“¡Jajaja! Jefe, ya he confirmado que esta persona definitivamente es un lunático. ¡No es posible que él esté más loco que esto!”.

La multitud de personas se reía a carcajadas en ese momento.

Sin mencionar a los demás, incluso Yileen también miraba a Gerald como si fuera un tonto.

Este hombre de verdad estaba loco.

Él pudo haber sido un poco más inteligente, y simplemente podría haberse arrodillado y suplicar a Tilar por misericordia en ese momento. Sin embargo, estaba diciendo tonterías engreídas sin usar para nada su cerebro. No, de hecho, incluso estaba hablando como un loco.

¡Él ya estaba a punto de morir! Al principio, Yileen había sentido algo de lástima por él, pero en ese momento, ya no sentía ni un rastro de simpatía por él.

‘¡Es un tonto y realmente merece morir!’, pensó Yileen.

“Maestro Darío, ya me he reído lo suficiente. Se suponía que matarlo era un asunto extremadamente serio. Pero nunca esperé que este joven lo convirtiera en un asunto tan divertido. ¡Olvídalo! ¡M