Él la aparto y se dio la vuelta evadiendo su pregunta. ―Él es tu padre y no importa los errores cometidos, te necesita. ―Amara ―cerro los ojos y pellizco el puente de su nariz ―Ahora no quiero hablar de eso, ¿de acuerdo? Ella guardó silencio y siguió mirando su espalda. ―Está bien, perdóname, sé
CAPÍTULO 48 Al día siguiente, a las seis de la mañana, Elliot y Amara regresaron a Seattle. El chofer de la familia vino a recogerlos, pero en el auto también había dos personas más. Elliot se acercó a su hermano y sonrió. ―Vaya, fui yo quien te recogió la última vez, esta vez eres tú quien lo ha
CAPÍTULO 49 Teo cumplió la orden de su jefe, después de cuatro horas de viaje, finalmente aterrizo en el Aeropuerto Internacional de O’Hare. Se ajustó el abrigo y tomo un taxi, luego le indico la dirección al conductor, media hora después, Teo estaba frente a la casa de Ana Paula, que en ese momen
―Sí, señor. ―Teo asintió colgando la llamada. …………………………………………………….. En el estudio, Elliot miraba hacia el jardín perdido en sus pensamientos. Cuando hoy hablo con su padre, solo le pregunto sobre su relación con Amara. Pero él, se negó a ponerlo al tanto de su vida. No obstante, no pasó, desaperc
―Te prometo que lo voy a querer como si fuera mío, nunca se sentirá solo. Sé que ese… ―¡Suficiente! ―Elliot que había intentado mantener la calma de repente la perdió. Sus ojos eran tan agudos que parecían apuñalarla. Ana Paula lo miro horrorizada, pero en su corazón estaba llena de agravio e ira.
CAPÍTULO 50 Elliot tomo el próximo vuelo, tan pronto salió de la casa de Ana Paula, durante toda la conversación, el rostro de su mujer no había salido de su mente. Ahora se sentía mejor, como si se hubiera liberado de una gran carga. Aunque le costara reconocerlo, tenía que aceptar que Ana Paula s
―¿Cuál? ―ella preguntó entre sollozos. ―Que mi mejor activo, eres tú. Si no te tengo, lo pierdo todo, amor, ¿entiendes? ―¡Oh, Elliot! ―Amara acuno su rostro y lo beso. Él obviamente correspondió a su beso y como siempre cada vez que su mujer se acercara, su cuerpo y su amigo estarían listos para
―¿Te ama? ¿Estás seguro? ―gruño sabiendo que estaba a punto de perder los estribos ―Cameron, si te amara, no nos hubieras visto follando en Italia. Cameron colocó el vaso con demasiada fuerza sobre la mesa, cerro los ojos y las imágenes de Amara en brazos de Elliot se repitieron en su mente. Con un