POV Angela:
—Hey Angela, vamos a comer, ¿vienes? —
Mis subordinadas de trabajo me han invitado a comer, por supuesto que lo harían, quieren saber la razón por la cual llevo este anillo de compromiso en mi dedo, quieren saber de donde conozco al muy codiciado Leonardo Melgar, el soltero millonario que mas suspiros arranca en toda la costa de las islas Cíes. Yo soy Angela Luján, la heredera de mi familia a falta de varones, mi padre es el hombre mas rico de esta ciudad junto al padre de Leonardo, y es mas que sabido que nuestras familias llevan años compitiendo. Y como era de esperarse, esa mañana recibí una llamada de mi progenitor para recordarme porque razón es que me detesta tanto, además de no haber nacido hombre, mis actos “impulsivos” lo ponían loco, pero después de insultarme de mil maneras y serenarse, concluyo que puede beneficiarse de mi “matrimonio” con ese idiota de Leo.
—Vayan ustedes, debo verificar que el pedido de langosta llegue en buen estado, no podemos permitir bajar la calidad de nuestro servicio —
¿Por qué trabajo en un restaurante? Bien, porque este es mi restaurante, llevo la pasión por la cocina desde que era niña y mi querido abuelito me enseño a cocinar. No soy la hija mas amada o la mas deseada, pero poco me importa eso, de todas maneras, a mi no me interesa nada de lo que mi padre tenga, y este pequeño restaurante en medio de la metrópolis, es todo lo que necesito para vivir una vida muy cómoda.
Acepte esa locura de propuesta que me hizo Leonardo, solo porque es la manera más rápida y sencilla que tengo para recuperar aquel rancho que una vez perteneció a mi abuelo. Crecí escuchando historias de ese lugar, en donde el me narraba lo hermoso que era y lo mucho que deseaba que yo viviera allí. Así que aprovechare la situación de ese idiota para mi beneficio, aunque, debo decir que me sorprendió que recordara que los rubies, son de hecho mi piedra favorita. Solo por eso es que haría esto, nada tenia que ver él o ese beso repentino que me había dado.
Leonardo había cambiado mucho, ya no era ese chico escuálido que se peinaba como chico que pertenecía a alguna boy band. Su piel morena siempre me pareció hermosa, sus ojos grises eran muy expresivos, pero, guardaban algo de misterio en ellos, nunca podía predecir en que rayos estaba pensando, no era como los demás, su arrogancia y porte lo volvían único. Su cabello negro era sedoso, me gustaba jalarlo solo para sentir su suavidad, y ahora que había dejado de ser ese niño llorón, se había convertido en un hombre muy alto y de gran atractivo. Moví mi cabeza en negación, no pensaría en ese idiota de esa manera.
Saliendo de mi restaurante, decidí venir al mirador que hay en el malecón. Me gusta mucho ver a las familias jugando en la playa, la verdad, me gustaría tener a mis propios hijos en un futuro lejano. Repaso mis dedos sobre este collar que lleva la letra S. Y es que, de hecho, yo estoy muy enamorada de Stephen, pero el se marcho a estudiar lejos, y solo me dejo este collar…hace años que no se nada de él…lo di por perdido. Con el deseaba tener una familia, pero a veces el destino es así, y estoy segura de que el encontró a alguien mas para amarlo. Pienso en Leonardo, ese tipo es detestable, aun recuerdo como llego sintiéndose un pavorreal a la universidad Santiago de Compostela; lo detesté de inmediato, y mas aun, cuando supe que el era hijo de ese hombre que se aprovecho de mi abuelito. Mirando el mar, y escuchando el apacible oleaje, reflexiono en lo irónica que era esta situación. Ayer todos en esa cafetería, nos aplaudieron a Leonardo y a mí, mientras nos felicitaban por “nuestra felicidad futura” casi quise reír por eso, ¿Quién creería que me casaría con ese tipo idiota al que me encantaba fastidiar cuando era mas joven? Solté una carcajada solitaria al recordar todas las maldades que le hice sufrir a Leonardo solo porque ser hijo de quien era.
—Imagino que te estas burlando de mi —
La voz repentina de Leonardo logro asustarme. Girando a mis espaldas, él estaba allí de pie, mirándome como un imbécil. Estaba nuevamente sorprendida, aunque ciertamente, él era el único que siempre había sido así de…impredecible. Quizás por eso era que me gustaba mucho a pesar de todo cuando éramos universitarios, con el realmente nunca sabia que esperar, era tan espontaneo como idiota. Me divertía mucho gracias a él.
—¿Y tu que carajo haces aquí? ¿Acaso estas acosándome? — le pregunte al realmente no esperarlo.
—Eres mi prometida, por supuesto que debo de saber en donde te encuentras en todo momento…y claro, busqué el sitio más solitario cercano a tu restaurante, y supuse que estarías aquí, ya sabes, siempre fuiste la chica rara —
Me dijo y luego se recargo en la misma bardita en la que yo estaba. Instintivamente, y realmente no se porque, toque mi collar, aquel que tenia la inicial de Stephen. El me miro con seriedad.
—Desde ayer lo note, pero no mencione nada al respecto, ¿De quien esa inicial que llevas? Sabes, ahora eres oficialmente mi prometida, y no me gustaría sentirme celoso de un tipo sin rostro —
Dijo en tono de broma…y yo esperaba que así fuera.
—Eso niño rico, no es asunto tuyo, no debes de olvidar que esto es solo un contrato, tu y yo no somos….
No pude terminar aquella frase cuando sentí sus labios pegarse a los míos. Nuevamente me había besado, aunque esta vez, no había un circo de por medio que nos estuviera fotografiando. ¿Por qué lo hizo? Quise apartarlo, quise arrojarlo lejos, pero no pude simplemente hacerlo, me sentí confundida, pero tomando valor, me aparte, no sería un juego mas o una chica de colección que pasara por la cama de ese moreno.
—No vuelvas a besarme si no hay quien nos vea, no olvides que lo nuestro, es solo un contrato, y si crees que yo seré otra tonta mas de tu extensa lista, eres más imbécil de lo que creí — le dije y me apresure a mi auto.
—Espera Lottie, no quise…
—No me llames así, como dijiste ayer, no somos los niños de 16 años que éramos antes, yo ya no soy tu pequeña Lottie — le dije, aunque quería llorar, no entendía por qué.
Corrí lo más rápido que pude a mi auto, asustada de aquel beso…le haría pagar caro por eso, eso era un hecho. Lo dejé allí, parado en el mirador, y el solo vio cuando me iba, aunque, en sus ojos, había algo más…
POV Leonardo:Era muy aburrido escuchar el parloteo de mi padre hablando en las juntas matutinas de la empresa, y esa mañana, no me sentía de humor para nada, Angela me había mandado tajantemente al diablo y estaba muy seguro de que la razón de ello era la estúpida inicial de su cuello, no la amaba, no la amaría jamás, pero me gustaba y quería su atención para mí, eso era todo, por eso me había enfadado tanto. Estábamos al pie de un proyecto realmente enorme, un proyecto del gobierno, que aun no decidía si lo dejaría en nuestras manos o en las de la compañía Luján. Había tensión en el ambiente, y las discusiones de viejos demasiado absurdas, no se hicieron esperar. La voz de mi hermano menor sonó en medio de todos, dando como siempre, un punto de vista que nadie le pidió. Po supuesto, era irritante.Fernando era todo lo que mi padre soñaba que yo fuera; recatado, serio, formal. Todo lo que yo nunca había sido ni pensaba ser. Sin embargo, a mi odioso hermanito le faltaba colmillo, astu
POV Leonardo:Veo a todo mundo corriendo como si estuviera loco. Po supuesto, las prisas los apuran. Estoy revisando que todo quede perfecto, ya que no quiero que nada me salga mal. Hoy, es el día de mi boda con Angela, y como es de esperarse, la boda de un Melgar no será algo pequeño, esta será nada mas y nada menos que la boda del año, mi padre no dudo ni por un momento en “tirar la casa por la ventana” como se dice coloquialmente.Espero que Angela haya comprado el vestido mas caro, ella debe de ser la novia perfecta, al final del día, es lo que cuenta, ya que esta farsa debe de estar bien hecha. Angela estaba sorprendida cuando le dije que nos casaríamos en una semana, no la he visto desde entonces, imagino, que, como toda novia, debe de estar nerviosa, comiéndose las uñas y muy feliz por su gran momento… ¿A quien engaño? Esa mujer debe de estar planeando hacerme algo horrible, y de nerviosa nada, ella no es ese tipo de mujer dulce y sumisa que sueña con casarse. Si me descuido, e
POV Leonardo:Aquellos votos dichos por Angela, fueron los mas inesperados, graciosos y verdaderos que jamás había escuchado antes en una boda. Estoy casi seguro de que ella no los ensayo; conociéndola seguramente se olvido de preparar algo. La vi nerviosa, así que, hice lo único que podía hacer: reírme. La verdad que dijera aquello me pareció muy gracioso, me siento más cómodo ahora, y se que ella tambien porque tambien se ha reído.El sacerdote ha dicho las palabras mágicas, y, acercándome a ella, la he besado en los labios, en esos labios que me saben a fresa, ella, ha correspondido a mi beso. Todos han aplaudido, creo que después de aquellos votos matrimoniales tan improvisados y extraños de Angela, ha quedado claro que, si tenemos algo, pareciera que nos tenemos toda la confianza del mundo, incluso puedo ver la cara de mi hermano llena de indignación.Después de la ceremonia religiosa, los invitados y, por supuesto nosotros, llegamos a la recepción. Todo lo organice en el hotel m
POV Angela:Desperté casi amaneciendo y abrazada a Leonardo. Me aleje en el acto como si tuviera la peste, aunque el ni lo noto porque estaba profundamente dormido. Mirándolo de cerca, entendí que esa era la primera vez que lo miraba durmiendo, con la guardia completamente abajo. Pensé en jugarle una broma, no sé, esconder su teléfono o algo por el estilo, pero, debo admitirlo, parecía un niño chiquito mientras dormía, así que me apiadé de él y decidí no molestarlo…por ahora.Pude ver que su cara no había cambiado demasiado, ahora, claro, tenía la madurez típica de la edad adulta, pero seguía viéndose muy parecido al chico tonto que conocí en la universidad. El siempre fue popular, claro, con esa cara de hermoso niño bueno ¿Quién no lo sería? En ese tiempo se decían muchos rumores sobre él, como por ejemplo que se había acostado con la profesora de gimnasia, y que salía con chicas mayores quienes ya cursaban el ultimo semestre. No me sorprendía, suponía que era igual de patán que su p
POV Angela:La cara de Leo era todo un poema, sin duda, esa era la reacción que estaba esperando, le haría pagar a ese principito rico lo que me estaba quedando debiendo.—¿Estas segura de que esto es seguro? —Me pregunto aquello con cara de gatito asustado y yo, no pude evitar soltar una risa, sin duda alguna estaba disfrutando muchísimo de aquello, el principito no se la veía venir.—Vamos, la vida no es nada divertida si no hay nada de riesgo en ella, ¿no lo crees así? — le asegure guiñándole un ojo mientras el iba poniendo en su carota una expresión de genuino terror.Siempre he disfrutado de practicar rápel (El rápel es un sistema de descenso por superficies verticales como montañas o demás, utilizando técnicas de cuerdas. Se utiliza en lugares donde el descenso de otra forma es complicado, o inseguro) o cualquier deporte que se considere extremo, y se de buena cuenta que Leonardo Melgar no es mas que un papito rico que solo se ejercita en el gimnasio, por supuesto que no lo tr
Aquí vamos de nuevo, aunque, novedad no es, ¿Leonardo Melgar cometiendo un error garrafal? A nadie le extrañaría eso. La miro sentada desde fuera de la cafetería, la misma que solíamos frecuentar cuando apenas éramos universitarios. Ella es el tipo de persona que nadie quiere cerca, demasiado sincera para ser tolerada, una mujer que no tiene “pelos en la lengua”, con un sentido del humor demasiado acido para mi gusto, y la mejor en jugar bromas pesadas, en eso, nadie se le iguala. Recuerdo aquella ocasión cuando ella coloco aquel cojín de bromas en mi asiento; el sonido de esa flatulencia falsa me costo una cita con la chica de mis sueños, o aquella otra en que lanzo mi mochila hacia el techo del edificio de literatura…de verdad me sigo preguntando ¿Cómo es que logro hacerlo?, pero para Angela Luján, nada era imposible, y aquellos momentos fueron seguramente de los más divertidos de su vida universitaria. Realmente me cuesta un poco creer que haya aceptado aquella locura que le propu
POV Leonardo: Esa mañana los diarios, las redes sociales y los noticieros de la farándula, estallaban con la noticia de mi compromiso. Por supuesto, soy el maldito hombre mas codiciado de esta ciudad; no hay mujer que no desee estar conmigo, claro, a excepción de ella. Angela aparecía en aquellas fotografías, fingiendo ser la mujer mas feliz del mundo. Me gustaba verla con esa cara, aunque supiera que era mentira. Ella era una mujer hermosa, la mas bonita de toda nuestra generación, y no eran pocos los que la pretendían entonces. Ahora, esa orgullosa mujer seria mi esposa…mía. Angela siempre me gusto, aun cuando la aborrecía tanto, me gustaba mucho. No es de un carácter dócil, conquistarla siempre fue una misión imposible, pero ahora, tenia una oportunidad. Aunque claro, ese no era mi principal objetivo, si que tenia curiosidad de saber como ella era en la cama, mas ahora que la había vuelto a ver y estaba mucho mas hermosa de lo que podía recordar. Las puertas de mi habitación se