Terminamos de bajar, saludamos y pasamos a la sala. Nos sentamos frente a la chimenea, algunos disfrutan de una copa de vino, mientras Álex y yo comemos galletas con formas. El ambiente es perfecto, entre las ocurrencias de todos, los que más sobresalen son Katia y Mateo. Me pierdo escuchando los ecos de las risas que retumban en este momento, quisiera detener el tiempo justo aquí. Así que la mejor manera es congelarlo y capturarlo en fotos y vídeos. Luego pasamos todos a la mesa a disfrutar de una rica cena en familia, por supuesto saco más fotos. Quiero tener este momento no solo en mi mente y corazón, quiero guardar evidencia de ello. Cenamos, reímos, charlamos y todo estuvo delicioso. Cuando llega la media noche regresamos a la sala y hacemos algunos malvaviscos en la chimenea mientras nos acomodamos todos en el piso alrededor como una gran familia. Llega la hora de los regalos, Álex y yo cruzamos miradas de complicidad, Florencia ya está lista para grabar todo. Muero por ver l
Mini Álex levanta la tapa y la expresión de su rostro cambia, una gran O de sorpresa se dibuja en sus labios. Levanta la mirada y nos mira, luego vuelve a mirar la caja. En la caja hay una camiseta negra con un letrero grande en color blanco y azul que dice; voy a ser hermano mayor. Tiene dibujado dos controles de consola P1 listo. P2 cargando y sus respectivas barras de carga. Un body de bebé y unos zapatitos. Mini Álex sigue sosteniendo la caja, no se mueve, no dice nada, solo la mira, parece procesando la información. En ese momento Álex descubre mi vientre que tiene dibujado una batería con un pequeño letrero que dice: cargando.Mini Álex vuelve la mirada hacia mí, la fija en mi vientre, siento un nudo en la garganta, el silencio que hay es tan grande que puedo escuchar latir el corazón de Álex. Entonces mi niño deja caer la caja al suelo, se cubre el rostro con las manos y empieza a llorar, el gesto de todos se descompone, siento que todo se mueve a mi alrededor, pero Álex me s
¡Estúpida tú!Capítulo 83. —Doctor, ¿hay algo malo con el bebé? —pregunta Álex preocupado. —¿Está todo bien? Dígame, ¿hay algo malo? —pregunto con la voz temblorosa. El doctor nos mira.—Quiero que vean esto, solo quería estar seguro de algo. Voltea la pantalla hacia nosotros. En la pantalla se forma una pequeña, la más perfecta figura, se ve nuestro bebé, incluso se ve moverse de un lado a otro. Álex se cubre el rostro con la mano tratando de ocultar sus lágrimas, lágrimas de emoción, la misma emoción que siento yo. Y como si el doctor adivinara lo que estoy por preguntar agrega.—Está perfectamente formado o formada, tiene las medidas exactas para su tamaño —me mira—, Paola, tú no tienes 7 semanas. Mi gesto lo dice todo. El gesto de Álex es peor. —¿Qué-qué quiere decir? —mis labios están temblando.Porque si es lo que creo mi corazón se va a salir, intento respirar muy despacio, pero ya estoy llorando. Álex me mira preocupado.—La ecografía me muestra que tienes 17 semanas.Me
Narra Hannah. Vivía en una familia feliz hasta que todo cambió. Mi madre decidió divorciarse de mi papá, cuando yo tenía 12 años, ella decía que estaba cansada de estar con un mecánico, que andaba sucio y oliendo siempre a grasa. Cuando se divorciaron hicieron repartición de hijos como se hacen con los bienes, Juan decidió quedarse con mi papá y yo me fui con mi mamá a casa de mi abuela. Por eso no pudimos crecer juntos. Él creció lejos de mamá y yo crecí lejos de papá.Él era mi único hermano, me ponía muy triste no poder compartir con él todos los días, solo podíamos vernos los fines de semana, pero luego era cada mes o en vacaciones ya que mi abuela y mi madre se mudaron a Albany así que Juan por sus clases y yo por las mías no podíamos vernos muy seguido. Yo siempre era la que estaba tras él, le hablaba, él era un poco más desprendido. Papá me visitaba cada que podía, yo los extrañaba mucho incluso le dije a mi hermano que se mudara conmigo, pero él dijo que allá tenía a sus a
¡Estúpida tú!Capítulo 84.Narra Paola.Escuchar todo lo que Hannah me dijo me deja impactada, aunque con una alegría muy grande de saber que ese hijo no es de Álex, es más él ni siquiera la tocó. Lo que más me impactó fue su estado físico, se ve horrible, sin duda las facturas que pasa la cárcel son costosas. Cuando se pone de rodillas y se arrastra suplicando por su abuela no sé ni lo que siento, tiene que llegar a un nivel muy bajo para llegar a eso. Salgo de ese lugar porque no quiero estar aquí, ese destino lo eligió ella, ¿por qué no pensó antes en su abuela?Llego hasta donde está Álex y me lanzo a sus brazos. Él me recibe, su gesto se altera, me mira, me revisa. Entonces de la nada empiezo a reírme y llorar todo al mismo tiempo. Él me acaricia el pelo y me mira preocupado, le pido que me saque de este lugar, así lo hace.Cuando estamos afuera respiro. —¡Por esa razón no quería que vinieras! —exclama molesto.—No es tuyo…Suelto de repente. Él ladea la cabeza y me mira.»Tú j
¡Estúpida tú!Capítulo 85.Paola trata de abrir los ojos, pero los siente demasiado pesados, lo único que puede percibir es oscuridad, escucha algunos ecos vacíos. Entonces de la nada regresa atrás, se ve en esta misma situación, siente pánico, intenta abrir los ojos, pero el fuerte dolor que siente en la cabeza lo hace imposible. Trata de mover la mano hasta su vientre y lo siente abultado, entonces se sumerge en la oscuridad. Quiere creer que todo está bien y solo es una pesadilla horrible. Escucha que entran y salen, pero su presencia es demasiado borrosa en su mente. A lo lejos escucha.—Ojalá se salve, es muy joven y guapo, sería una pena. Entonces los recuerdos se agolpan en su cabeza, los disparos, Álex. El miedo recorre su cuerpo como la sangre, intenta gritar con todas sus fuerzas «Álex» pero solo es un pensamiento que se queda en su mente porque sus palabras parecen no ser escuchadas, grita internamente mientras intenta abrir sus ojos. Vuelve a gritar.—¡Álex! Al pare
Una hora después.Me quitan la intravenosa, el doctor me dice que puedo ir a ver a Sergio, al parecer ya está consciente y el mismo fue quien pidió verme. El doctor dice que solo serán unos minutos. Llego hasta la sala y lo miro a través del cristal, está conectado a un respirador artificial, está conectado a un monitor de signos vitales. Cruzo el umbral y me acerco lentamente. —¿Por qué mierda te atravesaste? —Mascullo—, joder.Sergio mueve sus párpados, me acerco un poco más, intenta abrir los ojos, pero es como si le pesaran mucho. Esboza una pequeña sonrisa de boca cerrada, mi gesto de confusión es evidente.—Da-daría mi vida por ti sin siquiera pensarlo —susurra en un pequeño hilo de voz casi imperceptible.Me paso la mano por el cuello con desesperación. Intenta mantener sus ojos abiertos, vuelve a susurrar. »Sa-salvarte a ti es salvarla a ella. Tú eres su vida, ella sin ti no sería nada. Di-dime ella…Lo interrumpo.—No te esfuerces, ella está bien, ambas lo están.Su pecho
Narrador omnisciente.Paola está muy intranquila, justo cuando vuelve a preguntar por Álex escucha el sonido de la puerta al abrirse y entonces la oscuridad se disipa. Paola se pellizca el puente de la nariz, no puede contener sus lágrimas, vuelve a levantar la mirada y entonces puede volver a respirar, aparece Álex con la bata del hospital y su brazo izquierdo inmovilizado. Álex baja la mirada, se acerca y la abraza. —¡Shhh! Estoy bien —le susurra al oído. Paola lo abraza, descarga su cabeza en su pecho, quiere escuchar los latidos de su corazón, para confirmar que sí lo está. Toma su rostro entre sus manos y deja un beso en la comisura de su boca, lo mira, lo revisa, acaricia su brazo.—Estás herido, ¿fue grave? ¿Cómo te sientes?Álex pasa saliva y la vuelve abrazar.—Estoy bien, no te preocupes —susurra con un nudo en la garganta. Paola lo rodea con sus brazos con cuidado de no lastimarlo, levanta la cabeza buscando su mirada. —Sentí tanto miedo de perderte. Álex deja escapa