Un nuevo sujeto aparece y con un culebrón para los Montessori, cada vez esto se pone más complicado, déjame tus comentarios y opiniones sobre esta novela, estaré gustosa de leerlos.
Estaba muda viendo la mirada de sorpresa de ambos hombres y solo pudo decir: —Buscaba el baño… Florentino miró a Jean Carlo y le dijo en tono de advertencia. —Hablaremos luego. Salió rozando a la joven y ella un poco atontada por el alcohol, ¡Qué momento más incómodo! Jean Carlo le dijo: —Lo que escuchaste… —Descuide, no sé nada. Se recompuso para volver al salón principal, Lauren reía junto a Bruno, estaban muy cercanos y ella tenía que hacer algo, se acercó a ellos: —¿Todo bien? —Mamacita, Lauren me va a enseñar a cocinar. —¡Claro qué no! Tenía que detener eso y le dijo a su hijo: —Eres todavía muy pequeño y no es correcto que te expongas. Lauren la tomó del brazo y le dijo a la joven: —Cariño, no desilusiones al niño, con un maestro como yo estará seguro. ¿Maestro? ¿Ahora era maestro? Entonces Lauren la notó rara y preguntó en voz baja: —¿Estás ebria? —Un poquito… Es el licor de los postres. Lauren estaba sorprendido porque nunca conoció a alguien que se embriagara
¡Qué noche tan rica!, pensó Dafne removiéndose en la cama, podía sentir que su piel vibraba, sonrió tontamente dando pequeños gemidos de placer. Entonces lo recordó todo y se sentó aterrada: ¡Qué hiciste Dafne! Estaba sola en la habitación, todo estaba en silencio, miró todo a su alrededor y no reconoció nada, estaba desnuda y ni señas de Lauren: —¡Eres una tonta! ¡Caíste como idiota! Buscó con qué cubrirse y salió, fue a la habitación de Bruno y no estaba, entonces bajó apresuradamente y no lo encontró en la sala y entonces recordó: la cocina. Bruno miraba todo lo que Lauren tenía dispuesto para el desayuno. —Te voy a dar una clase, ¿sabes de dónde salieron los wafles? —No… —Bien, te lo diré para que sepas lo interesante que es su origen—picaba—nacieron como las hostias de consagración, lo que dan en las iglesias a los fieles y eso dio pie a que se hicieran preparaciones más ricas de ellas. “Entonces los franceses le dieron su toque… y comenzaron a ponerle rellenos. —¡Qué int
Dafne terminaba de limpiar toda la cocina cuando una empleada llegó: —Buenos días, ¿usted limpió? —Sí… —Es que ese es mi trabajo. Salió molesta a buscarlo y en la piscina no estaban, los perros revoloteaban alrededor de ella. —¿Y su amo?—meneó la cabeza—¿cómo si pudieran entenderme? Los perros comenzaron a correr mostrándole el camino hacia un sendero y ella enfiló hacia allá, caminó un buen trecho y escuchó la voz de su hijo: —Huele rico, siempre creí que era polvo. —La albahaca se la seca y se la muele, entonces se hace polvo, así es antes de eso. El niño pasaba sus dedos por el manojito de albahaca, Lauren le explicó: —Personalmente, me gusta fresca, por el aroma…—la olía. Bruno veía todo el pequeño huerto y le dijo: —Nunca pensé que pudieran tenerse haciendas en casa. Lauren le explicó: —Esto es un huerto, siempre tenemos uno con lo más necesario que podemos usar, por ejemplo…—excavó en la tierra y sacó una raíz de jengibre—esto puede cambiar el sabor de una carne o d
Dafne escapó de su acoso y le dijo nerviosa: —Te agradezco que desees ser la figura paterna de mi hijo, pero… Estamos en esto por interés. —Exacto, me interesas…—dijo él—también tengo sentimientos. Entonces ella le dijo: —Para un hombre que recibió un balazo en el hombro de una ex, cambias rápido de sentimientos… —¿Hablas de Celia? Ella asintió y él le dijo: —Ella nunca entendió que no deseaba un compromiso con ella. Dafne se cruzó de brazos y le preguntó: —¿Y conmigo lo quieres? —Firmamos un acuerdo, eso es serio, es la primera vez que hago algo como eso y todo se debe a Bruno, es un gran chico… No lo has echado a perder y no merece que lo hagas. ¡Cuánta petulancia! Entonces le dijo resuelta: —Sobre lo de esa noche… No volverá a pasar. —¿En serio?—dijo burlón—lo disfrutaste. —Estaba ebria… —Te embriagaste con unos postres. —Bruno irá a ese cumpleaños y espero que no se te ocurra nada más. —Veremos… Ella lo miró, tal se diría que deseaba fastidiarla. Era un sábado mu
El corazón de Dafne estaba apretado, miraba a todos lados esperando ver algo peculiar que le diera señales de lo que pasaba y no veía nada. Lauren decidió ir por los baños y descubrió que había una salida abierta, caminó para ver el sitio y la parte trasera daba a una calle, si alguien se había acercado, tomó la salida y desapareció. Volvió pensativo, veía tensa a Dafne, ¿sería acaso que el marido era un hombre malo? Se acercó a ella. —No hay nadie por allá. Dafne se restregaba las manos y él le preguntó: —¿Ese hombre es malo? —Quiero ir a casa… —Falta poco para el pastel, espera. Dafne veía la tristeza en su hijo y se acercó a él: —Pronto van a traer el pastel y romper la piñata. —¿Mi papá me envió a buscar? —Hijo, tu padre nunca haría eso, porque él primero se comunicaría conmigo. —Pero él dijo que… Lauren lo alzó y le dijo: —Dijiste que deseabas que yo fuera tu papá, ¿cambiaste de idea? —Sí quiero, pero… ¿Y si mi papá aparece? Lauren le dijo entonces: —Tendrías dos
Sí. Ella había sido la responsable de instigar a Jean Carlo a robar el libro y huir. ¿Que si les costó salir adelante con el negocio?, ¿que si se arriesgaron a crecer y hacer de todo eso en una marca de calidad?, costó lágrimas, pero triunfaron y las recetas, ellos le dieron brillo, clase, su marido estudió para chef, luego vinieron los hijos y aumentar el negocio, los premios vinieron poco a poco, bien ganados por ellos, aunque robaron y ahora… ¿Por qué ahora Florentino venía con todo esto? Eso estaba raro, tenía que investigar la verdadera razón. La exigencia de Florentino Florentino tomaba una copa de vino y fumaba un puro, analizaba la conmoción causada: —El povero en el hospital, parece que no asimiló que estaba en mis manos. —Ellos están informados, el asunto no ha salido a los medios… —Pero saldrá—vio la sorpresa de Country—quiero que salga, que todos se enteren. Country meditó un poco y comentó: —Después de todo será inevitable. Entonces, mientras degustaba su copa de v
Dafne se miraba al espejo, acomodaba su cabello negro, mientras su ropa lucía como un relajo; hacía pocos minutos, estuvo con Lauren en el baño, tuvieron el mejor sexo de baño del momento, con eso paleó su tensión y la ayudó a paliar la de ella, pero no podía creerlo había vuelto a caer y de seguir así no quedaría nada de ella por ese hombre. Bruno había despertado y charlaba con Lauren: —Me duele poco, tuve miedo… —No es malo tener miedo, la persona que te hizo eso es la que va a tener miedo cuando la encuentre. —¿Y mi mamacita? —Ella está en el baño, ya sale y cuando tú salgas vendrás a vivir conmigo y con tu mamacita. El niño sonrió y Dafne más compuesta salió del baño: —¡Mamacita! Vamos a vivir con Lauren en su casona y tendremos perros. Ella lo miró sorprendida: —Pronto nos casaremos y quiero que ya vivan conmigo. Intentó no darle importancia a ese asunto, lo cierto es que las cosas tomaban otro camino y cuando Bruno se durmió ella le dijo: —¿Irnos a vivir juntos? —Den
Lauren daba vueltas por la sala y miraba con rabia todo y le dijo a su hermana: —Ese sujeto es un pazzo, cómo se atreve a difamar a nuestra madre… ¡Lo mataré Livana entonces tomó la mano de su hermano y le dijo con dolor: —Querido, es que… Todo parece ser cierto. —¡Qué! —Ella no lo niega… Ella engañó a nuestro padre con ese hombre. Lauren cerró los ojos y solo pensó que su vida en un instante se había ido al traste, tenía que hablar con su madre y aclarar las cosas con ella. Fue a la mansión Montessori y cuando entró sintió que podía cambiar el concepto que tenía de su familia para siempre, estaba nervioso y con miedo, entonces se dio cuenta de que ya nada sería igual. Su madre colocaba flores silvestres en ese momento en los jarrones cuando lo vio llegar y se puso en guardia: —¿Vienes a pelear? —Tengo motivos para hacerlo, ese sujeto fue donde Livana y le dijo que podía ser su padre. Julia miró a todos lados y lo jaló hacia el estudio: —Tu padre acaba de salir del hospital