3 meses de tortura para Kill pasaron lentamente, había decidido volver a Escocia, para tomarse un tiempo libre con los niños, se había vuelto un ogro peor que antes. No era un hombre acostumbrado a pedir disculpas y mucho menos a dar explicaciones de su vida, una que ahora estaba más complicada, decidió alejarse de Maite porque está en últimas le removía sus cimientos y era algo que no podía manejar y ese era el problema, ¿como una mujer tan pequeña podía trastocarle su vida así?, sumido en sus pensamientos estuvo en el despacho por horas, como cada tarde. — ¡Cariñoo! ¿Qué haces aquí tan sólitoo? - pregunto Katrina. — Trabajar — respondió él. — Pero, amor, tienes que descansar un poco, vamos a comer algo, los Dos solos, sin interrupción, ¿te parece? — decía Katrina mientras se acercó a él y masajea sus hombros. Kill a cada momento más incómodo intentó moverse, detestaba que lo tocarán así, pero era imposible con lo empalagosa que era aquella mujer. Respiro profundo y levantánd
— ¡Coral quédate quieta, por favor! Me estresa tenerte cerca oye — decía Maite dándole un codazo a su acompañante.— Ostias tía, ¿el guiri buenón tiene telita no? ¡Joder qué un castillo no es poco, flipo! — intervino Yayis, aún sin creerse que iban directo a un castillo. — Yayis hoy llegaremos a un hotel, recuérdale lentaaa — decía Coral mientras soltaba una risa que intentaba amortiguar con la mano. El viaje fue sin problemas, estaban tan agotadas que lo primero que hicieron fue dormir, a las 20:30 horas de la noche estaban arropadas de pies a cabeza, mañana sería un día largo y necesitaban fuerzas. El día siguiente fue entretenido entre las ocurrencias de sus dos amigas y la búsqueda del atuendo perfecto para la ocasión. Esa tarde decidieron tomarse unas cervecitas con Dhur en un bar. Rieron hasta cansarse, él al contrario salió como un flecha huyendo, una cosa era escuchar por teléfono su gran ánimo, pero verlo en directo era demasiado, sus risas eran potenciadas al 50% más alt
Esa noche Maite decidió comenzar a trazar un plan de conquista, una idea surgió y la hizo tener muchas más ganas de seguir adelante. — ¡chicas, mañana nos levantaremos muyyy temprano, tengo un plan! — dijo. — ¿Y ahora que locura has pensado? — preguntó Coral. — Ustedes saben cuánto amó los libros de higlanders, pues bueno, mi idea es súper sencilla, me voy a comportar como un buen partido para un laird y que mejor manera que llevando las riendas del castillo, ¡oseeaa esto será pan comido! — su risa de satisfacción ante lo dicho hizo reír a Yayis. — Joder, ahora sí la vais a liar parda — respondió su mejor amiga. — Yo también creó, es más, presiento que la sacaran de este lugar, eso fue en la época medieval, como vas a pretender que te van a dejar mandar, estás loca pero te sigo, ¡me encantan los problemas! — dice su prima. — Pues yo también la apoyo, ya que, o a todas nos echan o a ninguna, así que a dormir, mañana será un largo día — Esa noche pasó volando, pues a las 4 de la
Un beso que dejo sin aliento a Maite y con ganas de más, pero se contuvo, lo quería totalmente para ella, no a medias así que dejándolo allí, se dispuso a ir al baño y posteriorme a su habitación, necesitaba dormir y despejar su mente. En la mañana siguiente no dejaba de pensar en lo ocurrido, el hombre pretendía que con un beso todo se resolvería, ¡pero pues no! Lo quería totalmente para ella y el hecho de que estuviera con alguien le truncaba mucho sus planes, prefería estar sola que ser amante.Se levantó más tarde de lo normal, quería pensar en un plan para que la insípida se alejara y aunque siempre había sido una mujer correcta no podía negar que ver a esa arpía con su hombre le hacía doler la cabeza, algo debía esconder y lo más probable era la ambición por la fortuna de este, como mujer reconocería a una vividora desde lejos, pero como sabía, eran muy astutas y fingir es algo que se les da bien. No quería seguir trabajando mentalmente y su cuerpo necesitaba comida, así que s
Para Maite era difícil estar en cama, estaba acostumbrada a moverse y lo que sería un fin de semana de mucha acción se convirtió en una semana de restricciones y reglas, impuestas por Killiom ¡claro está, el dictador! Pensó tristemente en los pequeños, aunque quería a ese hombre con locura no podía negar que era un hombre demasiado serio, le faltaba picante, chispa, algo que le motivará o le hiciese sacar un carácter más alegré. Pensó en la mujer que siempre estaba detrás de él, no había encontrado la manera de alejarla, cada vez que el intentaba entrar y hablar con ella, estaba allí a su lado o más bien encima de él, era insoportable. Frunció el ceño al recordarla, estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no escucho la puerta abrirse. — Ostias y a ti que te a pasao?, estás lela mi niña — dijo Yayis sentándose a su lado. Esta al escuchar la voz de su amiga dio un respingón y la miró. — ¡No me asustes que bien mala si estoy!, no pensé que dañarse un tobillo sería tan tortura
Sabes que te quiero Maite y esta vez no te dejaré ir, así vuelvas mi mundo patas arriba, decide de una vez si quieres seguir conmigo o no - dijo con seguridad.— Bueno, sí, a eso he venido yo a este lugar, a recuperarte — respondió con una sonrisa sincera y añadió. — También te quiero, no lo olvides nunca — contesto.Kill se acercó a ella con rapidez y la beso con mucha dedicación, la quería y mucho no encontraría una mujer como ella en esta vida y no iba a desaprovechar la oportunidad de tenerla.— Hoy quiero invitarte a cenar para comunicarte algo más — con un beso dulce en los labios la dejo allí.La charla fue corta, era Killiom, un hombre de pocas palabras que hizo el esfuerzo de demostrar un poco de calidez y eso le agradaba, ella lo cambiaría, de eso estaba segura, necesitaba ponerle sazón a su corazón, pensó en ello un raro y sonrió como una niña pequeña, era un día estupendo y sería mejor.De levantó de su cama y dándose un baño en el cual disfruto del agua por unas horas,
— ¿Tu haciendo ejercicio tan temprano en la mañana? — pregunta Yayis al ver a Maite sudando como arroz mientras hacía unas cuantas abdominales.— Tengo que distraer mi mente o explotare, el muy condenado me negó el sexo hasta que sea su esposa, es que esto es mucho, le ha mirado el culo que se carga, es súper tonificado y ese six-pack de ataque que en cualquier momento me hará dar un infarto, debo quemar mis energías y así dejare de pensar tanto — respondió centrándose en hacer bien sus abdominales.Hubo un tiempo donde todo era ejercicio y dieta, pero con el tiempo dejo su trauma y se centró en conocerse y quererse más.— ¿Que te casas, me dices? ¡Madre mía, que tú con una más me vais a matar! — dijo con sorpresa.— Sii , me caso con ese buenorro papacito, anoche me lo propuso, mira, este es el anillo con la que sello la propuesta — respondió extendiendo la mano con una sonrisa de oreja a oreja, nunca había estado tan feliz como en ese momento.— Es hermoso, me encanta la delicadez
— Mucho gusto mi nombre es Mikelia Mcklain, un gusto conocerte cuñadita — dijo la joven que evidentemente estaba totalmente maltratada y algo cansada.— ¿Qué haces aquí y donde haz estado? — pregunto Kill cada vez más enfadado.— Creo que no es momento de pelear, Isobella deberías descansar y dormir un poco, creo que lo estas necesitando y después arreglan sus diferencias — intervino Maite, tratando de mediar entre ellos. — ¡Tú no te metas en esto Maite, te lo prohíbo! — grito Kill con gran irritación. — ¡Y tú a mí no me gritas¡ !me meto donde me da la gana y más cuando veo a alguien que necesita ayuda¡ — respondió ella poniéndose frente a él con toda la dignidad posible, odiaba que la gritaran y como siempre no dejara pasar el tema.— Creo que Maite tiene razón, Isobella ve a cambiarte y descansar, mañana hablaran con más calma — dijo Dhur que había estado en silencio ante lo que pasaba, estaba acostumbrado a eso, a que su familia explotara cada cierto tiempo. Ante esto, la aludi