Baltasar sonrió con picardía, sus ojos brillando de diversión.—Entonces, esperaré que vengas a pedirme la mano. ¿Y lo que me darás, cuánto será?—Todo cuanto quieras —respondió Yulia, sin perder la calma, como si fuera lo más normal del mundo.Baltasar asintió, sonriendo aún más ampliamente.—Bueno, entonces acepto. Mañana por la noche paso por ti después del trabajo.Yulia estiró los brazos, mostrándose cansada, y con un tono perezoso respondió:—Está bien.Siguieron conversando un poco más, pero Yulia ya estaba tan agotada que se despidió rápidamente.—Buenas noches, Baltasar —y colgó la llamada sin esperar más.Al día siguiente, Baltasar acababa de llegar a la oficina cuando Daniela lo llamó a su despacho. La mirada de Daniela era oscura, como si presagiara algo malo.—Baltasar, puedes recoger tus cosas y dejar la empresa.Baltasar sereno pero sin entender nada, asintió sin dar más explicaciones.—Ok.Cuando ya estaba a punto de girarse para irse, Daniela lo detuvo con una pregunta
El sol brillaba sobre el mar, haciendo que el agua resplandeciera como si estuviera llena de diamantes. Un yate de lujo flotaba tranquilamente en el océano, anclado en su lugar.Augusto descansaba tirado en una silla, rodeado por dos mujeres en traje de baño que se reían mientras le ofrecían frutas. Justo cuando iba a morder un trozo de melón que le habían acercado, su celular sonó.Augusto soltó un leve resoplido de molestia, pero en cuanto vio que era Daniela la que llamaba, su expresión pasó de fastidio a una sonrisa al instante. Contestó de inmediato.—¿Hola, Daniela? ¿Y eso como por que me llamas? —dijo, con un tono relajado, pero con una chispa de felicidad.Daniela, ocupada con el trabajo, rara vez le llamaba. Su voz al otro lado sonaba suave y tranquila.—Augusto, ¿cuándo vas a regresar? —preguntó.Como ya habían decidido tener hijos, al menos debían hacerse algunos exámenes en el hospital.—No estoy seguro, creo que me quedaré un par de días más —respondió Augusto, mirando a
El gesto de Baltasar conmovió profundamente a Yulia.—Baltasar, muchas gracias, de verdad eres todo un amor —dijo Yulia, sonriendo mientras cerraba un poco los ojos, sintiendo ese toque cálido de ternura que él siempre le daba.Y fue gracias a esa amabilidad, durante la cena Yulia se mostró como una novia súper atenta, dándole de comer de vez en cuando, como si ella misma disfrutara de ese rol.Baltasar, por fin, podía saborear ese “servicio de novia” tan especial.Después de cenar, como Yulia tenía que seguir trabajando, Baltasar solo pudo acompañarla hasta su casa. La dejó justo en la entrada.Antes de que se metiera, Yulia, rápida como un rayo, le dio un beso a Baltasar. Pero justo cuando se giró para entrar, ambos vieron a Iker, que los observaba fijamente desde la puerta con los ojos bien abiertos.Iker estaba en la entrada, con una paleta en la mano. La lamió un par de veces antes de preguntar, curioso:—¿Hermanita, por qué lo besaste?Yulia no se esperaba que su hermano abriera
Regina llevaba días sin ganas de salir desde que regresó de Estelaria. Cada vez que pensaba en su hijo, simplemente no podía encontrar fuerzas para animarse.Araceli, viendo su estado, decidió ir a buscarla directamente para invitarla a salir.—Señora Regina, ¿por qué no vamos a jugar a las cartas? —dijo Araceli, sonriendo con amabilidad.Regina respondió con una sonrisa algo forzada.—Ok, dame un momento para cambiarme.Cuando Regina bajó, ambas salieron juntas.Mientras caminaban, Araceli, con curiosidad, le preguntó sobre Baltasar.—¿Viste a la novia de Baltasar cuando fuiste a Estelaria? ¿Cuándo la traerán a Aqualis?Regina replico irónicamente.—Pues su relación aún no está tan firme. Cuando lo esté, la traerán.Araceli se rio suavemente.—Tu hijo es un suertudo, no tienes que preocuparte por él. No como mi hijo, que solo sabe beber y divertirse. ¡Ese sí que me da dolores de cabeza! Baltasar es tan brillante, su juicio no debería fallar. Mira a mi hijo, la última vez trajo a una m
Este tema podía esperar hasta que llegara a casa por la noche y lo hablara con su esposo, pero mientras repasaba todo lo que había dicho y hecho en casa de Yuli, Regina no podía evitar sentir una vergüenza profunda que la estaba consumiendo....Marina y Diego fueron al aeropuerto a despedir a Yolanda y su familia.Yolanda, abrazando el brazo de Marina, de repente no quería irse.Diego, al ver la cara de Yolanda, ya sabía lo que pasaba: quería quedarse en Estelaria. Levantó una ceja, miró a Víctor y le dijo:—Ya pueden entrar.Víctor no pudo evitar sonreír nerviosamente mientras miraba a su hijo Ulrico. Pero Ulrico no se movía, su mirada fija al frente, sin mostrar ni el más mínimo interés en irse. No le importaba quedarse.Marina, con ternura, abrazó a Yolanda.—Vete tranquila, ya cuando tengamos alguito de tiempo, iremos a verlos.Yolanda triste respondió.—Vale, los estaré esperando.Cuando Yolanda y su familia se fueron, Diego tomó la mano de Marina y salieron del aeropuerto.Marin
Marina agarró la mano de Diego justo cuando intentó alcanzar los condones.—Solo una vez y ya está —le dijo, con voz firme.Diego la miró, sus ojos entrecerrados, llenos de ternura, pero con un toque de súplica.—¿En verdad solo una?Marina asintió, sin dudar ni un segundo.—Nada de eso. O me voy mejor al cuarto de huéspedes y te dejo aquí con tu calentura.Diego se quedó en silencio. Esa amenaza era seria, sobre todo después de haber comprado ¡cinco cajas! Pero esa noche, solo uno. Suspiró y la abrazó. Trato hecho... solo una vez.Marina, pegada a él, de repente cambió de tema.—Esta noche, Yulia me contó algo... Baltasar quiere abrir una sucursal de Estelaria aquí, solo para estar cerca de ella. Así que su boda no debe estar muy lejana.Marina entendía perfectamente lo que su hija esperaba. Seguramente quería que su papá la viera con el vestido de novia.Diego se quedó pensativo un momento.—Mmm... Mientras no se muden a Aqualis a vivir con la mamá de Baltasar, las cosas deberían cal
Tulio le mandó un mensaje a Baltasar para confirmar algo: [Baltasar, ¿tu novia ahora es la nueva gerente general del Grupo Yulia?]Baltasar, que estaba a full con el tema de la nueva sucursal, vio el mensaje cuando pudo, y le respondió con un simple: [Sí.]¡Menuda noticia! Pero Baltasar lo pasó por alto como si nada.A las siete de la noche, Baltasar estaba manejando para ir a recoger a su novia.Aquel dia su primer día oficial como gerente general, aquí presidenta, y entre reunión y reunión, no había tenido ni un segundo de descanso.Fernando estaba en el sofá de la oficina, sonriendo mientras le decía a Yulia:—Yulia, mejor vete temprano hoy. Ah, y mañana Eugenio llega de Aqualis, firmamos el contrato para la distribución de los medicamentos. Yo voy a ir por él al aeropuerto.Al escuchar el nombre de Eugenio, a Yulia le vino a la mente su abuela, esa señora gordita con una sonrisa cálida siempre en la cara.—Muchas gracias, Fernando.Ricardo, entrando por la puerta, les dijo:—¡Ya es
El médico confirmó que Daniela solo tenía un esguince leve en el tobillo. Baltasar, al escuchar la noticia, respiró aliviado.—Señora Daniela, por favor no se preocupe usted por los gastos médicos, yo me encargaré de todo. Si necesita algo, avíseme.El accidente no ocurrió en una avenida principal, sino en una pequeña intersección, así que ambos tuvieron algo de culpa.Daniela sonrió con tranquilidad.—No pasa nada, solo es un esguince, en unos días estaré bien.Se giró y le dio instrucciones a su guardaespaldas para que la llevara de vuelta a casa.Baltasar la observó subir al auto, luego volvió al suyo y condujo de regreso a casa. Mientras lo hacía, llamó a Yulia para contarle lo sucedido.—La señora Daniela tiene el tobillo torcido, pero no es nada grave.Yulia, que estaba en el baño observando a Iker mientras se bañaba, contestó con una mezcla de alivio y preocupación.—Pues qué bueno. ¿Ya confirmaron la dirección de la nueva empresa?Baltasar se sirvió un vaso de agua, lo bebió y