AGNES;El odio en los ojos de Rastus cuando pronunció las dos palabras que llamaron la atención de todos habría sido alarmante si no recordara que Larisa dejó morir a su padre sin honor en una celda y lo dejó pudrirse hasta que no fue más que huesos secos.Tal vez me habría aterrorizado si no recordara lo destrozado que estaba Rastus cuando descubrió que sus padres, con quienes había estado enojado, habían estado sufriendo dentro de su manada todo ese tiempo que el penso que estaban conociendo el mundo."Entonces mure con ella." Dos palabras sencillas pero poderosas que impactaron a Helen, cuyos llantos se estaban volviendo molestos.Sí, ninguna madre debería tener que sufrir viendo morir o ser asesinado a su hijo.Sin embargo, su hija no entendió que cuando puso un arma letal en la cabeza de mi cachorro y estaba lista para apretar el gatillo... lo hizo y le quitó la vida a Jessica ante mis ojos.Larisa no lo pensó dos veces antes de intentar capturar a mis cachorros y a mí.Podríamos
ALFA RASTUS;No entendí a Agnes hasta que vi a Larisa detenerse en seco. Me daba la espalda, pero en cuanto dejó de correr, se dio la vuelta como si estuviera bajo una fuerza insoportable.Agnes se quedó quieta, sin siquiera levantar las manos.Pero la mano de Larisa pasó sobre su cuello y me hizo darme cuenta de que realmente, Agnes tenía esto resuelto.—¿Recuerdas haberle hecho esto a mi compañero? Aplastarle el corazón con tu poder oscuro —dijo con calma.Larisa inhaló con fuerza, sus ojos se tornaban rojos a cada segundo.No podía hablar, pero si pudiera, probablemente estaría rogando. Al menos, Agnes le estaba dando la oportunidad de rogar. No me la dio cuando me envolvió con su energía y me aplastó el corazón."No le está dando la oportunidad de suplicar. La está torturando. Tú, más que nadie, deberías saber lo devastador que es sentir la muerte azotándote". Lex explicó la intención de nuestra hembra.Sonreí, sabiendo que ésta era su manera de vengarse de mí, de Kyle y de todos
PUNTO DE VISTA DEL AUTOR; La tensión en el cuerpo de alfa Rastus y su lobo era casi insoportable mientras perseguía.No, mientras la cazaba.No se trataba de una simple persecución; no corrió a toda velocidad para terminar la persecución rápidamente. La acechó, manteniéndose lo suficientemente cerca como para seguir cada uno de sus movimientos, pero lo suficientemente lejos como para prolongar la deliciosa caza.Su lobita era ágil, y ambos se enorgullecía enormemente de ello.Su forma de moverse, su agilidad y velocidad...Hizo que la persecución fuera emocionante, alimentando a su lado depredador que rugía dentro de él.La desventaja era que su pene estaba tan duro que probablemente podría partir un tronco con él.Cuanto más la perseguía, más difícil le resultaba controlar sus instintos. Ese impulso primario que le gritaba que atrapara a su presa, la derribara y le arrancara gritos de placer. Que se enterrara en su cuerpo, que se aferrara a ella hasta que todas las criaturas del bos
PUNTO DE VISTA DEL AUTOR; —Hazlo. —Su desafío ardía con la misma intensidad que el rubor en sus mejillas.—Muéstrame que eres mi alfa, Rastus.Su cuerpo vibró con más fuerza, el deseo y restricción. Podía sentir a su lobo, alzarse clavándole las garras."No, aléjate de esto. No te necesitamos aquí". Le rugio a su lobo en su mente.—Tal vez Tristán sería un mejor alfa —se burló Agnes desafiandolo, sabiendo que su macho no queria tocarla por el sexo duro de la noche anterior, aunque le parecia dulce que intentara cuidarla y pensar siempre en su bienestar antes que sus propios deseos—. Es lo suficientemente fuerte como para sujetarme y darme lo que, necesitó.El rugido que le partió la garganta fue animal, silenciando el bosque que los rodeaba... y todo se volvió borroso.Apenas se dio cuenta de que la volteó. Ahora, ella yacía boca abajo, con él apretado contra ella, sujetando sus manos por encima de su cabeza, con la cara pegada al suelo. Apenas se cuenta de que le separó los muslos co
ALFA TRISTAN;Estaban felices. Odiaba eso.La noticia de su felicidad se estaba extendiendo por todas partes y diosa mía, yo también odiaba eso.Porque no era feliz y la noticia de la ridícula persona en la que me había convertido se había extendido más allá de las paredes de mi habitación, más allá de mis límites y de mi control. Aunque estaba vivo y me alegraba de que Larisa no lo estuviera, estaba muerta.Pero...Fue como si hubiera muerto en el mismo instante en que Larisa me drenó y me encerró.Fue como si Louis, a pesar de todo lo que había hecho, hubiera tenido un papel importante en matarme, aunque él afirmara que esa no era su intención.Fue como si Agnes también hubiera contribuido a matarme, aunque ella es la razón por la que vivo. Es decir, ¿qué sentido tiene vivir si ni siquiera puedo verla? ¿Hablar con ella? ¿O arreglar mi relación con ella?¿Cuál es el punto?Aun así, eran felices. Agnes, Rastus y yo odiaba eso.Yo era un bien dañado.Mi lobo me odia, los miembros de m
En menos de una hora, toda la manada se reunió en el campo de entrenamiento, donde había entrenado a muchos de ellos y los había convertido en los guerreros rudos por los que eran conocidos hasta hacía poco. Louis estaba de pie frente a mí, sin camisa, pero con unos pantalones cortos negros similares a los azules que yo llevaba.Estaba bastante seguro de que ganaría esta batalla porque, aunque Louis era más fuerte que yo en ese momento, seguía siendo un lobo Beta, y yo era un alfa nato. Y lo más importante, Dolf no se quedaría de brazos cruzados y me dejaría morir, porque mi muerte significaría también la suya.Mientras estos pensamientos pasaban por mi mente, observé a Louis con atención, viendo emociones rebosantes en sus ojos a pesar de la distancia entre nosotros.Él claramente estaba reconsiderando esto a pesar de que toda la manada parecía apoyarlo; odiaba eso y planeaba hacerlos pagar por esta traición ya que yo no he sido menos que un buen alfa para esta manada.Llevé a esta m
AGNES: —Presta atención a tu postura —le instruí cariñosamente, reajustando la espada de madera que sostenía mientras rodeaba a mi oponente, atento a los errores. —La espada es pesada, mamá. Me está haciendo perder el equilibrio. —Mi oponente, es decir, mi hija, se quejó, aunque todavía podía ver su rostro emocionado cuando Rastus le dio su espada después de muchos meses de espera. —No puedes ser una guerrera si eres tú quien te quejas de tu arma, aprendiz Katie. No llevas una espada. Tu mano es simplemente más larga, y cuanto más larga, mejor, ya que habrías causado suficiente daño antes de que tu oponente se acercara a ti... —Pero la espada es corta, mamá. Mis manos son cortas. Todavía soy una niña —argumentó mi hija. —Te dije que no me llamaras mamá cuando estemos entrenando, Katie —gemí—. Soy tu entrenadora o, ¿quieres volver a entrenar con Tara? ¿Por qué hacía esto cuando ella ni siquiera podía entender una explicación simple? No me refería a su mano ni a la longitud de l
No es ningún secreto que Katie tenía una relación muy estrecha con Tristán, y puede que les haya ocultado a mis hijos lo que Tristán me hizo. ¿Cómo podría haberles contado todo sin destrozarlos? La preocupación en la voz de la cachorro hizo que Rastus la mirara con dolor y preocupación. ¿Qué padre querría que su hija se preocupara por su mayor rival y enemigo? Me aclaré la garganta. —¿Pueden ir a sus habitaciones, por favor? —les dije a los cachorros. No pensé que deberían estar allí para lo que Andrew iba a decir a continuación porque, por lo que sabía sobre Tristan, no sería bueno. —Pero, Mamá. —Katie argumentó—, dijo que algo pasó en Piel Negra. Todavía tengo amigos allí y Tristan está... —¿Puedes confiar en mí y darnos un momento? —interrumpí a mi hija, sosteniendo su mirada. Kyle intervino jalando a su hermana hacia las escaleras. —Si hay algo que necesitemos saber, nos lo dirán, Katie. No tienes que preocuparte ni... que se preocupen por nosotros. —Lo oí decirle a Katie.