Finlay. Durante este estos tres días, después de que mi diosa, me hubiera dejado claro a quien era mi dueña, me dediqué a prepararlo todo para la larga temporada que me iba pasar en Londres, ya que sabía que esa escurridiza mujer, no me lo iba poner fácil, más si estaba casada. Todo esto me demostraba el poder que esa mujer tenía sobre mí. Sólo mi diosa podía conseguir lo que ella está logrando, ni siquiera la lealtad por los dos piratas podían hacerlo, si hasta Oliver tuvo que chantajearme para que fuera su padrino. La verdad es que odio Londres, como buen escoces, necesito de los espacios abiertos de Escocia, de mi Puerto de Lerwick, desde donde salen muchos de mis barcos, está el astillero que casi pierde mi padre. O las highlander, con lugares como Inverness, el Lago Ness, o mi maravillosa isla Sky, donde se encuentra el castillo de mi familia. Hoy en día es un destino turístico, cuando no lo usamos nosotros en verano, el castillo de Dunvegan, lo compró mi bisabuelo, a la hist
Finlay. - “Quiero estar ese día en la vista para el divorcio de mi futura esposa.”- les dije aun respirando como una maquina vieja a vapor, mientras de la ira sudaba como si hubiera hecho una carrera de fondo. Mi orden fue acogida por Fred y Penélope, como si hubiera dicho que desde mañana comenzaría a aniquilar a toda la población infantil de la Tierra. Sobre todo, tras dos horas de tratar de calmarme y de darme parte de la información que tenían, después de que mi asistente contabilizara y mandara a sustituir, los objetos rotos, estrellados contra paredes, muebles, y hasta el suelo. - “¡No!”- fue la respuesta de mi asistente, la única que se atrevía a responderme una negativa, estando como estaba en este momento. Aun no entendía en que estaba pensando mi diosa para acercarse a ese maldito mierda, basura, proyecto abandonado de hombre como era el Mierda Patel, hasta me enfadé con mi fututo cuñado por no haber arrancado a su hermana de las manos del hijo puta ese. Otra era la sádi
Narrador Durante esta semana, tras salir del hospital, Walter Patel, intentó contactar con la traidora de su mujer varias veces, descubriendo que esa traidora lo bloqueó. Su interés fue mayor al descubrir que, todas las cuentas de ella y tarjetas que le había dado, o tenía acceso, habían sido cerradas y bloqueadas, incluido sus tarjetas de crédito, que habían sido anuladas. El problema era que su madre, la persona más exigente y mortificante de su vida, no dejaba de exigirle que la buscara para que le devolviera el acceso a las cuentas, que eran lo que su madre usaba para los gastos de la casa y sus propios gastos. Desde que se casó, que su mujer fuera tan estúpida para darle acceso a sus cuentas personales, donde se ingresaba su abultada nómina, le había venido bien a Walter, para que su madre no tuviera opciones a acceder a su cuenta personal, que era donde su sumisa le ingresaba las grandes cantidades que le daba, por “su trabajo”. Prácticamente su esposa pasó a ser la provee
Ailan Mi hermano me tocó el antebrazo, para que lo mirara, mientras me ofrecía su brazo, para ayudarme a subir la enorme escalinata del Palacio de Justicia, me hizo regresar a la realidad, y darme cuenta de que su ofrecimiento era apoyo, porque sabía lo que sentía. Sin pensarlo me agarré a su brazo y comenzamos a subir la escalinata, cuando entramos en el Palacio de justicia, los abogados nos advirtieron que, como estrategia, primero nos llevarían a un despacho aparte hasta que la otra parte hubiera llegado a la sala de juicio, la idea era que, los intimidaremos entrando mis sietes abogados, entre los que se encontraba el loco de Murdock, mi hermano y yo. Leah incluso había dicho como tenía que vestirme, también me había advertido que no revelara mi identidad hasta después de la sentencia, porque los abogados podrían usarlo para exigir más dinero, aunque si lo hacían, mi inquisitivo abogado tenía también una estrategia, ya que yo había sido la mantenedora económica de la familia
Finlay. Pese a que dije que no iría a la sala de juicio, para ver cómo se desarrolla la maldita demanda de divorcio de mi diosa, sabía que no podría evitarlo, así que, tras convencer Sean, para que nos diera algunas ideas para poder pasar así desapercibido, gracias a que, por su trabajo de actor, se había convertido en un experto en el camuflaje entre multitudes, obligué a mis dos mejores amigos, a acompañarme a la sala de juicio. Pese a lo complicado que era intentar que tres hombres de más de un metro noventa, en buena forma y vestido con trajes de ejecutivos, pasarán desapercibidos en una sala de juicio, increíblemente lo conseguimos, sólo necesitamos utilizar gafas de vista y carpetas que llevarían los abogados que están en prácticas, para mezclarnos entre los diferentes pasante de los diferentes buffet, que dedicaban parte de su tiempo a estudiar las prácticas que se usaban en la corte, asistiendo como oyentes a los juicios abiertos que se celebraban. Según el experto de Murra
Finlay. Tuvieron que sujetarme fuerte, cuando el muy cerdo comenzó a insultar a Ailan, y fue a por ella, pero justo en ese momento, con una velocidad alucinante vi como mi futuro cuñado se movía rápido, como si lo tuviera previsto, y de un solo movimiento, se puso delante de Ailan para protegerla, y de un puñetazo, que me hubiera encantado darle yo, lo derribó al suelo. - “¡Joder con tu cuñado!, yo que tú tengo cuidado, y trato bien a tu diosa, o ese te cambia la cara de niño bonito.”- dijo Sean se partía de risa, a mi lado, tras soltarme, porque yo ya no me resistía. Yo, en cambio, estaba frustrado, Miller se me había adelantado. Y con el revuelo que se había formado, los alguaciles controlando al público, y tratando de reanimar a Patel, la loca que se acostaba y jugaba a los juegos depravados con Patel, gritado, Ailan agarraba a su hermano, que se había ido otra vez contra un medio inconsciente Patel, con todo eso no podía ir a romperle la cara ese idiota. Pero esta me la guar
Finlay. - “¿Que has hecho qué?”- le pregunté casi en shock a mi jefa- asistente, mientras me tomaba el café antes de entrar de nuevo a la vista, tras la llamada que recibí para notificarme que ya estaba entregada la información que había requerido, además de “algo extra”. Mi cara y mi voz alertó a los dos piratas, que me miraron como queriendo saber que había pasado, en especial el cotilla, maruja de Oliver. Pero es que yo no me lo podía creer que mi jefa hubiera decidido, sin decirme nada, tomar cartas en al asunto sobre mi relación con mi diosa, y lo peor es que tras contarme lo que había hecho, y lo que decía la nota que le había puesto en su regalo sorpresa, que lo era hasta para mí, y aún peor, en mi nombre, sólo puede pensar es que esa idea la debía haber tenido yo. Con personas como Penélope encargándose de mis empresas, y de su jefe desastre, tenía el cielo ganado. - “No preguntes, que lo entendiste perfectamente, jefe, así que sólo tienes que esperar a la reacción de
Ailan. Necesité de toda mi fuerza de voluntad para controlarme, y no estar más pendiente de lo que ocurría entre el público, que de lo verdaderamente pasaba frente a mí, en esa sala. Tras sentarme en mi silla, junto a una de las mesas que había para las partes del caso, noté como mi hermano se colocaba a mi lado. - “No estés nerviosa, estoy aquí, no vamos a dejar que éste se salga con la suya.”- volvió a repetirme mi hermano pensando que mi extraña actitud, y la rojez de mis mejillas era provocada, porque mi suegra y mi exmarido estuviera mirándome con odio, y esto me hubiera puesto nerviosa. Pero me era difícil explicarle que eso no volvería a ocurrir nunca, que la Ailan que lo Patel habían conocido, hace una semana que había desaparecido, al contrario la mujer que acaba de descubrir en mi interior, era mucho más peligrosa, decidida, y complicada, esa sí que no se hubiese dejado engañar y avasallar por ninguno de los Patel, estoy hasta segura, de que a la primera que la señora P