Lilian

— ¿Te choco un auto o algo? — Pregunta Demián cuando me ve caminar muy despacio subiendo la escalera.

Lanzo una carcajada y bajo para hablarle, me duelen las piernas, el coxis junto a la espalda así que lo que más cuesta es caminar.

— ¿No es obvio? — me siento en la barra suspirando porque mis piernas me duelen como si hubiera corrido una maratón.

— Claramente ¿no? O sea... La puta madre Lilian ándate — me empiezo a reír porque Demiancito cada vez me cae mejor, pendejo con corazón que me ha demostrado ser más fiel que cualquiera.

— No seas amargado, estoy de buen humor todo está muy bien, papá se disculpó, lo perdoné y Dan me ama mucho — me mira achinando los ojos.

— Me alegro mucho molesta — sonrío antes sus tiernas palabras — ¿Ya no voy a tener que consolarte? — niego y me sonrío.

— Gracias Demián, nunca pensé que vos fueras mi apoyo y quien me diera cordura cuando más la necesitaba, gracias por ayud