Finlay. - “Al final se retrasa quince días más, al parecer al abuelo no se ha recuperado del todo, y no podrá volar en una semana, ella quiso cancelar la boda, para dentro de unos meses, pero ni de coña la dejo escapar, y menos una vez que la convencí, que lo mismo se lo piensa, y no se quiere casar conmigo, después de casi un año intentándola convencer. “- dijo Oliver serio demostrando que era importante para él. - “¿No lo entiendo?, ¿Por qué cuando te embarcas en una de las tuyas siempre nos metes a nosotros?, ¿Es que no sabes que para convencer a ese hombre tendrás que entregarte como regalo sexual, o a uno de nosotros? Gred es Gay, y uno muy reconocido en el mundillo, ha tenido más amantes que yo y tú juntos, para convencerlo sólo te queda venderte, o a uno de tus amigos.”- justo cuando Sean dijo eso, ya que él está más puesto en el mundo de la moda que nosotros, por ser una super estrella de Hollywood, recordé donde había oído ese nombre. Gred era mi proveedor de tesoros, mi
Ailan. - “No entiendo por qué me has hecho venir, sabes que no soy modelo, podrías haber llamado a Connelly, ella hubiera venido encantada desde Nueva York. Yo no soy profesional, ni tampoco quiero serlo, te estas pasando con el castigo, y lo sabes.”- le decía a Gred mientras sus maquilladoras obraban su magia. La culpa era de ese estúpido Gladiator, y su manía de romper todos los vestidos que mi hada madrina, me alistaba. Pensaba cóbramelas todas, incluido la de anoche, ese vestido se lo llevó gratis, más bien se lo robo, ya que yo no recibí ningún pago por él, eso fue un robo descarado. Maldito atractivo y seductor Gladiator, que abusa de su poder, para desconectarme el celebro, pero mi venganza llegaría, y que se prepara, yo también sabía crear expectativas, para luego no cumplirlas. - “Eso se lo dices a ese alucinante dios griego que te gusta ponerte entre tus piernas, y esa afición que tiene por destrozar a mis niños queridos, aunque tengo que decir que estimula mi libido y nec
Ailan.- “Bueno unos más que otros.”- le dije señalando a Gred que en ese momento estaba como una moto de un lado para otros, dirigiéndolo todo, parecía que em cualquier momento le iba a dar un ataque cardiaco. Vincenzo lo miro, y sonrió, aunque en sus ojos sólo veía amor y orgullo.- “Bueno cuando todo acabé, entra mi trabajo, que es relajarlo, así que todo esto me favorece.” dijo el italiano enigmático, y no pude evitar reírme. - “¿Y tú qué tal? ¿cómo vas con el escoces que tiene a mi marido alborotado? … y al parecer de a ti también, esa mirada intensa, y ese rubor en tus mejillas cuando se habla de él, lo dice todo.”- me dijo el observador italiano.- “Se pude decir, que por ahora va ganado él.”- le dije escuetamente.- “Bueno en esto, hay muchas batallas por delante, ragazza, disfrútalas todas, la próxima la puedes ganar tú, ¿quién sabe?, lo importante es no retirarse sin luchar primero.”- me dijo sonriéndome, yo lo miré y sonreí, tenía razón, entre mi Gladiator y yo había muchas
Finlay. - “Cambia la cara Connor MacLeod, el ambiente se está enrareciendo, y la gente se está cambiando de sitio, sobre todo en la zona que estás mirando con cara de asesino buscando víctima.”- se quejó Oliver a mi lado, mientras y estaba sentado con mis piernas y brazos cruzados miraba serio, huraño e impaciente de frente sin mirar el maldito desfile. - “¿Cuándo durara esto?, ¡por Dios!.”- pensaba cada vez con la mirada más oscura, por la impaciencia. Llevaba más de una hora viendo pasar mujeres y hombres desfilando sin cesar. - “No entiendo por qué no nos vamos, ya lo conseguiste, ahora quiero una cerveza y ver un partido de fútbol, en ese orden.”- le dije sin mirarlo mientras mi miraba no se parta del frente donde otros invitados habían huido de mi mirada. Ni siquiera prestaba atención a las mujeres que desfilaban delante de nosotros. El idiota de Oliver había cogido de los mejores asientos y estábamos en primera fila a un lateral de la pasarela como a la mitad. Para colmo
Narrador. Previamente a que todo esto pasara, en esa misma sala en que se encontraba esos tres escoces robándose la atención de todas las mujeres, en otro asiento más oculto a la vista de todos, tres ingleses de sangre noble, junto a sus últimos entretenimientos del momento, los miraban a los tres escoceses sentados en la primera fila, con odio. Para la forma de pensar de esos tres, esos eran brutos sin clase, que no deberían tener pretensiones, e intentar ser lo que no son, óseas personas con clase y educación. Sobre todo, odiaban la atención que creaban a su alrededor, siempre había sido así desde que estudiaban juntos, esos brutos, como ellos, solían atraer la atención de todas las mujeres, incluidas sus novias de ese tiempo. De nada valía el dinero que tenían ellos tres, ni los títulos. - “Lo que daría por romperle a la cara a ese gilipollas de Murray, con la cara rota seguro que tan guapo no era”- dijo Conrad Montgomery, famoso actor inglés. - “Pues yo no lo haría, ese c
Ailan. - “Tú decides, Diosa, mi hotel o tu ático, queda claro que otro sitio sin mí, es imposible.”- fue lo primero que me dijo mi secuestrador, me mantenía sujeta entre sus brazos, en su regazo, mientras él estaba sentado, y yo estaba vestida de novia. Íbamos avanzando por las calles de Londres en una enorme limusina blanca, a esas horas de la noche. - “Mi ático”- dije en apenas un murmullo, sintiéndome totalmente anulada. Tenía claro que todo lo que dijera en contra de esa opinión, tanto Gladiator, como la pervertida que estaba descontrolada dentro de mí, me bloquearían el paso. Unos labios besando los míos, volviendo a aplicarme mi dosis para dejarme totalmente gimiendo de placer, se me volvió a ser aplicada, esa técnica de anulación de mi voluntad, ante mi respuesta, aunque al contrario que la vez anterior, esta vez el beso se profundizo, mientras unas manos expertas recorrían el cuerpo de ese vestido de novia, y comenzaban a deshacer de los adornos que recogían mi pelo. - “¿
Ailan. Me imagino que ese hombre se sorprendió cuando una loca, desatada y pervertida, se subió fuera de sí, a horcajadas sobre él, para devorarle los labios mientras sus manos recorrían su cuerpo, arañándolo y apretándolo, mientras le exigía que entrara en ella. Pero no podía evitarlo, la pervertida se había hecho con el control, y pensaba que los previos era una pérdida de tiempo, quería a ese hombre su interior, en ese instante. Tras bajarle la cremallera de la bragueta, casi rompiéndola, para luego capturar su abultado y erecto miembro, liberándolo de su encierro, al mismo tiempo, que un sorprendido Gladiator, intentaba calmar a la incontrolable y ansiosa mujer que tenía sobre él, totalmente desatada, ocurrió, tras ser asaltado sin piedad, el CEO de M.F.P. Global Multinacional, fue utilizado de la manera más vil, ardiente, y pervertida posible, hasta le arrebaté el control de su cuerpo, mientras yo lo cabalgaba sin piedad. - “Eres … una caja … de sorpresa, ¡Maldita mujer!”-
Ailan. - “Dime, ¿Qué te corre tanta urgencia?”- fue la borde respuesta que recibí después de una hora intentado contactar con mi alter ego. Arturo y yo no podemos ser más diferentes en todo, incluido en el género. El universo, Dios y mis padres habían decidido que sólo estando juntos fuéramos como un ser completo perfecto, pero por separado, el mundo podía temblar. El CEO del grupo Miller, y por suerte mi hermano mellizo, Roy William Miller, es el ser más distinto a mí que he conocido, y lo mejor es que pese a ello, a nuestras diferencias, nos queríamos con todo nuestro corazón. Quizás por ello me encontraba en la privilegiada posición de decirle a Arturo palabras, que pocos se atrevían a decirle, sin tener que contenerme en lo que pensaba. - “¿Qué eso de que vas a vivir con Hanna? ¿No me digas que la has dejado embarazada?, porque si es así, ya estas tardando en presentarle a nuestros padres, un acta de matrimonio firmado y sellado legalmente en el registro civil, si nos quieres