Al escuchar el grito de Sawyer, Arnold corrió sin dudarlo.

¡Zas!

Gerardo entrecerró los ojos. Después de la pelea de hace un momento, ahora sabía que estos dos discípulos no venían a probar su fuerza. Al contrario, ellos querían matarlo. Como ese era el caso, él no los perdonaría tan fácilmente.

Ejerciendo más fuerza, Gerald apretó la mano del hombre. El sonido de los huesos rompiéndose se escuchó de inmediato, y la muñeca de Sawyer se rompió al instante, con la palma y el brazo torcidos como un arco.

“¡Mi mano!”. Sintiendo el tremendo dolor, la cara de Sawyer cambió de inmediato. Luchó con fuerza, tropezó hacia atrás y cayó al suelo.

“Gerald, ¿cómo te atreves a acercarte a la Isla Anhelo? ¡Ni siquiera pienses en dejar este lugar con vida!”. Al ver que Gerald había lastimado a su hermano, Arnold se enfureció y volvió a cargar hacia Gerald con un cuchillo en la mano.

Después de haber inmovilizado a unos de los hombres cuando uno contra uno, Gerald podía dominarlo muy fácilmente. A