Capítulo 92
Javier esbozó una sonrisa relajada.

—Cuando tú hagas lo mismo, hablamos.

Daisy puso cara de pocos amigos, dio media vuelta y se fue.

Javier la contempló mientras se alejaba, y esa mirada tranquila que acostumbraba mostrar se tiñó de un matiz profundo e indescifrable.

Al día siguiente

Gracias a la gestión previa de Javier, Daisy tomó un montón de obsequios y partió rumbo a la residencia de la familia Ortega.

Habían pasado dos meses desde la última vez que trató a Erik Ortega, el padre de Fausto.

En aquel entonces, Daisy confiaba en sonsacarle algo de información, pero todo resultó en vano.

Tal vez Erik ignoraba por completo lo que ella buscaba.

Después de mucho tiempo y pocos avances, Daisy comenzaba a pensar que se había enfocado en la persona equivocada.

El día transcurrió, y Daisy esperó en la sala de visitas sin rastro de Fausto. Hasta que, al cabo de un buen rato, apareció el mayordomo para anunciar:

—Señorita La Torre, lamento informarle que nuestro señor Fausto tuvo que salir de
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