―Adiós ―dijo cantarina ―Y no vuelvas a llamar, no necesito perder mi tiempo contigo. Amara colgó la llamada, luego se quedó mirando un lugar determinado de la habitación. «¿Es realmente capaz de perdonarlo? Si Elliot fue el responsable de todo, ¿lo perdonaría?» ―Necesito respuestas Elliot y hoy v
CAPÍTULO 67 Elliot estaba de pie frente a ella, apretando sus manos con fuerza, podía sentir claramente que sus palmas estaban sudorosas. ―Amara… perdóname. Ella, probablemente recupero el sentido en ese momento. Extendió su mano para apoyarse en el respaldo del sofá y respiro profundo. Su cara
CAPÍTULO 68 ―¿Le diste la noticia a los medios, verdad? ―pregunto con voz contenida. Ana Paula se quedó callada unos segundos, sin evasivas ni sofismas, fue directo al grano. ―Sí, ¿Por qué? ¿Es mentira lo que dije? Ella preguntó en un tono tan inocente, que Elliot tenía ganas de romperla en peda
En el pasado, Elliot no entendía lo que era el amor, pero fue Amara quien le enseño el verdadero significado de este y sin que pudiera hacer nada, estaba inmerso en la luz de Amara y no podía liberarse. Ana Paula ya había colgado, pero lo que dijo seguía sonando en sus oídos. Un golpe en la puerta
CAPÍTULO 69 UN MES DESPUÉS… ―¿Todavía no tienes pensado perdonar a Elliot? ―Stella le pregunto y dejo su taza de capuchino en la mesa. Amara suspiro y también dejo su taza. Ya ha trascurrido un mes desde que ella le pidió que se mudara de la habitación, y a pesar de que tenían un trato normal y
Amara no pudo seguir conteniéndose y soltó una carcajada. ―No es gracioso, Amara ― Stella hizo un puchero. ―Lo siento, lo siento. Es que es muy divertido. ― dejo de reír y pregunto medio seria ―¿Se apoyan mucho, verdad? ―Sí, son como una especie de secta. ―Stella sonrió ―Pero me gusta, siempre q
CAPÍTULO 70 ―Finalmente, llegas ―sonrió Ana Paula y saludo generosamente a Amara. Ella la odiaba profundamente y aunque la saludo, este estaba cargado de odio y desdén. ―¿Fue muy interesante descubrir que tu marido es el causante de tus desgracias? Se puso de pie y dio unos pasos hacia Amara. ―
Los hombres separaron a las mujeres y las sostuvieron con fuerza, aunque Ana Paula había llevado la peor parte. Su cabello, al igual que el de Amara, estaba alborotado y enredado, pero sus mejillas estaban rojas y a punto de volverse azules. ―¡Vas a pagar por esto, perra! ―grito Ana Paula con la re