◞───────⊰·•·⊱───────◟ O9: Un contrato millonario◝───────⊰·•·⊱───────◜La tablet golpeó la superficie lisa del escritorio de roble cuando Krause la soltó. En la pantalla, estaba un documento digital. Sin embargo, no fue exactamente lo que Scarlett esperaba.—¿Un contrato de confidencialidad? —preguntó la rubia, hundiendo el entrecejo.—Es lo único que vas a necesitar para trabajar para mí.—Whoa, ¿qué? ¿Vas a matar a alguien y seré tu cómplice? —ella se burló, hasta que el coronel Stein volteó a verla con una mirada fría.—Quién sabe —gruñó él, poniéndose cómodo en una silla acolchada de cuero.Nerviosa e intimidada, Scarlett se removió en la silla de madera. Sabía que Krause solo estaba jugando con su mente, aprovechándose de las reacciones que lograba obtener de ella.—Si firmo esto, ¿qué? ¿Cuál es el truco? ¿Mm? —insistió la rubia, golpeando el dedo índice en la pantalla táctil de la tableta—. El contrato dice...—Que no hablarás con nadie, absolutamente nadie, acerca de las cosas
◞───────⊰·•·⊱───────◟ 1O: Terapia y mil razones para odiar◝───────⊰·•·⊱───────◜El reloj marcó las seis y cincuenta de la tarde, mientras Scarlett terminaba su segunda copa de vino blanco. El zumbido en su cabeza no apagó los recuerdos del pasado, recuerdos tormentosos de Patrick, su trágica vida juntos, y el sufrimiento que soportó por un amor no correspondido. La Tablet del contrato estaba colocaba en la mesita auxiliar frente al sillón, encendida, esperando a que la rubia tomara una decisión.“¿Firmar o no firmar? ¿Qué harás? ¿Hmm? ¿Quedarte en la calle como una perdedora o levantar tu trasero y hacer algo por ti misma al fin?”Scarlett suspiró, apoyando la cabeza en la mano con la que sostuvo la copa medio vacía. Dos horas antes, había tenido una sesión de terapia de emergencia por video llamada; se habría negado en otras circunstancias, pero Scarlett necesitaba hablar con alguien que estuviera familiarizado con sus traumas. Tuvo que revelarle a su terapeuta el desencadenante de
◞───────⊰·•·⊱───────◟ 11: Modelando para usted, jefe◝───────⊰·•·⊱───────◜—Se supone que debo...—Debes ponerte lo que yo decida. —Krause la guió a través de la tienda de ropa, atrayendo las miradas lujuriosas de las empleadas con su cuerpo musculoso y su actitud autoritaria. Llevaba camiseta blanca, pantalones negros, botas y los guantes de cuero que siempre usó. Se había quitado las gafas de sol—. Tranquila, Queen. Voy a ser misericordioso contigo. Después de todo, comprendo tu inexperiencia."Ja ja, qué gracioso" pensó Scarlett con una mueca enojada. Corrió detrás del coronel Stein, esquivando los codazos y las miradas molestas de aquellas empleadas.—Para su información, jefe, soy una mujer muy experta —replicó la rubia.Exacto, tenía experiencia. No había pasado ocho años de matrimonio siendo la muñeca perfecta de los suburbios solo por nada. Fue la esposa perfecta de Patrick, eso era seguro.—Si me visto como lo hago, es porque viví la experiencia suficiente —agregó Scarlett s
◞───────⊰·•·⊱───────◟ 12: Nada es lo mismo sin ti◝───────⊰·•·⊱───────◜La mano de Patrick se deslizó por la boca entreabierta de Scarlett, dejando un rastro de cenizas aún con vida. La rubia tragó saliva, pegándose a la pared para no rendirse al deseo de pegarse a él y sentirlo por completo. Debió repetirse a sí misma que Patrick no la deseaba de esa manera. Él no quería llevarla contra la pared y hacerla gritar de placer. No lo hizo mientras estuvieron casados, no lo haría ahora después de que le reveló la verdad.—Vete de aquí, Patrick.—Scarlett... —pide él, tocándole la mejilla—. Eh, mírame. No te hagas la difícil. Sé que quieres hacerlo.Scarlett se reprendió a sí misma por permitirle tocarla y devolverla al pasado, a sus sentimientos no correspondidos.—Te odio —gruñó muy enojada.—Me amas —discrepó Patrick, sin ocultar su pequeña sonrisa satisfecha—. Sí. Lo veo. Todavía me amas.Quiso golpearlo por eso. Patrick sabía que ella no iba a superarlo tan rápido, después de todo el a
◞───────⊰·•·⊱───────◟ 13: Los deberes de una asis-tonta◝───────⊰·•·⊱───────◜—¿Qué rayos fue eso, Queen? —espetó el coronel Stein, cerrando de golpe la puerta del conductor.Scarlett estaba jadeando por el esfuerzo que requirió subir a la Bestia con su tamaño.—¡Ya le dije que no fue nada, jefe! —protestó la rubia.—¿Nada? Parecía que estabas a punto de montar una escenita en público. ¿Tu padre sabe que te gusta andar de exhibicionista?«Uy, pero qué pesado este hombre». Scarlett siseó y se mordió la lengua antes de soltar una barbaridad. ¡Es una mujer adulta, no una cría de cinco años! Qué le tiene que importar a Thomas Queen sus actividades... emm... medio privadas. No estaba matando ni robando. Krause solo quería molestar. Eso fue todo.—A ver, el probador estaba cerrado. Eh. Bien cerradito.—Si estaba tan cerrado, ¿por qué yo entré? —contraatacó Krause.«Porque es un chismoso»—Porque... umm... Fue el único que lo hizo. Allí nadie estaba mirando nada de nada. —La rubia intentó d
◞───────⊰·•·⊱───────◟ 14: Las curvas del delito y el coronel celoso◝───────⊰·•·⊱───────◜La reunión en la sala de juntas comenzó y transcurrió sin incidentes. Scarlett descubrió rápidamente que toda la mesa estaba ocupada por hombres cercanos a la edad de Krause. Todos ellos vistieron trajes de negocio como el que debió ponerse Krause en el último instante; la diferencia fue que ellos parecieron muy felices al vestir trajes, mientras que el coronel Stein agarraba y tiraba de su corbata cada treinta segundos.Scarlett lo observó todo desde una silla giratoria detrás del coronel Stein, sosteniendo una tablet y realizando anotaciones. No se había movido de allí en más de cinco minutos, desde que se acercó a una mesa y le sirvió una taza de café a Krause. Scarlett no estaba muy segura de qué pasó, al menos no del todo. Fue cierto que los socios de Krause se quedaron mudos cuando la vieron entrar a la sala junto al coronel, y la mayoría de estos hombres adinerados (solteros, casados o di
◞───────⊰·•·⊱───────◟15: Las travesuras de Colette Stein◝───────⊰·•·⊱───────◜—Rápido, Queen. El tiempo es oro. Sube al auto antes de que me vaya sin ti —amenazó Krause, caminando a zancadas hacia la Bestia.—Sí, sí. Ya voy, jefe —siseó Scarlett a regañadientes, corriendo desesperada hasta la puerta del copiloto después de que el coronel le quitara el seguro a la camioneta con el control inalámbrico. Oh, era muy capaz de dejarla botada. ¡Tenía que darse prisa!La rubia se preparó físicamente para subir a la Bestia, mejor dicho, para trepar de alguna forma aquel enorme vehículo que fue casi el doble de su estatura. Scarlett suspiró, exhausta. Pero ella no se percató de que Krause frunció el ceño y se detuvo en seco al verla luchar para subir a la camioneta; solo se dio cuenta de lo que él iba a hacer cuando ya lo estaba haciendo. Antes de que pudiera protestar, las manos del coronel Stein envolvieron la cintura de la rubia, levantándola en el aire.—Whoa whoa. ¡Qué cara-! —Scarlett c
◞───────⊰·•·⊱───────◟ 16: Los pectorales del delito◝───────⊰·•·⊱───────◜Los días trabajando para Krause Stein fueron una completa locura. El horario era específico. Tenía que despertar a las cuatro de la mañana, organizar la agenda de Krause y revisar y responder sus correos electrónicos. Se iba a la casa del coronel (una de tantas que tenía) y lo encontraba, a veces desayunando con su hija, a veces regresando de llevar a Colette a la escuela.—¿Ves la llave roja del juego de llaves que te di? —comentó Krause, la primera vez que ella quiso saber en dónde iba a trabajar, ya que solo estaba viniendo a su casa o saliendo con él.Scarlett se encogió de hombros, haciendo tintinear el juego de llaves en su mano.—Eh…Él se burló.—Es de tu oficina.—¿Mi qué? ¿En dónde? —La rubia hundió el entrecejo, en el camino de la exasperación.—Aquí.Scarlett miró a su alrededor, porque estaban en la casa del coronel, específicamente en su comedor.—¿Cómo que aquí? —dijo la rubia, controlando su enoj