¡Estúpida tú!Capítulo 84.Narra Paola.Escuchar todo lo que Hannah me dijo me deja impactada, aunque con una alegría muy grande de saber que ese hijo no es de Álex, es más él ni siquiera la tocó. Lo que más me impactó fue su estado físico, se ve horrible, sin duda las facturas que pasa la cárcel son costosas. Cuando se pone de rodillas y se arrastra suplicando por su abuela no sé ni lo que siento, tiene que llegar a un nivel muy bajo para llegar a eso. Salgo de ese lugar porque no quiero estar aquí, ese destino lo eligió ella, ¿por qué no pensó antes en su abuela?Llego hasta donde está Álex y me lanzo a sus brazos. Él me recibe, su gesto se altera, me mira, me revisa. Entonces de la nada empiezo a reírme y llorar todo al mismo tiempo. Él me acaricia el pelo y me mira preocupado, le pido que me saque de este lugar, así lo hace.Cuando estamos afuera respiro. —¡Por esa razón no quería que vinieras! —exclama molesto.—No es tuyo…Suelto de repente. Él ladea la cabeza y me mira.»Tú j
¡Estúpida tú!Capítulo 85.Paola trata de abrir los ojos, pero los siente demasiado pesados, lo único que puede percibir es oscuridad, escucha algunos ecos vacíos. Entonces de la nada regresa atrás, se ve en esta misma situación, siente pánico, intenta abrir los ojos, pero el fuerte dolor que siente en la cabeza lo hace imposible. Trata de mover la mano hasta su vientre y lo siente abultado, entonces se sumerge en la oscuridad. Quiere creer que todo está bien y solo es una pesadilla horrible. Escucha que entran y salen, pero su presencia es demasiado borrosa en su mente. A lo lejos escucha.—Ojalá se salve, es muy joven y guapo, sería una pena. Entonces los recuerdos se agolpan en su cabeza, los disparos, Álex. El miedo recorre su cuerpo como la sangre, intenta gritar con todas sus fuerzas «Álex» pero solo es un pensamiento que se queda en su mente porque sus palabras parecen no ser escuchadas, grita internamente mientras intenta abrir sus ojos. Vuelve a gritar.—¡Álex! Al pare
Una hora después.Me quitan la intravenosa, el doctor me dice que puedo ir a ver a Sergio, al parecer ya está consciente y el mismo fue quien pidió verme. El doctor dice que solo serán unos minutos. Llego hasta la sala y lo miro a través del cristal, está conectado a un respirador artificial, está conectado a un monitor de signos vitales. Cruzo el umbral y me acerco lentamente. —¿Por qué mierda te atravesaste? —Mascullo—, joder.Sergio mueve sus párpados, me acerco un poco más, intenta abrir los ojos, pero es como si le pesaran mucho. Esboza una pequeña sonrisa de boca cerrada, mi gesto de confusión es evidente.—Da-daría mi vida por ti sin siquiera pensarlo —susurra en un pequeño hilo de voz casi imperceptible.Me paso la mano por el cuello con desesperación. Intenta mantener sus ojos abiertos, vuelve a susurrar. »Sa-salvarte a ti es salvarla a ella. Tú eres su vida, ella sin ti no sería nada. Di-dime ella…Lo interrumpo.—No te esfuerces, ella está bien, ambas lo están.Su pecho
Narrador omnisciente.Paola está muy intranquila, justo cuando vuelve a preguntar por Álex escucha el sonido de la puerta al abrirse y entonces la oscuridad se disipa. Paola se pellizca el puente de la nariz, no puede contener sus lágrimas, vuelve a levantar la mirada y entonces puede volver a respirar, aparece Álex con la bata del hospital y su brazo izquierdo inmovilizado. Álex baja la mirada, se acerca y la abraza. —¡Shhh! Estoy bien —le susurra al oído. Paola lo abraza, descarga su cabeza en su pecho, quiere escuchar los latidos de su corazón, para confirmar que sí lo está. Toma su rostro entre sus manos y deja un beso en la comisura de su boca, lo mira, lo revisa, acaricia su brazo.—Estás herido, ¿fue grave? ¿Cómo te sientes?Álex pasa saliva y la vuelve abrazar.—Estoy bien, no te preocupes —susurra con un nudo en la garganta. Paola lo rodea con sus brazos con cuidado de no lastimarlo, levanta la cabeza buscando su mirada. —Sentí tanto miedo de perderte. Álex deja escapa
Narrador omnisciente.En la sala de velación el silencio es interrumpido por los sollozos de Isabella, cada lágrima va acompañada de un dolor que le quita hasta las ganas de vivir. Todos llegan a la sala para apoyarla, saben que no hay ninguna palabra que le de consuelo, lo único que pueden hacer es mostrar su apoyo. Álex aprieta la mano fría de Paola justo antes de entrar, como era de esperarse al ver el féretro una cruda realidad la golpea. Álex se ve obligado a retirarla del lugar, sabe que Paola empieza asimilar lo ocurrido y lo que se viene no es fácil, así que solo la abraza en silencio y deja que llore. Las lágrimas parecen ser infinitas, porque entre más llora más salen. Paola llora, incluso se culpa por lo ocurrido, maldice, se siente frustrada, siente ira. Todos esos momentos vividos se agolpan en su cabeza en cámara rápida. Se levanta de golpe y camina a pasos apresurados hasta ingresar a la sala, es como si quisiera confirmar que de verdad es una realidad. Álex la s
¡Estúpida tú!Capítulo 86.Álex accede a dejarla ir al hospital, si se niega, ya la conoce, va a insistir. Así que él decide acompañarla. …Se posicionan frente al cristal que lo separa de terapia intensiva. Paola lo atraviesa con la mirada, está conectado a una máquina de oxígeno y a una cantidad de aparatos. Álex la toma de la mano y la aprieta. El doctor les informa sobre el estado de Raúl; les dice que no entiende cómo ha logrado resistir una semana, ya que el dolor es tan insoportable que ni la morfina le hace efecto. Perdió ambos miembros inferiores, tiene lesiones graves en algunos órganos vitales y tuvieron que extirpar una parte de su intestino, cuando está consciente solo se queja porque el dolor es insoportable, apenas y puede mover los ojos, porque ni siquiera puede hablar. —¡Quiero verlo! —interrumpe Paola.Álex la mira, la frialdad que ve a través de sus ojos le demuestra que es algo que ella necesita, aunque teme que eso le afecte. —¿Estás segura? —susurra Álex s
Narrador omnisciente.Paola le pregunta si quiere continuar y Álex apenas asimila lo que escuchó. Sale del trance la mira y asiente. Sin duda alguna esto lo ha sacudido. La madre superiora gira la manija, Paola aprieta su mano, Álex pasa saliva para devolver su corazón a su lugar. Cruzan el umbral y se detienen. Angélica está postrada en una cama, tiene una cánula nasal con oxígeno, su cuerpo se ve muy deteriorado, se le marcan los huesos del cuello y su piel está del color de las paredes, sus labios están agrietados, de esa Angélica llena de vida no queda nada. Álex es incapaz de moverse, es impresionante el hecho de solo verla. Incluso Paola trata de disimular la sorpresa. La madre superiora se sienta en el borde de la cama, la mueve con delicadeza y le susurra.—Vinieron a verte.Angélica intenta abrir los ojos en el proceso se le escapa un gruñido de dolor. —¿Qué? —susurra, mientras parpadea varias veces para que su visión se aclare.La madre superiora esboza una sonrisa y le
¡Estúpida tú! Capítulo final.Narra Paola. No se imaginan el alivio tan grande que sentí al saber que Raúl no me tocó, aunque mi felicidad no está completa porque me falta mi hermano, al menos podré continuar sin esa incertidumbre encima.…Estoy parada frente a su cama observándolo con todo el desprecio que siento por él. Raúl cada vez que me ve, se estresa, siente angustia, lo veo en sus ojos. Le repito una y otra vez lo miserable que es, le recuerdo que está solo y que yo pienso celebrar su muerte. Él se queja, llora, intenta hablar, pero simplemente no puede. Su agonía es lenta y muy dolorosa. En un momento Raúl emite un sonido extraño desde el fondo de su garganta, sus ojos se ponen blancos y puedo notar que su respiración se hace más pesada, retrocedo un paso, el sonido del monitor me aturde, él me mira y yo sonrío. Me suplica con la mirada ayuda, pero yo no me muevo, solo veo como intenta respirar y no puede, poco a poco la luz de sus ojos se va apagando. Justo cuando cier