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Cap1 ¿Qué haces?

Había tomado una decisión "mejorar mi futuro" aunque para eso me tuviera que alejar de mi madre, familia y amigos. Tener que dejar atrás toda una vida, una infancia por un buen futuro al lado de mi papá, quien siempre me prometió una prosperidad .Aunque nunca le creí, lo logró y cumplió su promesa. Y me encuentro ya en el avión con destino a un pueblo que me brindará sus brazos para cumplir con mis objetivos.

La despedida fue dura, mi madre no quería separarse de mí y me rogaba que no me fuera, pero, la suerte ya está echada.

El viaje demoró un poco, creo que 4 horas fueron suficientes para que mis queridas nalgas se durmieran más de tres veces. La columna me dolía como nunca, pero mi vista no quería despegarse del libro que tome prestado de mi antigua profe de literatura Cumbres Borrascosas, creo que ya debo decir que soy fiel amante de la literatura, tanto clásica como moderna, sí hablo de W*****d.

En mis tiempos libres escribo en una página web que titulé como el blog de Cam donde hago reseñas sobre mis libros favoritos e incluso doy consejos amorosos.

Por las bocinas del avión, el capitán nos avisa que ya estábamos a punto de despegar a la maravillosa ciudad de Fairfax. Guardo el libro en mi mochila rosada con muñequitos en forma de unicornio y espero pacientemente a que el avión toque tierra.

En cuanto agarro mis maletas, me encamino a buscar a mi padre que como siempre resalta sobre la multitud por el enorme cartel rosa que decía Bienvenida Pompón a Casa. Doy una sonrisa de desaprobación y salgo corriendo para abrazarlo.

— ¿Todo bien? ¿No hubo ningún contratiempo?

Preguntó mi padre mientras llenaba mi cara de besos.

—Peluso, es mi primera vez en un avión ¡Ni que fuera el fin del mundo!

A su lado se encuentra Beatriz, mi madrastra. La verdad la considero como una segunda madre, nos conocíamos por W******p donde chateamos y se ganó todo mi corazón.

Mi cuerpo me pedía dormir, estaba agotada tanto física como mentalmente. Solamente quería llegar a mi nueva casa y dormir hasta que me canse y eso es difícil.

—Camila Alejandra sé que el cambio es duro, drástico pero sabes que cualquier cosa cuentas conmigo.

—Con nosotros, Roberto —le interrumpió Beatriz para tomar una de mis maletas y guiarnos hasta el carro— Bienvenida a Fairfax cariño.

Asentí mientras mi cuerpo pedía cama, mucha cama. Al montarme en el auto lo primero que hice fue abrir w******p y ver los numerosos mensajes de mis amistades, mi madre y mi novio (o mejor dicho ex novio).Joel no había entendido mi situación, sabíamos que las relaciones a distancias no sirven pero lo podíamos haber probado y sinceramente me sentía una m****a por ser la culpable de haber terminado tres años de relación.

Respondo los mensajes y me dedico a ver el paisaje hasta la gran ciudad, las fotos que había visto en G****e se quedaban cortas con las bellezas de edificios, casas, mansiones y las increíbles vistas de la playa.

Papá aparcó el auto en un edificio lujoso de esos de doce pisos inmensos, de color blanco. Mi vista se dirigió hacia el inmenso jardín, parqueo e incluso el gym del edificio. ¡Una locura!

Salgo del auto agarrando bien fuerte mi mochila mientras un señor algo gordito me carga mis maletas hasta el elevador.

Me quedo dando vueltas mientras digería que estaba en otro lugar, no en el típico lugar de mi infancia.

—Bienvenida a tu nueva vida Cam—me dio la bienvenida mi madrastra mientras caminábamos hacia el elevador.

Por lo que sabía a través de W******p es que Beatriz tiene dos hijos. Uno vive con su padre que es profesor de una Institución de Música Clásica ese se llama Leonardo, mientras que el otro Lorenzo, el mayor con 22 años es baterista de una banda de rock bastante famosa en Fairfax. Si suena cliché, pero que le vamos hacer a las casualidades de la vida.

—Lorenzo —empezó a gritar mi papá desde afuera del departamento a mi entender a ambos con el entusiasmo de que yo venía se les había olvidado la llave—Beatriz, llama a tu hijo que de seguro está durmiendo.

Parece que mi padre tenía razón porque al rato salió un chico medio adormilado de 1.80 cm que me hacía sentir una minion, su brazo llenos de tatuajes, tenía un pulóver negro que decía i love rock, el pelo lo tenía largo que le daba una apariencia a un chico malo de color rubio. Estaba mucho mejor que las fotos que posteaba en I*******m, si me dedique a investigar la vida de mis futuros hermanastros.

—Lorenzo, saludo a tu hermana se llama Camila—habló Beatriz rápido antes que el chico entrará a su habitación dejándonos con la palabra en la boca.

—Un gusto sabes—dije en un susurró y los dos adultos que tenía al frente me sonrieron.

Me mostraron mi habitación que enseguida amé, con un color tapiz rosado y algunos peluches de unicornios (mis favoritos).La cama era grande con colchas de igual color además de tener una repisa llenas de libros tantos clásicos como modernos.

— ¿Te gusto el cuarto princesa?

—Bea es hermoso —sonreí apenada y ambos se fueron para darme mi espacio.

Saque de mi bolso emocionado mi laptop para iniciar una videollamada con mi mamá y su esposo para poder comentarles mis impresiones de este hermoso lugar.

Después de fallar en mi intento de organizar toda mi ropa, decido salir ayudar a Beatriz en el tema de la cocina ya que se me daba bastante bien.

—Discúlpame por la actitud de Lorenzo, estuvo de mal gusto

—Tranquila se debe sentir algo incómodo con mi llegada —dije mientras preparaba una taza de café, cuando sale de su habitación directo a la nevera para tomar algo de este.

—Hola ¿Me dejarías coger algo del refrigerador?

Esas palabras sonaron bruscas, por lo que me aparte de inmediato de al frente del refrigerador. La puerta de la sala empezó a sonar y Beatriz salió corriendo en busca de un nuevo regalo para mí.

—Hola Lorenzo ¿todo bien?

Él asintió siendo arrogante, sentía que lo incomodaba con mi presencia. ¿Pero por qué si solamente llevo dos horas aquí?

—Te sucede algo conmigo —pongo la taza de café en la meseta mientras lo miró a los ojos de forma desafiante.

—Tu presencia me molesta, mientras no te metas en mis cosas ¡Todo va a salir bien, topo!

¿Topo? Dios era horrible ese apodo.

— ¿Por qué topo? Sabes que existen millones de animales—le pregunte con un tono de broma pero eso hizo que su mirada se pusiera dura y pusiera su mano en mi hombro— ¿Qué te hice yo a ti?

—Simplemente eres torpe y listo.

Agarró una botella con algún líquido y se fue a sentar al sofá donde me observaba tratando de intimidarme, logré sacarle el dedo del medio y me dispuse ayudar a Beatriz con las inmensas cajas.

¡¿Esto es fuego contigo Lorenzo?! Nada más te digo

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