Era el último día de trabajo de Fernanda, estaría de baja, ya que estaba en el penúltimo mes de su embarazo, todo había ido bien hasta entonces. - maxi, debemos ir con tía Carolina. - ¡No quiero ir, quiero a papi!- Papi regresará mañana, vamos, se hará tarde.- No quiero.- Vamos max.Ella dejó a su hijo, y se dirigió a su trabajo, se sentía un poco cansada.****- Fer, necesitamos ayuda aquí, - la llamó Sara, su amiga y enfermera de turno. Ya era la una de la mañana. Era un niño, al qué había que cerrarle una herida, ella lo sostenía, pero se movía tanto, que lanzó un golpe contra ella, dándo en su vientre. - ¿Estás bien?.- Si, si, continúen.Al poco rato, empezó a sentir un poco de dolor, que venía desde su cadera. - ¡Maldición!, Sara, necesito que llames a ginecología.- No tenemos pacientes obstétricos - dijo sin mirarla.- Ahora si. - la vió doblarse por el dolor - creo que entre en labor de parto, y aún falta un mes. Tengo que llamar a Max.- Tranquila, todo saldrá bien,
Max se paseaba una y otra vez por la sala de espera. Ya habían pasado un par de horas y aún no tenía noticias de Fer ni de su hijo.- Tranquilízate, Max, pareces padre primerizo. - le dijo su padre.El sonrió nervioso, de cierta forma lo era, porque no había experimentado esta parte cuando max nació. - Max, ya puedes verlos - dijo Sara.El se apresuró, dejando atrás a su padre, no quería compartir este momento. Entró en la sala y vió a su esposa sosteniéndo a un hermoso bebé.- Hola, esta es tu hija, tiene tus ojos, de un hermoso color azul.La tomó en sus brazos, y la observó, era pequeña, y muy linda. -¿Está bien?. - dijo en tono preocupado.- Si, ella es fuerte.- Gracias cariño. - se acercó y la besó. *- ¿Cómo se llama? - preguntó max, había ido a conocer a su hermanita.Ella miró a Max.- No había pensado en ello,¿ cariño, tienes algo en mente?.- Me gusta Carolina, como mi tía, ella nos ayudó cuando más lo necesitamos. Carolina García, ¿que te parece?-Se oye muy bien. - d
Habian pasado varios dias, desde la visita de su padre a su casa, Max no dejaba de repetir en su mente lo que le habia dicho en su estudio, se separó de ellos para no estar bajo la presión de su padre, y ahora parecía que su familia pagaría el precio por eso.- ¿Aún estás molesto, por lo de tu padre? - dijo abrazándolo por la espalda. - Si, pero no contigo, esa no fue una visita social. Mi padre está acostumbrado a hacer las cosas a su manera, pero no voy a ceder en lo que quiere.- ¿Y qué es lo que quiere?- Fer, yo no ... - suspiró resignado, giró para mirarla - quiere que firmemos un acuerdo, dónde tú no puedas obtener la mitad de mi dinero, si nos divorciamos, protegería solo a nuestros hijos, como herederos de la familia, tú te quedarias solo con un pequeño porcentaje, por ser la madre de mis hijos, y ... no tendrías derecho a la custodia, solo yo.- ¿ Cómo dices?. Nunca aceptaría renunciar a mis hijos...- De todo lo que dije, ¿eso es lo que te preocupa?, - la miró fijamente.-
Pronto seria el cumpleaños de Max, no habían tenido la oportunidad de celebrarlo antes, porque las circunstancias siempre lo habían impedido.Fernanda quería organizar una pequeña reunión con sus amigos cercanos, pero sorpresivamente, cambiaron sus planes.Max habia recibido una llamada de su padre, y quería que toda la familia acudiera a una reunión.- ¿Vas a ir?, ¿después de todo lo que pasó ?- Es una reunión informal en casa de mis padres y ese asunto ya está resuelto.- No me lo habias dicho. - Ya no importa, ¿quieres ir?, será este sábado. - Oh bien , pues si no hay mas remedio. - ¿Tenías algo planeado? - levantó su ceja, interrogante.- Ya no, no te preocupes. ****La casa del padre de Max, estaba en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, era un lugar donde solo vivia personas adineradas, lo que intimidó un poco a Fernanda. Se dió cuenta que era una fiesta, con mucha gente a la que no conocía. Ella llevaba a Carolina en una elegante carreola y él a max tomado de su m
Fernanda habia pasado la incomodidad del encuentro con su familia política, habia conocido a la madre de Max, una mujer sofisticada pero triste, y a la esposa de Daniel, y a sus dos hijos, de los cuales ya conocía a su hijo mayor. Pero para su sorpresa, tuvo que saber que su esposo habia renunciado a su herencia, sólo por ellos. Estaba molesta con Max, pero solo por el hecho de habérselo ocultado. Ya se encontraban en casa, y discutían por eso.- No entiendo por qué no me lo dijiste, ¿tenía que saberlo a través de tu padre?.- De cualquier manera, esa no era tu decisión, yo te puse a tí y a mis hijos primero, - revisaba su correspondencia, sin verla realmente.- No te puedes imaginar lo estúpida que me sentí.- Cariño, yo...- No... me digas cariño, estoy muy molesta contigo ahora, - ¡Mira Fer, no tenía porqué consultarte nada, te lo dije, era mi decisión, y ya está hecho!****Fernanda se dedicó a su trabajo y a atender a sus hijos, aún estaba molesta, y la convivencia entre ello
Fernanda ya estaba lista para llevar a su hijo a la escuela, cuando Max la llamó al estudio. Aún no habían resuelto sus diferencias, porque él se habia vuelto distante, preocupado.- ¿ Qué pasa? llevaré tarde a max.Había un hombre alto y atlético, de pie junto a Max, cuando entró, hablaba discretamente con él. - Él es Damián, a partir de hoy estará contigo, irá a dónde tu vayas, te llevará al trabajo, te acompañará por max, está capacitado para protegerte.- ¿Ahora necesitas mantenerme vigilada?.Hizo una seña al hombre y él salió de la habitación.Fernanda estaba muy enfadada.-¡ No tienes ningún derecho a hacerme esto! - gritó.- Por supuesto que lo tengo, - dijo tratando de mantener la calma - eres mi esposa, y prometí que te protegería, en verdad necesito que hagas esto.Ella vió preocupación en su mirada, algo que no había visto en mucho tiempo, hizo que su enfado disminuyera.- Te llevará en un auto, así que por favor, sigue sus instrucciones. - le dijo seriamente, ella lo vi
Max estaba preocupado, sabía que Fernanda había aceptado de mala gana a su custodia, y temía que hiciera algo imprudente. En algún momento tendría que hablar con ella, aunque quería posponer el momento hasta que fuera absolutamente necesario.Por su parte, Fernanda seguia con su rutina, tratando de ignorar la presencia de su guardaespaldas, ya que eso la ponía cada vez más nerviosa.Una mañana llegando a casa, se duchó y se sentó en su cama, rompiéndo en llanto, Max entró en ese momento a la habitación, y se arrodilló frente a ella.- Oye, ¿ porqué estás llorando? - acarició su rostro, limpiándo sus lágrimas.- ¿Qué ... haces... aquí?. - dijo hablando de forma entrecortada.- Creo que vivo aquí - le sonrió. - Olvidé mi maletín, iba por él y te escuché. ¿ Me dirás que pasa?- Lo siento, es que a veces,... las situaciones que vivo, me rebasan - decía con la mirada baja, - no sé si puedes entenderlo.Se sentó en la cama junto a ella y sólo la abrazó. No iba a obligarla a compartirlo si n
Ella estaba sentada a su lado, y lo besó suavemente en los labios, ya habían pasado 12 horas desde el accidente, y Max aún estaba inconsciente, ella tomó su mano entre las suyas, observando la marca que había dejado el anillo de boda en su dedo, después la puso contra su mejilla, tratando de sentir su calidez.- ¿ Sabes?, aquel día que lloré, vi a una esposa, junto a su esposo herido, indefenso, era alguién como tú, un padre protector, alguien amado por su familia, y yo no pude... no pudimos salvarlo, y ahora, tú estas aquí y mis temores se hacen reales porque no puedo hacer nada más por ti.-¿ Estas bien, querida?.Fernanda se sobresaltó al escuchar la voz de Alexander, se puso de pie, sin soltar la mano de Max.- ¿Qué hace aquí?.- Me gustaría trasladarlo a un hospital privado, donde haya más seguridad, esto ... esto no debió pasar.- Él no está en condiciones de moverse, no creo que sea lo más adecuado.- Yo solo busco lo mejor para él. - Entiendo pero, yo soy su esposa y por el m