Ja, ja, ja, pobre Elliot. Estoy segura de que se va a desquitar cuando tenga la oportunidad. Pobrecito mi bebe, me lo ponen a sufrir. Por cierto, me preguntaron cuántos capítulos tendrá esta historia, hasta el momento 80. Ya veremos. ¡Besos!
CAPÍTULO 29 A la mañana siguiente, alrededor de las siete, la alarma del teléfono móvil despertó a Amara, ella abrió los ojos aturdidos y además con un fuerte dolor de cabeza. Sus sienes palpitaban incontrolables y ella se llevó las manos a la cabeza. ―¡Ah, mi cabeza va a explotar! Frunció el ce
«¿De verdad tuve sexo con él? ¡Oh, Dios! ¡¿Qué hice?!» ―Amara, de hecho, eres una chica muy lujuriosa. Anoche me sedujiste con mucha experiencia. Grabe una parte, ¿quieres ver? Estas palabras cayeron como un saco de piedras en su estómago, su cara se volvió roja y todo su cuerpo se volvió rígido.
CAPÍTULO 30 Los dos miraron hacia la puerta al mismo tiempo, y Amara aprovecho la distracción para escapar de Elliot. El giro la cabeza y entrecerró los ojos, estaba a punto de hablar, pero volvieron a llamar a la puerta. No tuvo más remedio que salir de la cama, colocándose una toalla alrededor de
―¡No! ¿Cómo iba a saberlo? ―Elliot, siéntate ―Silas le dio una mirada de advertencia y luego pregunto ―¿Qué te extraña? Bianca y Cameron son jóvenes, siempre que… ―¿Debes estar muy orgulloso de tu bastardo, verdad? Las palabras de Elliot lastimaron profundamente a Silas, ¿Cuándo iba a entender qu
CAPÍTULO 31 Todo el rostro de Amara se volvió pálido y no podía decir nada en absoluto. Bajo la cabeza y su largo cabello se deslizó cubriendo su rostro, haciendo que su expresión fuera poco clara. Apretó sus manos con fuerza, dejando que el ultraje en su interior se convirtiera en rabia, la voz
Ella no le dio tiempo para responderse, porque de inmediato borro sus esperanzas. ―Así que decidí apoyarte. Aun si me duele, voy a apoyarte con todo mi corazón. ―¿Qué quieres decir? ―Entiendo la presión a la que tu padre te ha sometido, así que no importa lo que hagas, no te culparé. ¡Sé que la ú
CAPÍTULO 32 Después de que Amara salió de la habitación de Silas, se sentó en el vestíbulo del hospital durante mucho tiempo antes de calmarse y estar lista para irse. Quería llamar a Sergio y preguntarle por qué razón la había dejado con Elliot. Pero como dice el refrán: La suerte no es para quie
Después de decir esto, paso a su lado y siguió su camino. Por su parte, Isabella la miro irse mientras reflexionaba sus palabras. De hecho, su accidente no tuvo nada que ver con sus prácticas, se había lastimado mientras discutía con Sergio por habérsela llevado a la fuerza. Cuando la metió en el a