Alexander extendió la mano y toco los pétalos. —Enamorarme de ti es mi mayor felicidad. No me esperaba que sucediera, pero, sin saberlo, me curaste. Junto a ti, soy el verdadero Alexander. Al ver la sinceridad y el amor en sus ojos, Ashley se atragantó, y su corazón latiendo emocionado. —Yo tampo
Capítulo 31—Hmm — gimió Ashley, sintiendo la mano de alguien deambulando por sus piernas.A su lado había alguien causando problemas desde temprano.—Alex, estoy cansada … — murmuro somnolienta — Y es por tu culpa. Duerme un poco más.—¿De verdad estás cansada?Una voz masculina y magnética sonó ju
—Mi mujer.Ella volteó su cabeza hacia el mientras tomaba sus labios, el cuerpo de Ashley zumbaba y su sangre bombeaba con fuerza a través de su sistema. …………………………………Esa tarde, Alexander la llevo a Graffiti Park, había preparado una cena con vistas a la impresionante ciudad de los Ángeles y bajo
Capítulo 32 En el barrio del Bronx, un auto de lujo se detuvo en el complejo de apartamentos. El chofer abrió la puerta respetuosamente y bajaron dos mujeres con aspecto adinerado. —Qué lugar tan horrible, madre — se quejó Zaria, quien se tapaba la nariz por el mal olor de la basura. —¿Quieres ca
El hombre miró el número de la habitación, 425. Lo miro un largo rato antes de entrar. Margaret tenía los ojos cerrados como si estuviera durmiendo, pero tan pronto se abrió la puerta, sus ojos verdes se abrieron. Giro su cabeza para ver a un hombre que no conocía, entrar y cerrar la puerta detrás
Capítulo 33 Ashley tomaba el sol en una playa de California, cuando recibió la llamada del hospital. —¿Hola? —¿Señorita Thompson? Debe venir de inmediato, su madre sufrió un infarto. Ashley saltó de la silla. Su corazón latió desenfrenado en un segundo. —¡¿Qué?! ¡¿Como que un infarto?! Mi madre
Capítulo 34 —¿Estás pensando lo mismo que yo? — Alexander pregunto mientras acariciaba su cabello, ahora estaban en la sala de espera fuera de la UCI. No se les permitía la entrada, solo podían ver a Margaret a través del cristal. —Sí. Nada de esto es normal. Y hay muchas interrogantes, no le dije
Ahora estaban en un almacén abandonado. Le di dinero a algunos adictos de la zona para localizar a Jesús. El hombre estaba atado a una silla con sus brazos detrás, su mirada asustada, le decía que hablaría más rápido de lo que pensaba y si se negaba, entonces mis hombres se encargarían de sacarle la