Pasan más del mediodía, pero no puede entender si ya es tarde o temprano, si el día viene o no lo hace. Sólo está volando dentro de sus alas. De las alas que son nada más de ellos dos. Acaricia su pecho mientras lo observa, sonriendo, aún con sus mejillas rojas y calientes. Apenas su cuerpo detiene todos los espasmos que le ha hecho sentir. Todo ese recorrido en su cuerpo. Las acaricias inundando cada rincón de su piel. Su vaivén dentro de ella que se sintió tan celestial. Sus acaricias dentro y por fuera la llevaron a donde nunca supo. Este sentimiento ya estaba plenamente regocijado en cada recoveco, en cada lugar al que sintiera estar viva y con ganas de sentir. Mientras acaricia su pecho, bajando hasta la distancia que cubre la manta, ella sonríe, viendo cada rincón que puede ofrecer esas comisuras también alzadas hacia ella. También la está tocando, su cintura, con acaricias suaves que le generan júbilo y comodidad. Cuando lo observa sonreír una vez más, Maya se sube, directo ha
Cuando dan a las ocho de la noche, Maya ya está tomando un café negro, mientras observa ya el anochecer de Nueva York. No olvida que el día de mañana sería el momento en que daría con Chris y sus compañeros la tan esperada ceremonia. Desde que dejó a Maximiliano, se siente un poco retraída. No le ha dicho sobre el proyecto, pero como le dijo a Chris, tan pronto como termine, se lo haría saber. Habría nada más que esperar. Mantiene entonces sus ojos, un poco entrecerrados, hacia Nueva York, y la vuelve una vez que Lizzy entra por la puerta hacia la oficina. Maya deja la taza y le recibe los papeles.—Es todo por hoy —es lo que le dice Lizzy, sonriendo—. Fuiste de mucha ayuda, Maya. Muchas gracias.—Oh no, linda, no agradezcas —le responde con felicidad. Se acerca a su escritorio y toma un bolígrafo—. Lo único que podemos hacer ahora es esperar que el señor D'Angelo venga a la oficina y firme.Lizzy sonríe. Y Maya lo hace por mencionar a Maximiliano.Carraspea y se acerca.—Bueno, ya
Y la mañana llega. Y ella a está a punto de hacer su sueño llega realidad.A la vista se nota una aglomeración, que está, no obstante, bastante formal y ensimismada en el asunto principal. Un recuadro de varias mujeres se forma en el círculo, que se observa como una tarima con adornos florales, de etiquetas con los nombres presenciados, el arreglo de unas sedas flotando en el estrado.Maya y Chris están juntos. Emilia y los demás aún no llegan pero todavía hay tiempo. La conferencia no ha empezado y con los nervios en punta, Maya se toma cada vez de las manos y sonríe en cuanto observa a Jenny arribar con sus padres.—¡Ya están aquí! —exclama ella, abrazándolos a todos—. Estoy tan feliz. Chris y yo somos los primeros en llegar, pero aún faltan un par de horas para presentar. Vengan, por aquí.—También estamos nerviosos, Maya, pero no dudes en que todo saldrá bien, ¿De acuerdo? —Jenny deja su abrazo y le muestra una sonrisa.—No hay nada que temer. Confíen en que todo saldrá bien —la s
Y en sus pensamientos no deja de estar Maximiliano.Que aún no lo ha llamado pero es obvio, nunca le había comentado sobre este proyecto.Y no piensa que fuese tan verídico hacerlo ya que en realidad él ha sido su jefe. Incluso, al ser una persona tan conocida en el ámbito, decidió que ella podía hacerlo sola, por su cuenta.Chris le sonríe. Se acerca para abrazarla.—¿Cuándo dirán los resultados? ¾—Maya le pregunta.—En una semana. Sin falta —responde.Se pone nerviosa pero en realidad la reunión fue tan esperada y simpática. Había presentado muy bien su visión, lo que quería hacer, las contribuciones y como se daría toda la organización del hotel. Servido para el turismo de igual forma. Quería emplear buenos servicios y en donde la gente se sintiera cómoda.Jenny los acompaña para saludar a los últimos jueces e ingenieros, que finalizaron ya las presentaciones. La aglomeración estaba atestada y ya después de haberse tomado las fotos necesarias, junto con Roy Sidney, Maya y todos su
Al momento de ir junto a Chris fuera del edificio, Maya tiene que tomar aire, un aire destilado por la incomodidad retenida por enfrentar otra vez la sensación de tener a Diana June frente suyo. No puede entender las razones, ni el porqué del comportamiento de Diana hacia ella y tal vez de manera desentendida hacia Jason. Y al verlo, sonriendo y bromeando con sus amigos, Maya no puede entender cómo Diana está haciendo todo esto, comportándose tan vil, no tanto con ella, Diana hace días que dejó de ser importante para todo su alrededor, sino con Jason. ¿Cómo puede seguir jugando con él? ¿De esta forma? Ni siquiera sabe por qué lo ha permitido, porque sigue sin decirle la verdad y confesar que esa mujer siente todavía algo por Maximiliano. Y sin embargo, no puede obtener nada más que amargura y ácidos pensamientos. Su respiración se acorta, pero vuelve a tomar el control de todo su cuerpo una vez que es Chris quien le toma del hombro. —¿Estás bien? Su pregunta y ver a Chris ahora la ha
—De eso sin duda —exclama contentamente Phoenix—. Podemos tomar un par de cervezas y cenar aquí mientras Chris y Maya hacen los honores.—Y también a Emilia —agrega Jason, quien la mira bastante risueño—. Los tres: tres mosqueteros.—Sí, así mismo Jason —Chris se une a la charla con un alegre regocijo también y está en medio de Jenny y la señora Hudson—. ¿Ahora? La noche es larga.—¿Qué si es larga? ¡Ni siquiera ha empezado! —entonces expresa el señor Hudson, envuelto en la agasajara que se empieza a notar al instante—. Yo invito esta noche. Chicos, pidan lo que quieran.—Bueno, si es de ese modo —entonces Jenny se levanta—. No digas más nada, papá. Enseguida regreso.Y todos se echan a reír porque saben a qué se refiere. Maya también se levanta, llevando su caja de cigarrillos y pidiendo disculpas para ir tras Jenny.Una vez que está junto a ella, es Jenny quien se vuelve para hacerle reír.—Hoy es un gran día para celebrar.—Es verdad, ¿No crees? —Maya alza una ceja. Sabe Jenny de i
Maya se apresura a entrar devuelta al tienda de Briggie. Nota enseguida su mesa y quiere continuar pero al instante aparece Jenny, cruzadas de brazos y observarla.Quiere rodearla pasar Jenny se lo ha dicho.—Maya —pronuncia su nombre con fuerza— ¿Qué cosa es la que no me has dicho? Sigues sin decirme nada.—Solamente —Maya busca la manera de no soltarlo. No del todo—, nos estamos conociendo…—Claro.—Es la verdad, te lo diré en cuanto sea el momento pero, quiero saber más de él. Nos estamos conociendo, Jenny.—¿Me dirás quién es?Bueno, considerando que es su jefe tan amado, ni siquiera Maya tiene el tiempo de parpadear.—Te lo diré.Jenny suspira y niega.—Soy tu amiga, no tienes porqué desconfiar de mí…Por supuesto que no puede dudar de Jenny. Su más leal e íntima amiga. Tal vez, a parte de su madre, es la persona que más la conoce. Y sabiendo los dotes astutos de Jenny no pasaría más de un mes para darse cuenta que tiene algo con Maximiliano. Ese aquel que también es su jefe. El
Y ella se detiene.Y no es tanto el nombre que ha pronunciado sino en la manera en cómo lo ha pronunciado. Mirada fruncida, comisuras apretadas y mandíbula tensa. Esta actitud no la comprende y con un poco de apresuramiento le cuestiona:—¿Roy Sidney…?—Conocí muy bien a Roy Sidney—empieza Maximiliano— .Hace ya bastante tiempo de eso pero nuestra relación se vio afectada por el simple hecho de una corrupción —Maximiliano ya se ha cruzado de brazos y tiene un gesto serio—. Una de mis sucursales fue acusada de ser una organización que lavaba dinero y me costó recuperarla. Pero no fue aquí en Estados Unidos sino en Canadá. Sospeché de él porque nunca me dijo que vio algo malo en el hotel. Sí, él era mi socio—confiesa Maximiliano—. O eso fue lo que creí. No asumí denunciarlo porque éramos amigos y no tenía pruebas. Al final se comprobó que era inocente y que en realidad esa sucursal fue víctima de esta corrupción. No pasó nada malo con el hotel y todo se solucionó. El asunto con él tambié