Cuando Gerald vio a esas personas, no pudo evitar sacudir la cabeza mientras sonreía con amargura.

Era bastante dramático si él lo pensaba. Hace apenas un año, Gerald definitivamente se habría sentido extremadamente nervioso, sin importar qué tan tranquilo estuviera normalmente, si se encontrara con tantos guardaespaldas rodeándolo.

Pero en ese momento, no sería una broma decir que con un solo movimiento del dedo de Gerald hacia esas personas, todos estarían muertos en un instante, sin saber siquiera cómo murieron.

Era obvio que cuando una persona poseía una gran fuerza y ​​un poder que superaba con creces a la de una persona común, se mostraría totalmente indiferente incluso al enfrentarse a ese tipo de intimidaciones. Él no se lo tomaría en serio.

En ese momento, Chester y Aiden ya habían regresado a la Ciudad de Mayberry para recuperarse y tratar sus heridas.

Ahora que Gerald no podía encontrar a Zyla, tendría que obtener algunas pistas de esta gente.

“¡Esperen un minuto!”.

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