Capítulo ochenta y seis: No hay vuelta atrás"Narra Sofía Galanis"Mi marido me había dado la cita perfecta. Había reservado el mejor restaurante de la ciudad de Londres solo para nosotros. Una orquesta de violines había tocado para mí mientras degustábamos los platillos más deliciosos que yo jamás había probado y luego de repetir un mágico postre a base de chocolate, me invitó a bailar allí mismo, donde nadie y al mismo tiempo el mundo entero nos podía ver. Después habíamos caminado un poco por la ciudad y nos habíamos sentado frente al gran Reloj de Londres, simplemente a contemplar las estrellas tomados de las manos. Parecía algo tonto, pero para mí había sido la noche más especial que había tenido en toda mi vida. Y al pensar en el carácter, la personalidad y las costumbres de mi marido, aquello tuvo más valor todavía para mí.—Duerme conmigo.Parecía más una orden que una petición y por alguna razón, a mí me pareció bien. Más que bien. No quería pensar por qué estaba allí de pie
Capítulo ochenta y siete: Termina lo que has empezado"Narra Sofía Galanis"«No hay vuelta atrás»Me quedé con esa frase en la cabeza por unos segundos.Pero después, volví a rozar los labios con los suyos a modo de respuesta.—Completamente segura. Te deseo, Apolo. No me hagas esperar más.Apolo volvió a bajar la boca a la mía con un beso firme que hablaba de un deseo creciente. Nuestras lenguas se mezclaron, el calor ardía entre nuestros cuerpos como un fuego descontrolado. Apolo me desabrochó el sujetador, que cayó al suelo a mis pies. Separó la boca de la mía y me deslizó las braguitas por los muslos. Yo salí de ellas y las aparté a un lado con el pie antes de acercarme otra vez al cuerpo de mi esposo.Él me acarició un seno con la mano y me deslizó el pulgar por el duro pez0n, provocándome escalofríos por todo el cuerpo. Posó la boca en mi seno y me lamió el pezón, mordisqueándolo suavemente mientras me acariciaba con los labios el oscuro círculo de la areola. Yo sentí una punz
Capítulo ochenta y ocho: Una Princesa Griega “Narra Sofia Galanis”Una semana después, el personal de la casa estaba vaciando completamente la habitación más grande de la mansión después de la de Apolo. Ninguno de los dos podía ver la hora de comenzar a decorar la habitación del bebé. Y así lo hicimos, por varios días ambos estábamos como si fuéramos una pareja de recién casados en nuestra luna de miel. Incluso la vieja bruja de su madre, que estaba de vuelta en la casa, había escogido algunas cosas para decorar el cuarto.Para mí, el embarazo pasó en medio de una mezcla vertiginosa de pura dicha, esperanza y momentos inevitables de temor. Apolo, por su parte, estaba pendiente todo el tiempo de mi bienestar. Había asumido el rol de inflexible cuidador, nunca se alejaba demasiado mientras yo estaba despierta, y me recitaba estadísticas tranquilizadoras cuando cualquier preocupación acerca de las posibles complicaciones de un embarazo amenazaba con apoderarse de mí.Entre lo compromet
Capítulo ochenta y nueve: Noche de pasión en Grecia"Narra Sofía Galanis"El helicóptero empezó a descender sobre Edem, la playa más cercana del centro de la ciudad de Atenas, ubicada en Paleo Faliro. Yo le seguía teniendo miedo a las alturas, pero mi marido no había soltado mis manos en ningún momento y eso de alguna forma me hizo sentir segura.Cuando aterrizó sobre el helipuerto del yate de mi marido, me quedé impresionada del tamaño del barco.Cuando traté de salir del helicóptero con el incómodo vestido de fiesta que traía puesto, mi marido me tomó en brazos y me sacó de dentro de la cabina.Un hombre mayor con uniforme de capitán nos dio la bienvenida con una amplia sonrisa. Apolo me presentó después de dejarme en el suelo. El interior del yate era tan lujoso como cabía esperar y me condujo hasta el salón principal.Me explicó que el barco estaba pensado para ofrecer todas las comodidades de una casa y así él podía vivir y trabajar en él por largos períodos de tiempo.—Mañana te
Capítulo noventa: Un susto y una escapada "Narra Sofía Galanis"—¡Dios mío!Esa fue la primera noticia de la entrada de Apolo en el baño, junto con la orden de que no me moviera. Luego, sus manos exploraron mi cuerpo para ver si estaba herida.—Creo que no me pasó nada —le hice saber. La caída había sido más un susto que otra cosa.—Puedes haberte roto algo. ¡El bebé! Te oí gritar...—Me asusté —dije al poder respirar más tranquila. Ahora me tocaba calmarlo a él—. Pero no me he golpeado ningún músculo, ni el abdomen. No me duele nada.—Te voy a poner cómoda aquí en el suelo y luego voy a llamar a un médico.—Eso sería una tontería.Apoyé las manos en el suelo y me levanté lentamente. Me di cuenta de que no me había hecho daño, pero la cabeza seguía dándome vueltas.Apolo se dio cuenta de lo que me pasaba en realidad y me sujetó mientras yo vomitaba en el retrete. Me pasó un paño húmedo por la frente y me murmuró cosas que parecieron frases de preocupación en griego.—Estoy borracha —
Capítulo noventa y uno: ¡Te ha salido competencia!"Narra Sofía Galanis"En el mismo momento en que supe que habías abandonado el barco, me preocupó seriamente tu seguridad personal. El miembro de la tripulación que te siguió no pudo saber hasta anoche por dónde andabas.Me puse pálida.—Ningún ladrón encontraría nada de valor que robarme.—¿Y te gustaría verte a merced de una banda de ladrones que no podrían conseguir siquiera un buen reloj por su trabajo?Se me hizo un nudo en el estómago. Su auténtica preocupación me hizo sentirme avergonzada.—Yo... lo siento. Sinceramente, no pensé...—Por lo menos estás bien.—Y ahora vamos a ir a ver el jodido templo. —murmuró él.—No, no importa... Ni siquiera vas vestido para...—Insisto, querida esposa. Lo miré sorprendida.Nos siguieron su jefe de seguridad y otro guardaespaldas a una discreta distancia mientras nosotros nos dedicamos a explorar el lugar. Era un día precioso y a mí me encantó todo lo que vi.En un momento dado, vi que Apo
Capítulo noventa y dos: ¿Quién es Natalia Gyros?"Narra Sofía Galanis"Por lo que decía el artículo, se trataba de una tal Natalia Gyros.Me estremecí. Deseé limpiar el mensaje del espejo y tirar la revista a la basura sin leerla.Me aparté de la foto como si quemara, pero al final no me pude resistir y leí lo que ponía en ella. Se trataba de un reportaje sobre la famosa heredera griega y acompañante del magnate griego Apolo Galanis. Tenía treinta y dos años y decía que nunca se casaría porque amaba su libertad y no podía soportar a los niños. Detrás, había una foto de los dos frente a la fachada de un distinguido edificio, con ella pegándose a Apolo como una serpiente cascabel.Oí un ruido a mis espaldas. Sorprendida, me volví y vi a una joven del personal del hotel en la puerta, mirando lo que había escrito en el espejo. Empezó a hablar en griego como disculpándose. Al parecer, temía que le echaran la culpa a ella del mensaje. Se acercó y limpió el espejo con una toalla.Traté de tra
Capítulo noventa y tres: Estás celosa"Narra Sofía Galanis"—¿Natalia? —mi marido pareció realmente confundido—. ¿Qué tiene ella que ver en todo esto? —Solo responde mi pregunta, Apolo —exigí—. Por favor.—Natalia es la hija de Leonidas Gyros, amigo de la familia y probablemente socios de la empresa.—Viniste a Atenas a verla —concluí—. Has estado con ella.—He estado con ambos y con un grupo de abogados, llegando a un acuerdo para la creación de una nueva sociedad —siguió explicando de mala gana. Era evidente que no le gustaba dar explicaciones, ni siquiera a mí—. Los Gyros son dueños de la cadena de hoteles más amplia de Grecia y yo les quiero comprar unos cuantos, a cambio ellos me piden que les diseñe otros nuevos. Estoy en negociaciones con ellos desde que llegamos a Atenas, sí, si a eso es a lo que te refieres. ¿Algo más que quieras saber, querida esposa?Ahora sonaba mosqueado.—Sí —no me dejé intimidar por sus imponente posición—. ¿Hay algo más entre ustedes? ¿Por qué la pren