Capítulo 331
Él me extendió la caja y, con voz tranquila, dijo: —Míralo.

Parche de mentol.

Al ver esas letras grandes en la caja, deseé desaparecer. Me levanté rápidamente y dije: —Solo dame el medicamento. Me daré una ducha y me lo aplicaré yo misma.

Si no fuera por él, ya habría olvidado que me había caído.

—Está bien.

Él sonrió, con una expresión traviesa: —Ya le pedí al camarero que subiera a Olaia. Si no puedes aplicártelo por ti misma, ella te ayudará.

Desde el principio, él había pensado en la ubicación privada de mi caída.

Era yo la que estaba imaginando cosas.

Cuanto más pensaba, más me enfurecía, así que lo empujé fuera de la habitación y cerré la puerta de golpe.

Él sostuvo la puerta con una mano y, de repente, como anoche, me agarró la cara. Con un tono seductor, dijo: —Delia, feliz Año nuevo.

Acompañando sus palabras, el sonido de los fuegos artificiales estallaba fuera.

Los fuegos artificiales brillantes y deslumbrantes iluminaban toda la ventana del suelo al techo, haciendo que él pa
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