Capítulo 4: Negativa

Lilian

— Primero quiero darles la bienvenido a todos, espero que su estadía aquí en Ecor sea la mejor, como ya conocieron a el señor Beltrán, él será quien se encargue de la mitad de ustedes y de la otra mitad tendrán que estar a mi cargo — escucho a mi papá pero no dejo de mirar a Danniel, que no me mira ni una sola vez. Tsk! — ¿Alguna duda? — yo tengo una papá, ¿Se permite el sexo entre empleados? jajajajajjaja

— Bueno si todo ya está dicho vamos a dividirlos en dos grupos. — veo que le pasa una lista a Danniel.— Los primeros 3 que nombre Danniel vienen conmigo y los tres que queden van con él. — Esto es una batalla ganada.

— Borges, Méndez y Echeve...

— Lilian va con vos — interrumpe mi papá y tendrían que haber visto la cara del hombre, parece que vio un fantasma, pero no puede decir demasiado. — Vélez viene conmigo junto los otros dos — Miro a Ámbar y la verdad no me afecta estar separadas porque ahora lo único que importa es que me toco ser la aprendiz de Danniel.

— Bueno... Luna, Pérez y Echeverría conmigo — solo hace una seña y sale de la oficina, me arrepiento de no haberme arreglado más, pero ¿Acaso importa? Nah!

— Voy a separarlos por especialidad solamente los que estudien marketing vendrán conmigo, el resto le asignaré a alguien de su departamento— no sé si él sabe lo que yo estudio, pero si su idea era evitarme.

¡Muy mal Danniel!

Lo veo leer los papeles y no dice nada, me acerco un poco a él mientras la chica y el chico que están en mi grupo se quedan viendo cualquier cosa.

— ¿Qué pasa señor Beltrán? ¿Descubrió algo que no esperaba? — Carraspea y se aleja de mí. Me tiene terror ¿Qué pasó?

— Pérez a contabilidad, Luna al laboratorio y Echeverría— suspira resignado — Se queda conmigo — dice a mala gana.

Nos paseamos por todos los departamentos a los cuales teníamos que dejar a mis compañeros y eso solo me hizo poder ver más de Danniel, como habla con los empleados, como sonríe tan divino, ¿Cómo tiene tanto poder en la empresa y yo jamás lo conocí?.

— Creo que quedamos solo nosotros — camino a su lado mientras él me ignora, eso me molesta bastante, pero ya voy a solucionarlo.

— Así es señorita Echeverría — Ush como odio mi apellido, teniendo como 4 para elegir me pusieron el peor.

Lilian Marconi rimaba más. ¡Concentrarte en lo importante!

— ¿Qué vamos a hacer? — lo sigo mientras estamos entrando a una oficina.

— Nada ¿Qué haríamos? — se escuda como si hubiera dicho algo malo y todo lo contrario.

— ¿Trabajar? ¿Acaso pensaste otra cosa Danniel? — me mira, por primera vez en el día me mira y noto su nerviosismo al igual que su incomodidad.

— Trabajar, por supuesto, emm espérame allá — me señala un cubículo afuera de la oficina. — Terminaré de hacer algunas cosas y te mandaré por mail, en lo que vamos a trabajar, indicaciones y todo lo que necesites — arqueo una ceja porque se supone que debe decirme todo eso en persona. — Perfecto, vamos a hacer eso — me cierra la puerta en la cara y me quedo sin saber qué hacer.

Me está esquivando, claramente no quiere siquiera tenerme en el mismo lugar. ¿Qué le pasa? Ni siquiera empecé a coquetearle, imagínense que le diga todo lo que imagino.

Ay Danniel, no me conoce, claramente no me conoce.

......

Ocho Mails genéricos como si un robot lo hubiera hecho, diciendo bobadas de marketing de la empresa y cosas demasiados innecesarias que no necesito saber. Su maldito trabajo es explicarme cómo funciona la empresa, que reglas y que trucos internos tienen, dejarme ver lo que él hace y así aprender de alguien que sabe. Lo sé es lo que yo No quería, pero si es él, quiero todo y me estresa que me esquivé, que un hombre como él se intimide tan fácil.

Me levanto de mi escritorio y golpeo la puerta de su oficina.

— ¡Pase! — entro despacio con una sonrisa que no es correspondida ya que se pone a mirar los papeles que tiene en la mesa.

— Quería hablar de los correos que me enviaste — asiente sin mirarme. — Me parecieron... escasos de información y ¿Genéricos?— sigue sin mirarme.

— Ahí tienes toda la información que necesitas — ya veo cómo serán las cosas, ¿Tanto le va afectar que le guste? Porque es eso, le gusto y por eso huye.

— Creí que tu trabajo consistía en que yo logre ser una buena adquisición para la empresa ¿Me equivoque? — hojea los papeles que tiene en la mano y me está hartando.

— Serás una buena adquisición con o sin mi ayuda, tu papá es el dueño — lanzo una risa sarcástica.

— Increíble, cuando creo que no escuche la mejor escusa la escucho — resopla.

— No son excusas, hago mi trabajo simplemente— me acerco a su escritorio y le saco los papeles de la mano. — ¡Lilian! — ahora si me mira y hasta me dice por mi nombre.

— ¿Qué Danniel? — lo miro fijo y remarco con fuerza cada palabra.

— ¡Dame los papeles! — frunce el ceño y me alejo sin dárselos.

— No te los voy a dar hasta que dejes de evitarme y hagas tu trabajo — levanto ambas cejas retándolo.

Se levanta del escritorio apoyando sus dos manos en él.

— Lilian, por favor, dame los papeles y anda a tu cubículo para trabajar sin quejarte como una niña caprichosa — abro la boca mientras me río y me señalo a mí misma sorprendida.

— Vos deja de ser un cobarde y hace tu trabajo — me acerco a su escritorio y le tiro los papeles— ¿Tanto te va a afectar sentir atracción por mí?— empieza a reírse.

— Estás confundida Lilian, no sé de qué hablas — me acerco poniendo mis dos manos sobre el escritorio en un golpe seco quedando muy cerca de él.

— Que te pesa haberme imaginado de muchas manera y ninguna es decente — abre los ojos sorprendido— No lo niegues yo lo pensé, pero por favor no seas imbécil.

— Te estás confundiendo y...

— ¿Y qué Danniel? — me inclino más hacia adelante quedando aún más cerca — ¡Negámelo! — sus ojos viajan a mis labios luego a mis ojos y...

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