Vergüenza

Damián estaba sentado en su oficina mirando documentos. Incluso mientras miraba los documentos, perdía la concentración de vez en cuando y miraba su teléfono celular que estaba colocado muy lejos.

Luego envié un mensaje de texto a alguien, leí el documento nuevamente y luego miré mi teléfono nuevamente. Damián parecía tener problemas para concentrarse, así que dejó los papeles a un lado y colocó su teléfono celular frente a él. Miró el mensaje de texto que compartió con Avery.

[¿Esta bien James?]

[¿Has llegado la tienda?]

[¿Hay muchos clientes?]

[¿Estás bien?]

Todos los mensajes de texto en la ventana de chat eran míos.

No fue una conversación bidireccional, sino solo de Damián.

Fue un mensaje de texto enviado hace una hora, pero no hubo respuesta de Avery.

Incluso hay una señal de que ha sido leído.

¿Por qué no hay respuesta aunque lo lee?

El ceño de Damián se frunció al enfrentar el mayor desafío de su vida.

—Debes estar muy ocupada.

Pensé en enviar otro mensaje de texto, pero
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