-Vamos a comer – sonrió – yo invito – sus ojos expresan incomodidad – no creí   que fueras de los hombres que no les agradan las invitaciones de mujeres – le digo con sarcasmo - vamos solo es una comida

-No es nada de eso – asegura – solo que estas evitando el tema – me acusa, me conoce tan bien que dudo que pueda al menos fingir ante sus ojos.

-Puede que lo piense – es lo único que puedo pronunciar, lo veo con detenimiento – ¿entonces vamos a comer? – su gesto afirmativo va acompañado de un beso en la mejilla, me coloca sobre mis pies toma mi bolsa y avanzamos hacia la salida, todos ya se han ido el edificio se encuentra en completo silencio, tengo el lugar perfecto para llevarlo a comer, le pido las llaves del auto, se niega a dármelas, las necesito porque él no conducirá a donde quiero llevarlo, me acerco a él en su busca, lleva una chaqueta palpo sobre la tela las llaves, sin éxito alguno, no se mueve parece complacido con mis acciones, lo busco en las bolsa