Capítulo ciento trece (final): ¿Quieres casarte conmigo? "Narra Sofía Galanis" Después de casarme con un hombre como Apolo Galanis, yo siempre había estado encantada de ponerme un par de zapatos nuevos. Y, gracias al evento de aquel día, había tenido la mejor de las excusas para ir de compras. La mansión de los Galanis estaba llena de gente aquel día. Había pétalos de rosa flotando en la piscina, el sol de la tarde creando prismas de color sobre el agua mientras la familia y los amigos disfrutaban de un cóctel. Sonriendo, miré hacia abajo. Llevaba unas sandalias de color crema, de Chanel, que habían despertado más de una mirada ardiente por parte de mi marido. El vestido de seda color marfil envolvía mis nuevas curvas, acariciando mis rodillas con cada paso. Aquellos meses con Apolo no habían sido siempre fáciles, pero el tiempo que pasamos conociéndonos de nuevo había sido la mejor inversión que ninguno de los dos había hecho nunca. Sin duda, Apolo siempre sería un hombre adusto
Epílogo: Mi mejor regalo“Narra Sofia Galanis”—Ezzia y Adonis se están volviendo muy consentidos —murmuró mi marido.Mientras caminábamos dados de la mano, con el sol de la tarde iluminando todo a mi alrededor, inyectando una luz especial al campo de golf, me sentí agradecida por llevar gafas de sol.—No creo que se pueda malcriar a los niños de seis meses —dije yo con una sonrisa—. A tus padres les encanta tenerlos por aquí.—Ojalá no hubiera jugado tan mal —suspiró mi marido—. Mi padre se rió de mí cuando lo dije, pero lo voy a machacar en el golf. Mejoraré mi juego aunque sea lo último que haga.Yo ni siquiera me molesté en corregirlo, y sonreí al imaginar a mi suegro y a mi marido en el campo de golf. —¿Sabes? Teniendo en cuenta tu historial familiar no pensé que tus padres pudieran ser felices de nuevo. Quiero decir realmente felices. Sin embargo, al verlos juntos y con los niños.—Son felices —dijo Apolo suavemente —. Tu llegada a mi familia ha sido un regalo en todos los aspe
¡Cásate Conmigo! De Secretaria a Esposa del Italiano Sinopsis: Él necesitaba una esposa y ella quería tener un hijo… Así fue como Sabrina pasó de ser la secretaria de Fabio Caruso a la esposa del italiano. —Dos semanas, Sabrina —resopló Fabio, mi jefe, desesperado—. La boda debería ser en solo quince días y ahora todo el mundo sabe que mi futura esposa me ha sido infiel con mi hermano menor. ¡Soy el cornudo de Londres! Y si no me caso, no solo pierdo la herencia de mi abuelo, sino que tampoco podré aspirar al puesto en el Parlamento del Gobierno. Aquí acaba mi carrera política. —¿Qué vas a hacer? —le pregunté. —Me gustas, quiero que lo sepas. No sé cómo no lo he visto antes. —¿Ver qué? —cuestioné con la ansiedad en su punto máximo. —Sabrina… ¡Cásate conmigo!
Capítulo uno: ¡Cásate conmigo!“Narra Sabrina Spencer” Por tres largos años, me había convertido en la secretaria perfecta. Sin embargo, mi mundo dio un giro radical cuando la prometida de mi jefe le había engañado… precisamente con el mujeriego descarado de su hermano.—Dos semanas, Sabrina —resopló Fabio, mi jefe, desesperado—. La boda debería tener lugar en solo quince días y ahora todo el mundo sabe que mi futura esposa me ha sido infiel con mi hermano menor. ¡Soy el cornudo de Londres! Y si no me caso, no solo pierdo la herencia de mi abuelo, sino que tampoco podré aspirar a mi puesto en el Parlamento del Gobierno.Su hermano y su novia... Aquello era inconcebible.Tenía un vaso de whisky en la mano, el pelo oscuro despeinado, como si se hubiera pasado las manos por él una y otra vez y su habitual serenidad la había perdido por completo.Me había acostumbrado al hombre taciturno que entraba en la oficina cada mañana ladrando órdenes y trabajaba sin parar durante todo el día.Aqu
Capítulo dos: Esposa abandonada“Narra Sabrina Spencer” Apenas escuché una palabra de la ceremonia de mi matrimonio. Nada de todo aquello me parecía real. Era como un sueño hasta que el italiano deslizó en mi dedo la pesada alianza de oro, como si fuera un ancla. —Puede besar a la novia —declaró de repente el sacerdote con severa indiferencia. Pero a mí no me importó lo que pudiera pensar ese clérigo al que seguramente no vuelva a ver más. Porque el italiano me estaba atrayendo hacia sí, inclinando la cabeza… Y me vi asaltada por el pánico. ¿Realmente quería él hacer eso aquí, delante de todo el mundo, viendo cómo me excitaba y lo avergüenzaba…? Me estremecí solo de pensarlo. Y noté que la cruel boca de Fabio se curvaba ligeramente, como si se estuviera riendo de mí. —Sé fuerte, Sabrina —me ordenó—. Solo tendrás que esperar un poco más antes de que abandonemos esta casa y estés enteramente en mis manos. —Ese no es precisamente un pensamiento muy relajante —murmuré a modo de respu
Capítulo tres: Quiero el divorcio “Narra Sabrina Spencer”Un año después:Busqué a mi marido por toda la mansión, pero no lo encontré. Con cada habitación que habría y no lo veía, la ansiedad me aturdía casi tanto como el silencio. Me había dejado sola... en vísperas del Día de San Valentín.¿Qué otra evidencia necesitaba hallar para convencerme de que este matrimonio estaba muerto?Ausencia, indiferencia, distancia... y ahora también resultaba que me dejaba completamente sola en un día festivo, en un día que, se suponía, era para pasar en pareja.Me encerré en el despacho y sin dudar, fui por una botella de whisky, buscando desahogar mis emociones. Sentía dolor y humillación, pero nada se comparaba con extrema decepción hacia Fabio.Engullí el primer trago y la garganta me ardió, pero eso no evitó que bebiera un segundo, un tercero... Dejé de contar cuando comencé a sentirme cada vez más aturdida.El corazón me confirmaba una y otra vez mi decisión de divorciarme. Hacia tres años ha
Capítulo cuatro: ¡Tenemos un acuerdo!"Narra Sabrina Spencer"Me sentía como si estuviera hablando debajo del agua. Me imaginaba que era el alcohol lo que hacía que me sintiera tan aturdida. Desde el momento en que entré en el despacho con los papeles en la mano, todo me parecía un poco irreal.Después de una hora todavía con la esperanza de que mi marido apareciese, dejé de esperarlo.Y, cuando por fin él apareció, casi a medianoche, llevaba una mancha de labial rojo pasión en el cuello de la camisa.En ese momento agradecí haber bebido tanto, puesto que sin la ayuda del alcohol, el impacto de ese golpe podría haber sido fatal, pese a que estaba en el despacho de mi marido pidiendo el divorcio.Sabía que mi matrimonio estaba roto de forma irrevocable. Fabio ya había obtenido lo que quería de este matrimonio mientras que yo… no había podido cumplir mi deseo.La farsa había terminado y ya no tenía sentido seguir.Sin embargo, no me había esperado aquello, la prueba de que mi helado, re
Capítulo cinco: ¿Has estado con otra mujer?"Narra Sabrina Spencer"—Es evidente que ver tu cuerpo desnudo no me excita nada —soltó mi marido con desprecio y descaro al mismo tiempo que tiraba hacia abajo del vestido, dejando mis pech0s demasiado corpulentos a la intemperie, cubiertos solo por un sujetador de encaje casi transparente—. Es insoportable para mí.Se inclinó hacia delante para besarme el cuello con la boca abierta, el contacto fue tan sorprendente, tan diferente a todo lo que había habido entre nosotros hasta entonces, que yo no pude controlar un grito de sorpresa y también de placer.—¿Con quién más has hecho esto esta noche, Fabio? —le pregunté entonces, tratando de empujarlo—. ¿Con la mujer del labial rojo? ¿Acaso voy a beneficiarme de lo que ella te ha enseñado? Fabio no dijo nada. Simplemente se limitó a mirarme con esos ojos negros, tan oscuros y tan brillantes a la vez. Abrumada de dolor y rabia, tiré del nudo de su corbata hasta que conseguí quitársela. Luego a