Me aclaré la garganta y aparté la mirada de ella porque sentía que estaba cometiendo un delito.

—Katie no se siente bien. Fue rechazada por su pareja y encontró a otro en minutos, pero no puede estar lejos de él porque sus lobas han salido a la superficie.

Le expliqué todo a Camila, todavía sin mirarla a sus ojos color avellana. Claramente no podía percibirme como su pareja porque aún no era mayor de edad.

—¡Qué Diosa! Me perdí todo eso —exclamó Camila, ajustándose las gafas mientras me contaba que había estado en la biblioteca incluso antes de que comenzara la fiesta. Eso fue hace como quince horas. No puedo creer que haya pasado todo el día en la biblioteca otra vez.

Naturalmente, sonreí porque no podía creerlo.

Esa era Camila. Mi pequeña nena, con quien siempre pasaba tiempo aquí, pero ya no puedo hacerlo.

Tengo que mantenerme alejada de ella, para poderme controlar y no decirle ni una palabra de esto a nadie.

Tendré que esperar seis años para poder reclamarla, y estaba list