Nos subimos al auto, le pidió a Thomás dejarnos en un lugar dónde cambiaríamos de auto, de ese modo estaríamos seguros, era incómodo, parecíamos fugitivos, pero él haría lo necesario para mantenernos seguras.

Con el auto que habíamos intercambiado, dejamos atrás al chofer y el guardaespaldas, dijo que de ese modo nadie sabría donde estaríamos, él conducía, me había hecho atrás para poder ir tranquila, lo miraba y pensaba que tenía suerte a pesar de todo, la gente se equivocaba al igual que lo había estado yo al principio.

—Hemos llegado señorita Clark, espero que el lugar le guste —expresó al salir del auto.

Una hermosa casa de campo, cerca un increíble lago, rodeado de la naturaleza, el sonido agradable de las aves, era perfecto.

—ME ENCANTA —Dije en voz alta y muy emocionada.

—Ver su rostro de esta manera lo es todo Clark, me hace feliz verla sonreír. ¿Entramos? —preguntó y extendió su mano.

—Sí, sí, si por favor. ¿Qué es este sitio? Lo que intento saber es a quien le pertenece.

—E