¡Estúpida tú!Capítulo 32.Narra Katia.Estoy hablando con Sophia cuando escucho que preguntan en la puerta por Paola. Levanto la mirada y lo veo, me cubro la boca con mi mano y maldigo para mis adentros.—¡Joder!Me apresuro a llegar antes que el mesero responda. Lo miro de pies a cabezas y oh por Dios, no se puede negar que está bien guapo el condenado. Me concentro en lo realmente importante.—Señora Katia —Habla el mesero mientras me mira—, el joven pregunta por la señora Paola.—Está bien, yo me encargo.El mesero se retira. Levanto la mirada y lo miro fijamente.—¿En qué puedo ayudarle? —interrogo.Extiende su mano y me saluda.—Mucho gusto, mi nombre es Sergio.Estrecho su mano.—Katia —respondo—, ya sé quién eres.Eso último se me salió en voz alta. Él ladea la cabeza y me mira.—¿Perdón?Le regalo una sonrisa de boca cerrada.—¿En qué podemos ayudarlo? —respondo con otra pregunta.—Quisiera hablar con la señora Paola —responde mientras mira con curiosidad todo el lugar.—
¡Estúpida tú!Capítulo 33.Pongo las manos sobre la mesa, me he quedado congelada. Él me mira con un gesto de confusión y sigue hablando.»Eres una de las mejores chef, una de las más reconocidas aquí en New York.El aire regresa a mis pulmones, el gesto de mi cara se relaja, siento que puedo respirar, entonces lo entiendo todo. Él no tiene la más mínima idea de quién soy yo. Tomo un vaso de agua que hay sobre la mesa y me tomo tres tragos.:—Imaginé que tal vez la impresión que te llevaste de mí aquel día fue porque me recordaste.—¿Te recordé? —Repito lo último como una pregunta.—Sí, nos hemos visto dos veces, pero hace mucho tiempo.Levanto la mirada y la sostengo.—¿O sea que todo este tiempo siempre fue usted, el que me seguía, el que me vigilaba?Sergio arquea una ceja como si no entendiera a qué me refiero.»¿Desde cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? —Le hago un montón de preguntas.Él sonríe. Toma su vaso de whisky y lo lleva a sus labios.—Son muchas preguntas al tiempo ¿no crees?Veo
¡Estúpida tú!Capítulo 34.Álex da un paso adelante, en ese momento llega Katia y me toma del brazo.—Me imagino que sabe quién soy —habla Álex, más que una pregunta es una afirmación—, vaya que tienes gallardía de estar aquí parado frente a mi esposa.Le dice en un tono bastante seco.—No le estoy faltando el respeto —responde Sergio.Álex empuña las manos y niega con un gesto muy serio.—Me faltas el respeto a mí, con el hecho de estar tras mi esposa —hizo énfasis en esa última palabra —. Me molesta mucho que se metan con lo mío, soy muy territorial.Álex da un paso adelante, Sergio no se mueve, permanece en el mismo lugar.»¡Espero que te quede claro y no vuelvas a buscarla en tu puta vida! —exclama Álex furioso—,¡si no lo haces yo mismo voy a romper todos los malditos huesos de tu cuerpo! ¿Lo entiendes o te explico?Sergio permanece en el mismo lugar, con un gesto tranquilo responde.—Lo que le dije a ella ni le suma ni le resta, no entiendo cuál es su inseguridad —responde él en u
¡Estúpida tú!Capítulo 35.—¿Qué? —pregunta en un pequeño hilo de voz casi inaudible—, ¿Por qué me preguntas eso?Me mira aterrada como si hubiera mencionado al mismo diablo, tal vez no sea como él, es peor.Me paso las manos por el cabello, estoy alterada, tengo tanta rabia, es como si un fuego se esparciera dentro de mí.—¡Tú debes saber dónde queda su empresa, necesito que me lo digas!Exclamo. Mi madre se deja caer en la silla, parece que su mente se ha quedado en blanco.—Paola ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué llegas así? ¿Por qué me preguntas por él? —lo último lo pregunta en susurro.Una lágrima rueda por mi mejilla.—Porque ese tipo tiene que solucionar el lío que causó, porque llegó la hora de enfrentarlo.Mi madre me mira preocupada, no entiende nada. Se levanta y se me acerca, trata de tomar mi mano, pero retrocedo.—¿De qué hablas? No estoy entendiendo nada.Empiezo a hacerle un resumen de lo ocurrido los últimos días, no sé si yo le explico demasiado rápido o ella no entien
¡Estúpida tú!Capítulo 36.Narra Álex.Estoy en una reunión cuando Chloe toca la puerta y entra. Le dije que no me interrumpiera de no ser estrictamente necesario, se disculpa y me dice que tengo una llamada urgente de mi madre, lo primero que pienso, algo le pasó a papá. Me disculpo con los presentes y me dirijo a mi oficina, saco el teléfono y tengo varias llamadas de Katia y de mi madre, se me congela la sangre.Levanto el teléfono y lo llevo a mi oreja.—¡Madre! —Digo.—¡Hijo, tienes que ir por Paola! —dice alterada.Que no sea lo que estoy pensando.—¿Qué es lo que pasa?—Paola —dijo mamá con voz trémula—, Se fue a buscar a Aníbal, Paola no está bien y temo que esto la afecte.—¡Joder! —Mascullo—, ¿hace cuánto se fue?—Se acaba de ir, quise ir con ella, pero me dejó encerrada. Te juro que traté de detenerla, pero tú mejor que nadie la conoce y cuando algo se le mete en la cabeza no hay poder humano que la detenga.Se escucha alterada.—¿Por qué demonios tu hija es tan caprichosa
¡Estúpida tú!Capítulo 37.Narra Sergio.Les contaré un poco de mi vida, mi nombre es Sergio Román Quivera, tengo 26 años. Terminé mi carrera de contabilidad y finanzas. Mi padre siempre decía que yo debía seguir su legado para encargarme de la empresa familiar. Debo admitir que a mí también me llamó mucho la atención la contabilidad y los números.Mi padre conoció a mi madre: Isabella Quivera en uno de sus tantos viajes de negocios, mi madre trabajaba en una empresa como auxiliar contable, según lo que mamá me contó para ella fue como amor a primera vista y papá no le fue del todo indiferente.Mi madre vivía y trabajaba en Washington y mi padre vivía en New York, ahí tenía su empresa. Estaban un poco lejos, pero eso no fue impedimento para estar en contacto. Empezaron a hablar por teléfono, ambos estaban solteros sin ningún tipo de compromiso. Lo único es que casi no podían verse porque mi padre tenía muchas ocupaciones.Empezaron una relación, un noviazgo de un año, el mayor obstá
¡Estúpida tú!Capítulo 38.Narra Sergio.Acelero a fondo, trato de sacar esas voces de mi cabeza, quiero arrancarme este dolor, necesito entender, quiero saber quién soy en realidad. Dejo que mis lágrimas salgan, incluso esas lágrimas duelen. La vista se me nubla, siento que la cabeza en cualquier momento se me va a partir en dos.Suelto algunos gruñidos desde lo más profundo de mi garganta, mis lágrimas salen como cascadas, parece que no se acaban. Los autos a mi alrededor avanzan demasiado rápido, el viento golpea mi rostro con fuerza ¿Son ellos los que corren o soy yo? En este momento apenas y puedo tratar de respirar.En algunas ocasiones cierro los ojos y los aprieto con fuerza, quiero que todo se detenga, quiero dejar de sentir esto que me desangra lentamente, no quiero respirar.El trayecto hasta mi casa se me hizo demasiado corto, freno en seco frente al portón, me bajo del auto y avanzo a grandes zancadas. Entro a la casa ignorando a las empleadas del servicio, hoy no las sal
¡Estúpida tú! Capítulo 39.Narrador omnisciente.¿Qué pasa cuándo te das cuenta que el mundo donde vives es una farsa? Llegan un montón de preguntas que no tienen repuestas, pasan tantas cosas por tu cabeza que no logras entender, un montón de explicaciones que no sirven de nada. Todo lo que creías tener resulta que es una mentira, tu mundo perfecto de la noche a la mañana deja de existir. Lo peor es cuando idolatras tanto a una persona, al punto de ser tu ejemplo a seguir, tu inspiración, tu ídolo, ese ídolo que tienes en un pedestal de cristal y de repente ese pedestal se rompe y tu ídolo se cae.Todo lo que tenías desaparece en cuestión de segundos, todo pasa a ser polvo. Así es como en cuestión de segundos todo se destruye a tus pies y no puedes hacer nada para remediarlo. Eso es lo que siente Sergio en este momento, ni siquiera sabe quién es él en realidad. Todo lo que vivió y todo lo que tiene se volvió cenizas.Sale de su casa a grandes zancadas, en su cabeza no tiene pensa