Vic se detuvo frente a su apartamento. Samantha se sentía cansada, con dolor de cabeza y lo único que quería era una ducha y luego dormir. Ambas bajaron del auto al mismo tiempo mientras Vic abría la reja del edificio con su llave. Al estar dentro ella cerró con llave y subieron hasta el departamento de la chica.Ahí se encontraba Peter con una expresión de preocupación y al ver a la joven no hizo más que abrazarla. Victoria suspiró y sacó su celular. Le informó a Daniel y Samantha estaba sana y salva. El pobre hombre había estado corriendo por toda la ciudad como un poseído en busca de la joven. La verdad, entendía a Sam y también lo entendía a él. Era un poco injusta la situación de ambos, pero no podía hacer más que apoyar a su amiga.Ella se quedó dormida mientras Vic y su hermano se encontraban en la cocina sin palabras. Victoria le explicó todo a Peter. Todo lo que Samantha le había dicho en el auto.—Así que no están casados legalmente. — La joven negó lentamente.—¿Por qué cre
—Sabes que odio las mentiras y los secretos. —Lo sé. —Te lo dije muchas veces. —Lo sé. —Entonces ¿por qué? — Daniel suspiró. —Tenía miedo. — Sam lo miró. Hace un momento se había alejado de ella porque la joven lo alejó. Se sentía mal. Quería perdonarlo, sabía que debía hacerlo, pero por alguna razón no podía hacerlo. —Esto es difícil. —Lo sé. — Parecía que no tenía más que decir, sin embargo, su semblante decía todo, le dolía al igual que ella. En su vida había visto a Daniel tan cabizbajo, tan triste, tan dolido y todo por la mentira que él había ocultado. Vic y Peter la habían perdonado por mentir. Y su mentira era aun peor que la de Daniel, era injusto no otorgarle ese perdón a Daniel, alguien que se lo merecía tanto como ella. —Daniel. —¿Si? — Alzó la mirada notando sus ojos rojos e irritados debido al llanto. Jamás había visto a Daniel llorar, jamás había visto a un hombre llorar por ella. Su corazón se encogió al verlo de esa forma. Él no merecía sufrir tanto. —¿Tienes
Sam entró junto a ellos a la casa. Los invitó a tomar asiento y les ofreció una bebida caliente ya que hacía aun un poco de frío. Luego se sentó en el sofá individual y Daniel sonrió.—Le dije a mi padre.—¿Qué sucedió?—No le molestó. De hecho, parecía contento que al final si estemos comprometidos. — Sam se sintió aliviada. — Mi padre te adora Sam.—No digas eso.—Hablo en serio. — La joven tomó de su bebida. —¿Qué dijo Drew? — Recordó el comentario del hombre y decidió guardarse el comentario.—Bueno, que apoyaba mi decisión y como el futuro esposo debes pedir su bendición.—Me lo imaginé.—Así que esta semana asistiremos a una cena, tus padres están invitados, así que es la oportunidad perfecta para que ambos pidamos la bendición de tus padres y de Drew como se debe. — Daniel asintió. Ambos habían acordado hacer las cosas de forma correcta esta vez. De dejar que la relación fluyera sin tanta presión y de conocerse mejor. Incluso habían tenido un par de citas durante esta semana y
Diez meses después…Samantha se encontraba concluyendo sus exámenes finales. En realidad, vivir en el extranjero había resultado más difícil de lo que había pensado, sin embargo, era un sueño. Conoció mucha gente nueva, agradable, profesores que la hicieron ver de otra forma el arte literario y su importancia en el mundo. Todo la ayudó a plantearse un nuevo rumbo en su vida, nuevas perspectivas laborales y un nuevo sueño que quería cumplir.—Sam. — Paty, su compañera de habitación llegó corriendo para darle un regalo. —Sé que no pasaremos las fiestas juntas así que te traje un pequeño regalo. — Sam la miró conmovida. De hecho, ella también le había comprado un regalo. Paty se había vuelto su amiga en este tiempo en el país. Ella era española por lo que su vida había sido un poco más tranquila al tenerla como guía. Sam sacó la caja envuelta de su mueble y se lo dio.—Gracias por el tiempo compartido. Espero poder verte a finales de noviembre.—¿Para tu boda? Obviamente que estaré ahí.
—¿Qué diablos pasó aquí? — Samantha miró a todos sus conocidos, en el patio de la casa llenos de espuma y agua. Lucas se encontraba sobre los hombros de Daniel sonriendo como si nada malo hubiera sucedido.—Déjame explicarte.Dos horas antes…Era fin de semana, hacía un poco de calor y Lucas estaba aburrido. Además Esteban había aparecido en casa con sus padres y Vic, algo sorprendente ya que pensó que no pasaba nada entre ellos, aún así los recibió. A Esteban se le ocurrió hacer una fiesta, carne asada, un poco de cerveza y jugar con agua. Por ello, Lucas terminó por invitar a Ariana y Samuel, incluyendo a Paul y Drew Kidd junto con su esposa. En conclusión, aquella reunión se había vuelto una fiesta y un desastre para Daniel.Hace tiempo no había tenido a tanta gente en su casa, menos cuando Sam no se encontraba. No sabía cómo controlar la situación. Sin embargo, Vic, fue de mucha ayuda, lo aconsejó en qué cosas hacer y además se ofreció junto con Paul a cuidar de los niños ya que…b
—Qué no, que el velo va así.—Vic, soy la suegra, he pasado por esto miles de veces. Sé como va un velo. — Samantha sonreía divertida mientras veía a su amiga y suegra discutir por la posición del velo. De hecho, estaba aun más sorprendida de que se llevaran como viejas amigas. Habían pasado muchas cosas durante los diez meses que estuvo estudiando. Vic había pasado tiempo con los padres de Daniel ya que Lucía estuvo enferma de una infección en la garganta durante un tiempo que se complicó levemente, cosa que le ocultaron a Sam para que no volviera de España hecha un manojo de nervios. Estaba enterada de que se enfermó, pero no a ese nivel de gravedad.Se los agradeció, pero luego los reprendió por ocultarle la gravedad del asunto, por suerte Lucía se recompuso y siguió con su vida como si nada. Sin embargo, Lucía y Vic hicieron una especie de conexión, así como Sam la había hecho con ella. Además, Esteban siguió esforzándose al máximo para impresionar a Vic, la joven tenía entendido
Sam despertó escuchando el sonido del mar. Sentía su espalda un poco adolorida y sus pechos hinchados, entonces recordó todo lo que había sucedido la noche anterior. Por fin, Daniel y ella habían tenido su luna de miel y vaya luna de miel. Los padres de Daniel les regalaron un viaje a Costa Rica en una de las playas más increíbles del continente. Desde la ventana apreciaba la vista del mar y las palmeras, así como el olor fresco de las alas. Apoyó sus codos sobre el colchón y miró hacia su lado izquierdo donde estaba Daniel acostado con su brazo sobre el vientre de la joven. Ella sonrió pensando en todas las locuras que hicieron el día anterior. Primero dieron una vuelta por el lugar, visitando a los locales, tiendas de recuerdos, tomándose fotos, pasando por restaurantes para alimentarse bien y luego jugaron en la playa hasta las cinco de la tarde. De regreso, se dieron una respectiva ducha y pidieron servicio a la habitación para la cena, luego de eso, fue una locura. Daniel la sed
Lucas dejó caer todos sus cuadernos al chocar con un casillero abierto mientras arreglaba su mochila. Samuel soltó una enorme carcajada burlándose de él.—¿Quieres callarte? Ayúdame con esto o le diré a Mónica que vas a salir con Gina. — Samuel abrió los ojos de par en par y decidió ayudar a Lucas. El joven estaba tenso. Recién había cumplido diecisiete años y sentía que el mundo se le venía encima. Pero eso no era todo, estaba más que molesto cuando vio a Rodrigo Hernández coquetear con Ariana Kidd. Ariana era su mejor amiga de la infancia, la prima de su madre Sam. No tenía relación consanguínea con ella, por lo que nunca pudo verla como una prima en segundo grado o lo que sea. De hecho, siempre fue Ariana su amiga. Sin embargo, ahora parecía molesto porque los chicos se le acercaban.—¿No le dir&a