¡Estúpida tú!Capítulo 80.Me hinco de rodillas, él se cubre el rostro con la mano y se queja.—¡Auch, la ostia puta!Intento ayudarlo, joder, le di durísimo, tiene tremendo golpe en la frente.—Lo siento, lo siento.Thomas se sienta mientras sostiene su frente.—¿Qué te hizo el pobre celular?Quita su mano y yo lo miro dejando ver mis dientes apretados como el perrito del stickers, su expresión cambia.—¿Se ve muy mal?Yo sigo mostrando los dientes como si me hubiera congelado.—Creo que necesitas hielo.Thomas se incorpora. Busca en sus bolsillos su teléfono, lo saca y lo pone a la altura de su rostro. Su expresión cambia, abre los ojos atónito.—¡Joder! Ahora me debes dos cafés.Suelta una pequeña risita y señala su frente. Me incorporo y le ofrezco mi mano para ayudarlo a levantar.—De verdad lo siento mucho —me cubro la boca con mis manos.Thomas recoge mi teléfono y me lo entrega.—Menos mal no quedé como el pobre teléfono, porque ha quedado inservible. ¿Tan grave fue para des
No me queda más remedio que aceptar, un poco de relajación no me caería nada mal. Le ordeno a Sophia que organice una mesa en la esquina más alejada del restaurante. Algo privado. Thomas nos prepara su mejor plato, empezamos a comer, todo está muy rico hasta que le doy un bocado a la ensalada y siento que todo se me devuelve. Respiro profundo, me pongo pálida. Ambas me miran preocupadas.—¿Hija, estás bien? —mamá pone su mano sobre mi rodilla.—Estás muy pálida —agrega Katia.—Solo sentí náuseas cuando probé la ensalada. Imagino que es normal.Katia suelta.—Álex está peor que tú. Tomo el vaso con agua y le doy un sorbo. Ya imagino porque se siente así.—¿Por qué? —indaga mamá.—Ayer salimos a almorzar con Lorena —ruedo los ojos—, pedimos comida brasileña y el pobre Álex llevaba tres bocados cuando le tocó ir al baño porque se puso pálido y devolvió todo.Yo sigo tomando tragos de agua, ellas continúan.—Pobre mi muchacho.—Me contó mi terroncito que le tiene asco casi a todo.
Eso último me deja helada. Cómo se supone que se enteró de eso. Es ahí donde siento que mis argumentos son estúpidos ante sus preguntas. No puedo contener mis lágrimas, empiezo a llorar, me cubro el rostro con las manos. Entonces de pronto siento unos pequeños brazos rodearme, me arrulla como lo hacía Álex con él.—El problema soy yo —susurro en un pequeño hilo de voz casi inaudible—, yo solté su mano, yo tengo miedo…No puedo controlar las lágrimas. Siento su pequeña mano pasar por mi espalda, la sube y la baja, con su otra mano toma la mía y lo que dice me deja incapaz de pronunciar una palabra.—Si tienes miedo no puedes estar sola. Yo te doy mi mano para sostenerte mientras tú vuelves a tomar la mano de papá. Papá y yo vamos a tomarte de las manos y no te vamos a soltar nunca más.Mini Álex me abraza con más fuerza.»Mamá, toma su mano y deja que ese niño te salve otra vez. ¿Por qué no dejas que te aleje del abismo? Yo también le puedo ayudar.Lo abrazo con todas mis fuerzas, por
¡Estúpida tú!Capítulo 81.—No veo el caso que esté aquí —se queja Thael.Paola avanza hacia el señor Díaz, tiende su mano con una hermosa sonrisa y lo saluda.—Señor Díaz, ¿me recuerda?El señor Díaz estrecha su mano como hipnotizado.—Cómo no la voy a recordar.Thael le da un golpe con el codo furiosa. Paola lo mira fijamente.—¿Usted cree que hay algún problema si me quedo en la reunión?El señor Díaz deslumbrado por su belleza responde.—No le veo problema.Thael lo vuelve a golpear, él se queja y susurra bajo solo para los dos: “¿Che! ¡Pero qué te pasa, loca de miércole?”.Paola rodea la mesa y Álex la sigue con la mirada, aún no logra salir de su asombro. Mateo se incorpora con una sonrisa enorme y le ofrece su silla para que se siente junto a Álex. Álex ladea la cabeza para mirarla mientras ella se sienta, con la mirada le hace un montón de preguntas. Inclusive, llega a pensar que está soñando. Baja las manos bajo la mesa y se pellizca a sí mismo para confirmar lo que ve, arru
Álex se inclina hacia adelante la toma de la cintura y antes de que Paola diga algo la besa. Paola lo toma de la camisa y lo acerca a ella, presiona sus labios sobre los suyos. Sus labios continúan bailando suavemente, sus lenguas se reconocen provocando lágrimas en los ojos de ambos. Álex pega su frente mientras ella se mantiene cerca de él.—Yo contigo me casaría una y mil veces, yo contigo iría hasta el infierno, yo contigo lo quiero todo.Álex la sostiene con firmeza, Paola le pone el anillo.—Un nuevo comienzo.—Sin mentiras —agrega Álex—, sin secretos.Paola asiente sin dejar de mirar sus ojos. Álex rompe con la poca distancia y la vuelve a besar, al principio dulcemente hasta que aparece la pasión desenfrenada. Álex le sujeta la cara.—Te amo mocosa. Voy a tomar tu mano para no soltarla nunca más. Voy a caer contigo para volvernos a levantar. Yo voy a ayudarte a enfrentar tus miedos más grandes y por supuesto lo más importante, yo soy el papá de ese bebé.Justo en ese momento
¡Estúpida tú! Capítulo 82.Ambos llegan a la casa. Antes de entrar Álex se detiene, Paola lo mira.—El día que salí de aquí lo hice con el miedo de no volver nunca más Aspira aire bruscamente. Paola toma ambas manos y las aprieta.—El día que saliste por esa puerta sentí la sensación más horrible, pensé que te había perdido. Álex pega su frente a la de ella.—Ni volviendo a nacer yo te dejaría. Paola lo envuelve entre sus brazos y lo besa sin previo aviso, suelta en sus labios.—Si volvieras a nacer yo te buscaría y te amaría igual. Paola lo toma de la mano y lo arrastra a la casa con una sonrisa. Al cruzar el umbral de la puerta ven a Margot y a Florencia paradas junto a la ventana. Margot no puede evitarlo, al verlos se cubre el rostro con las manos. Ambos la miran con un gesto de confusión. —Lo siento —Dice Margot mientras se acerca—, perdón por el atrevimiento.Los rodea a ambos con los brazos y empieza a llorar.»Estoy muy feliz por ustedes. Señor esta casa sin usted no es
Terminamos de bajar, saludamos y pasamos a la sala. Nos sentamos frente a la chimenea, algunos disfrutan de una copa de vino, mientras Álex y yo comemos galletas con formas. El ambiente es perfecto, entre las ocurrencias de todos, los que más sobresalen son Katia y Mateo. Me pierdo escuchando los ecos de las risas que retumban en este momento, quisiera detener el tiempo justo aquí. Así que la mejor manera es congelarlo y capturarlo en fotos y vídeos. Luego pasamos todos a la mesa a disfrutar de una rica cena en familia, por supuesto saco más fotos. Quiero tener este momento no solo en mi mente y corazón, quiero guardar evidencia de ello. Cenamos, reímos, charlamos y todo estuvo delicioso. Cuando llega la media noche regresamos a la sala y hacemos algunos malvaviscos en la chimenea mientras nos acomodamos todos en el piso alrededor como una gran familia. Llega la hora de los regalos, Álex y yo cruzamos miradas de complicidad, Florencia ya está lista para grabar todo. Muero por ver l
Mini Álex levanta la tapa y la expresión de su rostro cambia, una gran O de sorpresa se dibuja en sus labios. Levanta la mirada y nos mira, luego vuelve a mirar la caja. En la caja hay una camiseta negra con un letrero grande en color blanco y azul que dice; voy a ser hermano mayor. Tiene dibujado dos controles de consola P1 listo. P2 cargando y sus respectivas barras de carga. Un body de bebé y unos zapatitos. Mini Álex sigue sosteniendo la caja, no se mueve, no dice nada, solo la mira, parece procesando la información. En ese momento Álex descubre mi vientre que tiene dibujado una batería con un pequeño letrero que dice: cargando.Mini Álex vuelve la mirada hacia mí, la fija en mi vientre, siento un nudo en la garganta, el silencio que hay es tan grande que puedo escuchar latir el corazón de Álex. Entonces mi niño deja caer la caja al suelo, se cubre el rostro con las manos y empieza a llorar, el gesto de todos se descompone, siento que todo se mueve a mi alrededor, pero Álex me s