LucíaDespués de pasar prácticamente toda la noche pensando, me decido a caminar hacia la casa de mi vecino. No sé si deba meterme en su vida o proponerle algo que incluso yo no puedo creer que esté a punto de hacer, pero vi su desánimo cuando no pudo decirme con signos lo que su hija le pidió.Me recordó tanto ese tiempo en el que tuve que ser paciente con Lucas y mi padre, también comprendo lo terrible que es no poder expresarte en cualquier idioma, así que decidí proponerle unas clases. Realmente no soy una experta, pero creo que será más fácil aprender con alguien que no va a juzgarte a intentar una escuela donde puedan juzgarte o cuestionarte si no aprendes con prisa.Llamo al timbre nerviosa y me peino distraídamente antes de preguntarme si he venido muy temprano en la mañana, pero la puerta se abre después de unos dos minutos, la niña medio dormida que me recibe rasca sus ojos para apartar el sueño de ellos.—Hola…—niego—¿Te desperté?La pequeña asiente, me siento un poco mal,
RogerTermino de preparar el almuerzo antes de volver a mi oficina, me cercioro de que mi hija esté en su habitación y le pido decirme si sale de casa o va a algún lugar. Ella asiente sin dejar de dibujar, acostada cómodamente en el suelo de la habitación.Rasco mi mentón pensando en que me dije que dejaría a un lado a mi vecina, pero ahora incluso voy a recibir clases de ella. Me recuerdo también que lo estoy haciendo por mi hija y que no debería ver más que eso en estas repentinas clases.¿Qué más podría suceder?Esa pregunta ronda mi mente y la respuesta es casi tan nítida como los recuerdos que tengo de su suave cuerpo bajo el mío cuando caímos al suelo en el área de lavado. Muevo mi cabeza para alejarlas a lo más profundo de mis pensamientos enfocándome en la pantalla de mi computador.Mi móvil vibra mientras reviso los correos electrónicos y contesto sin siquiera mirar quién es, la voz de mi representante es agitada, así que dejo de hacer todo para escuchar qué está sucediendo.
LucíaMe quedo en la valla observando a la mujer de unos setenta años que se baja del todoterreno azul frente a la casa de mi vecino. La ropa que lleva es elegante y sofisticada, pero me doy cuenta de que no es una visita deseada ante el rostro de mi vecino.La mujer le dice alguna cosa antes de simplemente pasar junto a él, se detiene sobre el primer escalón de la escalera del porche y mira directamente hacia mí. Mi respiración se detiene ante esa mirada. Me aparto de la valla corriendo hacia donde dejé la pala para entrar en casa, sintiéndome amenazada incluso desde esta distancia.Una vez dentro de casa descubro que mi móvil ha estado sonando desde hace un buen rato, tomo la llamada entrante que no es de otra persona que de mi hermano. Me dejo caer en el sofá de la sala de estar antes de saludarle.—Hola Luc — suspiro — ¿Qué tal va todo?—Excelente — responde — tus sobrinos están preguntando por ti Lulú, no piensas venir a verlos.—Estoy algo ocupada, yo… Tengo asuntos pendientes.
RogerMi vecina deja una taza de café frente a mí antes de sentarse justo a mi lado. Miro el invernadero a nuestro alrededor y siento no haber traído mi cámara conmigo. Había visto la construcción desde fuera, pero jamás pensé que se vería tan lindo por dentro. Tomo la taza de café para beber un sorbo.—Lo siento por el café instantáneo — me dice — mi máquina para moler granos murió hace unos días y no quiero extraños en casa — suspira — mi hermano también está demasiado ocupado para venir a ayudarme, así que sobrevivo con ese café hasta que tenga un rato libre.—Oh, así que tienes un hermano — finjo no haber leído sobre eso — eso siempre es agradable, la familia es incondicional la mayor parte de las veces.—Lo sé, mi hermano es de ese tipo de personas — ella suena algo triste — pero todos a mi alrededor crecen y hacen sus propias vidas, excepto yo, sabes, tengo tres sabinos hermosos, pero incluso si me muero por verlos no puedo hacerlo.—¿Viven muy lejos? — cuestiono —¿Están fuera d
LucíaMi vecino luce realmente estresado después de sus últimas palabras, me quedo en silencio mientras tomamos el resto de nuestras bebidas. Su hija se acerca después de un rato con mi perro, puedo ver la tensión en mi vecino y no puedo evitar sonreír, él carraspea relajando su cuerpo con visible fuerza.—¿Papi, puedo jugar fuera en el jardín?—Debería pedirle el permiso a la dueña de este lugar — sonrío — no es mi casa.La niña me mira, asiento, antes de verla correr emocionada lejos del invernadero y cuando su padre se queda completamente solo conmigo, una vez más la incomodidad vuelve. Carraspeo mirando el agua que cae de la fuente más allá de nosotros.—¿Cuándo comenzó a fotografía?—En secundaria — responde — ¿Cuándo comenzó a pintar?—Pintar desde los dos — sonrío — comenzar a tomarlo en serio a partir de los doce, cuando mi padre me llevó a una academia.—¿Los doce?—Estuve un tiempo complicado en la infancia — le digo — pero ya le conté bastante de eso, ¿verdad?—Pues sí — su
RogerHago mis manos un puño para no tocarla, trago grueso mientras la mujer frente a mí me mira con necesidad, con ardor y con algo que incluso yo puedo sentir bajo mi carne, incluso si no es bueno, el olor de los óleos y la pintura se mezcla con ese aroma floral que estoy más que seguro les robó a las flores de su invernadero.No puedo hablar, no puedo moverme y no quiero irme a ningún lugar, lo que dije sobre las fotos es verdad. Siempre que veo algo hermoso, algo único quiero capturarlo en una fotografía para siempre y esa mirada en ella, en este momento quiero grabarlo tan intensamente en una fotografía que no puedo ni siquiera hablar.Ella se ve hermosa, la luz que se filtra por las ventanas desde su espalda solo hace que su pálida piel se vea más cremosa, más sensible, más única. El ligero sonrojo que comienza a crecer sobre sus mejillas es una total alarma para mí, por qué solo quiero desnudarla, lanzar sus pinturas al suelo y hacerle el amor sobre la mesa con el sol sobre los
LucíaMe detengo a mirar alrededor de la sala de estar de mi vecino mientras espero a que la cena esté lista. Su hija tarda unos minutos en el baño antes de venir a mí para que le haga un peinado Me siento tan cómoda haciendo esto que me cuestiono realmente cómo fui capaz siquiera de venir a casa de mi vecino.Mi perro también parece muy complacido con la alfombra de piel frente a la chimenea que decora este salón. Me pregunto cómo se sentirá estar frente a ella cuando llegue verdaderamente el infierno y admito que sería bonito vivir ese momento con alguien como Roger.Puede que sea una locura que diga esto, pero mi vecino es mucho más agradable de lo que pude pensar y lo que me hace sentir me preocupa, pero no puedo dejar de sentirlo. Termino de peinar a la niña sentada en mi regazo antes de que esta tome el control de la televisión para poner algunos dibujos animados.Me siento un poco mal por solo estar sentada aquí, así que camino hacia la encimera que divide la sala de la cocina
RogerLa mujer que sostiene la foto que le tomé a mi hija hace unos años me mira con su rostro sonrojado, sé que probablemente la botella de vino que nos hemos bebido hasta ahora puede ser la culpable de que esté siendo tan sincera, pero sin duda alguna algo dentro de mí vibra cuando ella me elogia con esa mirada de admiración.—Amy es mi vida — respondo sin dejar de mirarla — haría todo por ella y créame, no lo hago por lucir bien, es solo que la amo más que a mi propia vida.—Eso es tan bonito… — mi vecina suspira — siempre pensé que un día diría eso por mis hijos, pero como va pintando la cosa — arruga su nariz con una pequeña sonrisa — creo que solo lo escucharé de los demás.Ella bebe de su copa mientras deja la fotografía donde la tomó, mira por los estantes para tomar otra imagen y la observo examinar la imagen del jardín de la casa de mi madre. Me mantengo a su lado mientras ella mira alrededor con curiosidad. Le explico cada momento e historia de las fotografías que va levant