Gerald no tuvo más remedio que llevarse el Rey Ginseng con él mientras abordaba el helicóptero con ellos.

Después de subir al helicóptero, Gerald fue vendado por ellos.

¿Quién diablos podría ser?

¿Quién querría conocerlo?

Estaba aún más sorprendido y desconcertado en ese momento.

Todos estos hombres eran indudablemente maestros por encima de todos los maestros. Incluso el propio Gerald no sería capaz de asestarles un solo golpe.

Esto hizo que Gerald dudara si eran humanos ordinarios.

Desde su infancia, aparte de Finnley, Gerald no había conocido a ningún otro maestro.

Sin embargo, si fuera Finnley quien quisiera verlo, ¡no tendría que hacer todo esto y haber llegado hasta este punto!

Gerald no supo por cuánto tiempo estuvieron volando.

Después de eso, los cuatro hombres escoltaron a Gerald fuera del helicóptero.

Gerald podía sentir el leve olor del mar, y podía oír la brisa marina soplando y aullando. No muy lejos, también se oía el sonido de las olas turbulentas que rompían