José ya no tenía ganas de seguir discutiendo; simplemente extendió la mano y dijo: —Dame el celular.Marlene, sin embargo, se negó.La paciencia de José se agotó por completo. —Si no me dejas verificar la autenticidad de este video, olvídate de que me haga responsable de lo que pase —dijo con voz fría—. ¿De verdad creen que, si anuncio públicamente que quiero casarme con Paula y que espera mi hijo, los planes de casarme con alguien de mi misma posición social seguirán en pie? ¿Realmente piensan que eso funcionará?Marlene vaciló, y fue entonces cuando Víctor intervino: —Dáselo.Finalmente, Marlene le entregó el celular.José se lo pasó a Camilo.Este lo conectó al ordenador y comenzó a hacer las verificaciones pertinentes.Pero los resultados fueron completamente opuestos a lo que esperaba.—Señor, el video es auténtico.José no mostró ninguna reacción, su rostro seguía tan sombrío como siempre.Sin embargo, al escuchar a Camilo, sus pupilas se contrajeron levemente.—Te quedarás aquí
Mateo nunca había estado tan callado.Esta situación era algo que él no esperaba en absoluto.Si Delia se entera de esto, él también acabaría viéndose envuelto en reproches.—¿No la viste tomando la píldora anticonceptiva?José, molesto, respondió con sarcasmo: —Sacó una caja, dijo que ya la había tomado, y yo no puedo seguir presionándola. No es bueno abusar de esos medicamentos.Mateo soltó una risa fría: —Te lo mereces. ¿Quién te mandó a ser tan blando con ella?José se frotó la frente, dolorida por el estrés: —¿Nunca pensaste que, si la hubiera obligado a tomarla, podría haberlo usado en su contra y decirme que era estéril, obligándome a asumir la responsabilidad?—Eso sería preferible a que se quedara embarazada. Al menos habría algo que hacer. Si pierdes a este niño, será imposible limpiar la mancha que quedará sobre ti.José también había considerado esa posibilidad.De hecho, debería haberla forzado a tomar la píldora en ese momento.—Ya no tiene sentido hablar de eso ahora.Ca
José frunció el ceño, con una ira contenida en sus ojos: —Si no la hubiera acompañado y algo le pasa a Olaia, lo haría pedazos.Delia conocía a José: siempre distante, de pocas palabras y directo al grano, resolviendo problemas con rapidez y precisión.Que se hubiera hecho amigo de Santiago, un chico tan ingenuo, le había parecido una gran sorpresa, tanto a ella como a Olaia.Ahora, sin embargo, sentía que no había tanta diferencia entre ellos.—¿No deberías, José, tratar de entender primero lo que ha pasado antes de ponerte tan furioso?Al ver a Olaia en ese estado tan frágil, con la frente hinchada y la mano vendada, José ya no parecía interesado en escuchar ninguna explicación.Si Óscar había estado involucrado con Paula en algo contra él y Olaia, no podía ser alguien de fiar.Delia, observando la expresión sombría de José, intuía lo que estaba pasando por su mente.Con calma, le explicó: —Olaia tropezó con la mesa, se cayó y se golpeó la cabeza. La herida en la frente fue la más gr
Por eso, José ni siquiera se habría dado cuenta de que le habían quitado el celular.Además, estuvo tan atrapado por la familia Jurado que ni siquiera pudo recibir la llamada de auxilio de Olaia.La situación era, sin duda, bastante grave.Normalmente, José era altivo y seguro de sí mismo, pero ahora, por alguna razón, permanecía en completo silencio.Delia lo miró de reojo y dio un paso hacia Óscar.—¿Qué video es ese?Óscar le pasó el celular de Olaia.Delia pensó que Olaia había dejado el celular en casa debido a lo urgente de la situación, pero no esperaba encontrarlo en manos de Óscar.No esperaba encontrarlo ahí.En lugar de verlo de inmediato, se dirigió a José: —Déjala descansar. Tiene una contusión cerebral.José, apresurado, acomodó a Olaia en la cama, la cubrió con la manta y, sentado junto a ella, ajustó el suero que tenía conectado.Fue entonces cuando Delia abrió el video.Apenas vio los primeros segundos, lo apagó de inmediato.Sin embargo, en el hospital reinaba un sile
Olaia no era una persona irracional.Además, su objetivo principal no era buscar el perdón de Olaia ni nada por el estilo.Lo único que deseaba era protegerla dentro de lo posible, para evitar que, por estar con José, Paula la lastimara o que la familia Jurado la descalificara.Mateo salió con José, aunque no fue algo que él hubiera querido.Fue Delia quien le pidió que viniera a observar la situación.Después de meterse en problemas por culpa de José, no pudo evitar sentir molestia.—Viendo cómo están las cosas, Óscar parece estar mucho mejor que tú.José, sin ganas de entrar en discusiones, respondió con desgana: —Ponme en contacto con Mario, quiero saber si es posible realizar una prueba de ADN en este momento.Mateo, con tono firme, replicó: —No tiene sentido que te apures. Aunque quieras hacerla ahora, Paula no te lo permitirá.—Ya basta con que te echen la culpa a ti, pero si intentan arrastrar a Olaia en esto, su futuro será aún más complicado.No fue que Mateo no pudiera interv
Delia frunció el ceño, desconcertada: —¿Qué quieres decir con eso?Mateo se inclinó hacia ella y le explicó en voz baja.De inmediato, Delia tomó el celular y empezó a revisarlo con atención.Antes, debido al tono ambiguo de los sonidos, no había podido fijarse bien.Ahora, tras el comentario de Mateo y con el audio apagado, entendió dónde estaba el problema.—¿Eso significa que Paula tiene el video con el momento en que Olaia y José perdieron la memoria?Mateo asintió con seguridad: —En un noventa y cinco por ciento.Delia entendió perfectamente la razón del cinco por ciento de duda.Con la astucia de Paula, que había logrado manipular incluso a alguien tan brillante como José, era casi seguro que guardaba pruebas contundentes.Sin embargo, su misma temeridad podía llevarla a cometer un error.Por eso Mateo habló de un "noventa y cinco por ciento" y no de un "cien por ciento".—Debes avisarle a José cuanto antes.Mateo, manteniendo la calma, respondió: —¿Cómo se lo voy a decir si ni s
Ella sonrió levemente mientras tomaba el celular: —¿Qué instrucciones tienes?Mateo echó un vistazo hacia atrás, observándola con atención: —Da una vuelta.Delia lo miró, arqueando una ceja: —Ya fue al set de grabación, ¿y me dices que no lo sabías?Este piso estaba lleno de tus hombres, no hay manera de que no lo supieras.Mateo esbozó una sonrisa sutil: —Eres muy astuta, querida.Delia notó que él seguía dentro del coche: —No me digas que realmente no puedes entrar al complejo.Mateo soltó una risa baja, con la confianza que siempre lo caracterizaba: —Estoy esperando el momento adecuado.—Ve a comer, yo cuelgo.—Perfecto.Delia le devolvió el celular a Antonio y dijo con tono decidido: —Haz lo que tengas que hacer, yo me encargaré de la comida. O si prefieres, manda a alguien más a traerla.Antonio era una persona capaz. Un talento como el suyo no debía desperdiciarse en algo tan simple como traer comida.Mateo le había pedido a Antonio que viniera porque no se sentía completamente t
Pero Paula no cedió. Con una determinación férrea, extendió la mano hacia José.José, sin embargo, estaba completamente absorbido por sus propios pensamientos, preocupado por Olaia. Ya le resultaba lo suficientemente frustrante no poder estar con ella, y ahora tenía que lidiar con Paula.Todo esto, al final, lo había originado Paula, quien no solo insistía en mantener al niño, sino que lo usaba como una herramienta de chantaje.—Mi paciencia no es infinita, Paula —dijo José, con tono firme y sereno—. No es que no tenga opciones, simplemente quiero dejarte sin palabras.Paula dejó caer la mano que había extendido hacia él. También cayeron sus lágrimas. Sus pestañas temblaron y ocultaron la frialdad calculadora que se escondía en su mirada.Si fuera Olaia, él nunca le habría hablado de esa manera.Lo sabía con certeza: Olaia había resultado herida y la habían llevado al hospital. Antes, Mateo había ido a buscar a José para que la visitara.Si no hubiera sido por los métodos que ella util