¡Estúpida tú!Capítulo 35.—¿Qué? —pregunta en un pequeño hilo de voz casi inaudible—, ¿Por qué me preguntas eso?Me mira aterrada como si hubiera mencionado al mismo diablo, tal vez no sea como él, es peor.Me paso las manos por el cabello, estoy alterada, tengo tanta rabia, es como si un fuego se esparciera dentro de mí.—¡Tú debes saber dónde queda su empresa, necesito que me lo digas!Exclamo. Mi madre se deja caer en la silla, parece que su mente se ha quedado en blanco.—Paola ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué llegas así? ¿Por qué me preguntas por él? —lo último lo pregunta en susurro.Una lágrima rueda por mi mejilla.—Porque ese tipo tiene que solucionar el lío que causó, porque llegó la hora de enfrentarlo.Mi madre me mira preocupada, no entiende nada. Se levanta y se me acerca, trata de tomar mi mano, pero retrocedo.—¿De qué hablas? No estoy entendiendo nada.Empiezo a hacerle un resumen de lo ocurrido los últimos días, no sé si yo le explico demasiado rápido o ella no entien
¡Estúpida tú!Capítulo 36.Narra Álex.Estoy en una reunión cuando Chloe toca la puerta y entra. Le dije que no me interrumpiera de no ser estrictamente necesario, se disculpa y me dice que tengo una llamada urgente de mi madre, lo primero que pienso, algo le pasó a papá. Me disculpo con los presentes y me dirijo a mi oficina, saco el teléfono y tengo varias llamadas de Katia y de mi madre, se me congela la sangre.Levanto el teléfono y lo llevo a mi oreja.—¡Madre! —Digo.—¡Hijo, tienes que ir por Paola! —dice alterada.Que no sea lo que estoy pensando.—¿Qué es lo que pasa?—Paola —dijo mamá con voz trémula—, Se fue a buscar a Aníbal, Paola no está bien y temo que esto la afecte.—¡Joder! —Mascullo—, ¿hace cuánto se fue?—Se acaba de ir, quise ir con ella, pero me dejó encerrada. Te juro que traté de detenerla, pero tú mejor que nadie la conoce y cuando algo se le mete en la cabeza no hay poder humano que la detenga.Se escucha alterada.—¿Por qué demonios tu hija es tan caprichosa
¡Estúpida tú!Capítulo 37.Narra Sergio.Les contaré un poco de mi vida, mi nombre es Sergio Román Quivera, tengo 26 años. Terminé mi carrera de contabilidad y finanzas. Mi padre siempre decía que yo debía seguir su legado para encargarme de la empresa familiar. Debo admitir que a mí también me llamó mucho la atención la contabilidad y los números.Mi padre conoció a mi madre: Isabella Quivera en uno de sus tantos viajes de negocios, mi madre trabajaba en una empresa como auxiliar contable, según lo que mamá me contó para ella fue como amor a primera vista y papá no le fue del todo indiferente.Mi madre vivía y trabajaba en Washington y mi padre vivía en New York, ahí tenía su empresa. Estaban un poco lejos, pero eso no fue impedimento para estar en contacto. Empezaron a hablar por teléfono, ambos estaban solteros sin ningún tipo de compromiso. Lo único es que casi no podían verse porque mi padre tenía muchas ocupaciones.Empezaron una relación, un noviazgo de un año, el mayor obstá
¡Estúpida tú!Capítulo 38.Narra Sergio.Acelero a fondo, trato de sacar esas voces de mi cabeza, quiero arrancarme este dolor, necesito entender, quiero saber quién soy en realidad. Dejo que mis lágrimas salgan, incluso esas lágrimas duelen. La vista se me nubla, siento que la cabeza en cualquier momento se me va a partir en dos.Suelto algunos gruñidos desde lo más profundo de mi garganta, mis lágrimas salen como cascadas, parece que no se acaban. Los autos a mi alrededor avanzan demasiado rápido, el viento golpea mi rostro con fuerza ¿Son ellos los que corren o soy yo? En este momento apenas y puedo tratar de respirar.En algunas ocasiones cierro los ojos y los aprieto con fuerza, quiero que todo se detenga, quiero dejar de sentir esto que me desangra lentamente, no quiero respirar.El trayecto hasta mi casa se me hizo demasiado corto, freno en seco frente al portón, me bajo del auto y avanzo a grandes zancadas. Entro a la casa ignorando a las empleadas del servicio, hoy no las sal
¡Estúpida tú! Capítulo 39.Narrador omnisciente.¿Qué pasa cuándo te das cuenta que el mundo donde vives es una farsa? Llegan un montón de preguntas que no tienen repuestas, pasan tantas cosas por tu cabeza que no logras entender, un montón de explicaciones que no sirven de nada. Todo lo que creías tener resulta que es una mentira, tu mundo perfecto de la noche a la mañana deja de existir. Lo peor es cuando idolatras tanto a una persona, al punto de ser tu ejemplo a seguir, tu inspiración, tu ídolo, ese ídolo que tienes en un pedestal de cristal y de repente ese pedestal se rompe y tu ídolo se cae.Todo lo que tenías desaparece en cuestión de segundos, todo pasa a ser polvo. Así es como en cuestión de segundos todo se destruye a tus pies y no puedes hacer nada para remediarlo. Eso es lo que siente Sergio en este momento, ni siquiera sabe quién es él en realidad. Todo lo que vivió y todo lo que tiene se volvió cenizas.Sale de su casa a grandes zancadas, en su cabeza no tiene pensa
¡Estúpida tú!Capítulo 40.Me quedo peor, no sé qué hacer, siento tantas cosas al tiempo que no logro pensar con claridad. Es como cuando alguien te da su humilde opinión y luego de escupir su veneno te dice: pero tu verás, es tu decisión. Eso acaba de hacer Álex.Doy vueltas en el mismo punto, trato de organizar mis ideas. Yo no quiero nada con esa gente, a él no lo considero mi hermano, es más desde que me enteré que existía lo odié, lo desprecio. Entonces no debería importarme, no es mi problema.Me froto el cuello. Pero por más que lo odio tampoco le deseo la muerte. Esa señora, el dolor que se ve en sus ojos, al parecer no sabía nada de lo que hizo ese señor. Soy madre y no quisiera ver a mi hijo así. Empiezo a zapatear en el piso haciendo uno de mis dramas. Unas lágrimas se me escapan, me siento en un maldito callejón sin salida, no hallo qué hacer.Lo odio, sí, pero no le deseo la muerte, yo no soy un monstruo. Pero tampoco quiero involucrarme más. Entonces cómo demonios se s
¡Estúpida tú!Capítulo 41.—Solo te pido cinco minutos, solo eso —exclamo.Silencio, no escucho nada y eso me preocupa.»¿Podrías escucharme solo un minuto? —Trato de sonar calmada.No recibo respuesta, solo escucho gritos de la gente que está afuera y dicen: «Se va a lanzar»Trato de conservar la maldita calma, las manos me empezaron a temblar y no tengo mi polo a tierra. Tengo que pensar, pero no puedo.:—¡Sergio por favor! —le suplico.Vuelvo a escuchar pasos, el aire regresa a mi cuerpo.—Un minuto —escucho a través de la puerta.Es un avance. Inspiro profundamente, inhalo y exhalo. La manija se mueve, pongo mi mano en ella y le doy la vuelta cruzando el umbral. Levanto la mirada y está se me congela, el solo verlo es impresionante.Su cabello está desordenado, en sus ojos no hay brillo, se ven sin luz, aparte de las enormes ojeras que tiene. Su rostro no tiene ningún tipo de expresión, sus manos están cubiertas por unas vendas manchadas de sangre, hasta aquí puedo sentir el olor
¡Estúpida tú! Capítulo 42.Días después…Ese día llegamos a casa y mini Álex esperaba ansioso por obtener respuestas, lo conozco. Yo lo único que quería era descansar, cerrar los ojos y no pensar en nada, creo que fueron demasiadas cosas para un día. Álex le explicó que yo estaba muy cansada y me dolía la cabeza. Él como el niño hermoso que es, se subió a la cama y se acostó conmigo.Al día siguiente con más calma nos sentamos con él en la terraza, tratamos de explicarle de una manera que no sonara caótica, evitando ciertas cosas. El hecho es que lo entendió muy bien, siempre he dicho que ese niño parece un adulto encerrado en un pequeño cuerpo. Estaba feliz porque tenía un tío y de ser posible también quería compartir tiempo con él. Le expliqué que su tío debía hacer un viaje muy importante que no podía aplazar, pero que él le iba a cumplir la promesa que le hizo, de darle ese abrazo.También fue muy claro cuando dijo que aunque tenía otro abuelo, no quería saber nada de ese señor.