo que ocurrió, ni de las decisiones que el Rey tomó con respecto a Scott y a su hija. Ellos mismos tejieron su propia caída. –le dijo Adler con suavidad. Claro que es mi culpa Adler, pues si yo no hubiese regresado al país, nada de esto hubiese pasado y ustedes no se habrían enfrentado como familia. –fue la respuesta de Gigi. Y, si esto no hubiese pasado, hubiésemos seguido creyendo en los pre